La esperanza se llama España
Servidor de ustedes, como está aquejado de un toque masoquista, dudó entre seguir la jornada electoral en el Centro Cultural del Borne con la alegre muchachada de Junts pel Sí, o en una cueva del sado con Lady Domina, la 'ama' preferida de Raül Romeva. Al final, se impuso la sensatez y decidí esperar el aluvión de resultados con mi gente, los luchadores de Societat Civil Catalana.
Queda claro que la República Bolivariana de Cataluña a la que aspiraba Artur Mas está lejos, muy lejos. A pesar del bombardeo mediático en todos los grandes medios del mainstream catalán --bien regados con los fondos públicos que se han negado a los médicos o a los farmacéuticos-- la ex CDC tendrá que recurrir a los buenos chicos de la CUP, esos que alternan su preocupación social con el apoyo a los que gustan quemar contenedores, para sumar una mayoría independentista.
Queda claro que la República Bolivariana de Cataluña a la que aspiraba Artur Mas está lejos, muy lejos
La esperanza para conseguir una Cataluña mejor no es el modelo de la "revolución de las sonrisas", ese que consiste en amedrentar a familias, como en Mataró o en Balaguer, cuyo gran delito es pedir que se cumpla la ley. La esperanza se llama España, la de construir con el resto de españoles una sociedad mejor en la que se respete la ley a todos los niveles.
Los partidos constitucionalistas han superado un envite muy difícil con nota. Frente a una Generalitat que ha usado toda la potencia económica de una de las administraciones regionales con más poderes de todo el mundo, y huérfanos del apoyo de un Gobierno central más centrado en la retórica que en la acción efectiva, han conseguido un resultado electoral que llama a la esperanza.
Como dijeron Josep Ramon Bosch y Joaquim Coll durante la noche electoral, "aún queda mucho trabajo por hacer". Pero en la dura labor que resta por delante no estarán solos, porque cada vez hay más catalanes que se han apuntado a la revolución de la sensatez. No será fácil, ni se conseguirá en unos meses, pero al final ganaremos.
Ciudadanos ha conseguido un magnífico resultado. Inés Arrimadas se ha estrenado con buena nota y ha demostrado su valía como candidata. Pero sigo teniendo la duda que habría pasado si Albert Rivera y Juan Carlos Girauta hubieran conformado el ticket electoral. Estoy convencido que los de Junts pel Xollo aún tendrían menos motivos para la celebración.
El 'efecto baile' del PSC, junto a una buena campaña electoral les ha llevado a salvar la cara con dignidad. Iceta solo tenía un objetivo, evitar el hundimiento del antaño partido hegemónico. Y lo ha conseguido. Aunque es una pena que lo que la gente recordará de su mensaje es lo marchoso que es su candidato. Triste consuelo para una formación que siempre tuvo a gala su fondo ideológico.
Queda mucho camino por delante, pero hay esperanza en construir una Cataluña mejor dentro de una España mejor. Siempre que nos pongamos de acuerdo para remar todos juntos
Xavier García Albiol ha conseguido evitar la catástrofe en el PP, pero que Ciudadanos le haya más que duplicado le augura un futuro político en precario. Aunque la culpa no es suya, porque la contracampaña que le han creado sus 'compañeros' de la calle Génova le ha restado mucho más de lo que le ha sumado.
Resumiendo, Ciudadanos ha triunfado, y PSC y PP han evitado el desastre. Queda mucho camino por delante, pero hay esperanza en construir una Cataluña mejor dentro de una España mejor. Siempre que nos pongamos de acuerdo para remar todos juntos. Esperemos que el milagro sea posible. Cataluña necesita más España, el formar parte de esta comunidad de afectos con más intensidad, para evitar caer en la locura de unos iluminados que tienen el egoísmo por bandera, y lo revisten de "democracia" y "libertad".
Por cierto, Artur Mas sigue triunfando. Con el apoyo de Esquerra, la ANC, Òmnium y Pep Guardiola tiene los mismos escaños que en el 2010. Un campeón.