En puertas de cambios
En 47 días la política española y catalana cambiará. Después del 24 de mayo todo será diferente. Para todos. Unos para bien, otros para mal. Conscientes de la situación, los partidos mueven ficha y los nervios empiezan a aflorar. En el PP la guerra abierta entre Cospedal y los otros –o sea el resto del partido– es una evidencia. Rajoy se esfuerza en poner paz y quizá lo consiga porque se juegan mucho el 24M. Sin embargo, las encuestas no pintan bien. En Sevilla, el PSOE puede arrebatarles la alcaldía y puede caer alguna más en Andalucía. En Valencia, los populares tienen moral de derrota y en Madrid se ven en manos de Ciudadanos si quieren gobernar. Por si fuera poco, en Barcelona algunas encuestas anuncian un desastre para los populares. Sólo García Albiol parece resistir a Ciudadanos y a Podemos. Con este panorama, todo augura ruido de sables en el seno del partido del gobierno. Rajoy no quiere cambios. A lo mejor luego estará obligado a hacerlos.
Con este panorama, todo augura ruido de sables en el seno del partido del gobierno
En UPyD el desastre se acentúa por momentos. No van a presentar listas en toda España por falta de dinero, dicen fuentes oficiales, pero la cruda realidad es que muchos de sus candidatos se han vestido de naranja, el color de Ciudadanos. La última bofetada a Rosa Díez ha sido el abandono del acta de diputado de Toni Cantó. Era una dimisión anunciada pero no por anunciada es menos dolorosa. Además, Rosa Díez se queda sin candidato en Valencia, toda una acta de defunción. De su liderazgo pero también de su proyecto político.
Los socialistas siguen vestidos de Susana Díaz esperando una reproducción de los resultados electorales andaluces en toda España. No parece que vaya a ser así a pesar de los augurios que enfatiza Pedro Sánchez. Los socialistas no tendrán buenos resultados ni en Madrid ni en Valencia. Estas dos comunidades –y sus capitales– son emblemáticas. Un triunfo de Sánchez le consolidaría como líder del PSOE en las generales. Una derrota –sobre todo la de Gabilondo– puede apearlo de la candidatura y, quién sabe, si también de la secretaría general del PSOE. En Cataluña, los socialistas aspiran a no perder su poder metropolitano y a tener un resultado más o menos malo en Barcelona, esperando ser indispensables para la gobernabilidad. Mantener Lleida y Tarragona sería una buena noticia para Iceta. Perderlas, una mala noticia para Iceta y para Sánchez. En Andalucía, Susana Díaz busca pareja de baile. Todos le ponen peros aunque la Reina del Sur sabe que nadie se suicidará provocando una nueva convocatoria electoral. En estos días, el desfile de líderes del PSOE por el Supremo será determinante para que los apoyos que necesita para la investidura se consoliden. Si Chavez y Griñán son desimputados las puertas se abrirán. En caso contrario, Díaz y Sánchez tendrán que matar al padre, y eso siempre es doloroso.
Los nacionalistas catalanes siguen con sus pugnas internas. ERC se despeña en Barcelona y CiU puede dejar de ser la lista más votada por el empuje de los de Ada Colau. Por si fuera poco, Junqueras puede no repetir como alcalde en Sant Vicens por la irrupción de Ciudadanos y Podemos. Mientras, UDC se desmarca de la hoja de ruta pactada por ERC y CDC. Los de Duran dicen no a aventuras y descartan la declaración unilateral de independencia, no quieren quedarse fuera de la UE y apuestan por una consulta pactada con el Estado. La ruptura está servida en CiU pero también en UDC que, en previsión, amplia bases con Construim. La siguiente fecha electoral, el 27 de septiembre, tiene su futuro pendiente muy ligado al resultado de las municipales.
La ruptura está servida en CiU pero también en UDC que, en previsión, amplia bases con Construim
Izquierda Unida sigue su camino por una calle cada vez menos transitada. En Cataluña, su marca ICV se diluye en las municipales en Guayem y así evitar un desaguisado que se apunta en unas hipotéticas autonómicas. En Madrid, IU corre el riesgo de desaparecer y en el resto de comunidades es arrasada por Podemos, incluidas Valencia y Aragón. Podemos, por su parte, sigue manteniendo buenas expectativas –a la espera de si cumple los pronósticos– de cara a la próxima cita con las urnas pero se acentúan sus divergencias internas. Sus elecciones para elegir candidatos son cada vez más sospechosas de “pucherazo” y la dirección actúa con mano de hierro para evitar una proliferación de candidaturas que no controla. Por si fuera poco, Iglesias tiene sus más y sus menos con parte de su dirección y con Teresa Rodríguez en Andalucía.
Ciudadanos vive en estos días un momento dulce. Todo apunta que serán decisivos en Madrid, Valencia, Andalucía y en la mayoría de comunidades. En Cataluña, los naranjitos tendrán un crecimiento espectacular pero en el partido de Rivera todo son cábalas con su líder. El calendario electoral le favorece. Rivera podrá presentarse a las catalanas y luego a las generales. Sin embargo, el líder de Ciudadanos tiene que despejar esta incógnita. Además, Ciudadanos tiene un problema organizativo. Tienen que adaptar su estructura a un crecimiento exponencial y deberán decidir cuál será su política con los militantes de UPyD que huyen despavoridos de la debacle.
Y esto sólo es un aperitivo. De aquí al 24 de mayo se auguran más sorpresas. A partir de esa fecha, nada será igual.