“Estoy vivo físicamente, no sé si lo estoy políticamente”
Durante cuatro horas y cuarenta minutos compareció Artur Mas en la Comisión de Investigación sobre la corrupción y el fraude fiscal para decir que “no sabe, no contesta y no conoce”. Tuvo que comparecer a rastras –y lo hizo antes que Pujol, por aquello del “por si acaso”- y encima se mostró orgulloso de dar la cara mientras se travistió de víctima. Junqueras brilló por su ausencia.
Reconoce la existencia de la cuenta de su padre en Liechtenstein pero afirma que no cobró la herencia porque lo hizo su madre
En el Parlamento autonómico, explicaciones pocas. Justificaciones todas. Negó las sospechas, pasó de puntillas por las acusaciones y se escondió tras las evidencias. Todo un diálogo de sordos. Reconoce la existencia de la cuenta de su padre en Liechtenstein pero afirma que no cobró la herencia porque lo hizo su madre.
A Lluís Prenafeta apenas dijo conocerle, aunque luego lo contratara un primo hermano de la todopoderosa mano derecha de Pujol. Se escudó en el trámite judicial del caso Palau de la Música para eludir explicaciones –el caso está a punto de cumplir siete años de instrucción después de un desfile de jueces- y afirmar, eso sí, que en caso de culpabilidad su partido devolverá todo el dinero. Ni palabra sobre la asunción de responsabilidades políticas que, a tenor de su declaración de hace un año y medio, sólo las tiene el que fuera tesorero de la organización, Daniel Osácar. Tampoco dijo que Osácar entró en la ejecutiva de CDC a petición de Mas y que había sido su secretario particular.
A Oriol Pujol ni lo citó en su primera intervención sobre el caso ITV. No se le ocurrió pensar que fue portavoz parlamentario y secretario general del partido. ¡Qué cosas! El escándalo de los Pujol es para el presidente de la Generalitat un caso familiar. Dijo no conocer la evidencia de que los negocios del Clan se hacían a la sombra del partido y de un gobierno en el que Artur Mas fue Conseller de Economía, Obras Públicas y Conseller en Cap; secretario general y presidente del partido. Su amnesia se sustenta en que “las contrataciones no las hacen los políticos”.
A Oriol Pujol ni lo citó en su primera intervención sobre el caso ITV
Defendió su papel en la deslocalización de Sony, Yamaha y Sharp aunque su brillante gestión acabó con más de 500 trabajadores en la calle. Y por este trabajo, Oriol Pujol pasó factura. Mas también se olvidó del caso Lear. Por entonces, Oriol Pujol, secretario general de Industria en la época, quería evitar la deslocalización. Fracasó. Su hermano Josep asesoraba a la empresa para irse a Polonia. Ganó. 1000 trabajadores perdieron su empleo.
Mas fue al Parlamento autonómico vestido con piel de cordero y dejó todas las preguntas en el aire. La oposición no estuvo fina. Los suyos dicen que ha salido reforzado pero lo cierto es que la corrupción de CDC es como una gangrena y se está extendiendo. Junqueras lo sabe. No fue a la Comisión. No le hace falta. La gangrena se extenderá y ERC la utilizará contra un Mas cada día más débil. En las municipales, primero. Luego, ya se verá. La frase de Mas “estoy vivo físicamente, no sé si lo estoy políticamente” parece toda una premonición.