Pensamiento
V de vergüenza: el secuestro de la fiesta de todos
Actualmente los catalanes celebramos la Diada, o fiesta señalada de nuestra Comunidad Autónoma, el Once de septiembre; incluso el último Estatuto de Autonomía así lo recoge en su articulado. El problema es que, aquellos que nos gobiernan y que nos quieren hacer renunciar a aquella orgánica hispanidad que supone nuestra propia catalanidad, utilizan desde las instituciones la fiesta de todos los catalanes como una herramienta ideológica y política de odio, choque y separación; y de eso hace más de treinta años, demasiado tiempo ya.
Los que nos gobiernan utilizan desde las instituciones la fiesta de todos los catalanes como una herramienta ideológica y política de odio, choque y separación
El resultado no es otro que, a fecha de 2014, el Once de septiembre es la fiesta de nuestra Comunidad pero, por desgracia, no es la de todos los catalanes. Pero, ¿por qué es esto así? Si acudimos a la Historia veremos que su origen lo encontramos en el decimonónico movimiento catalanista de la Renaixença, formado por autores tan importantes como Joan Maragall, Mossèn Jacint Verdaguer y Bonaventura Carles Aribau, que contribuyó a la creación de un sesgado imaginario colectivo sobre el pasado catalán, en el que el once de septiembre de 1714 se convirtió en un símbolo y un referente importante de las reivindicaciones nacionalistas secesionistas, y aún hoy, desgraciadamente, sigue sufriendo esta misma lacra.
Pero esta ideología no respondía a una certeza histórica sino sólo a la proyección del sustrato romántico del movimiento literario de la Renaixença, muy en línea con el coetáneo romanticismo que se manifestaba con fuerza en muchas otras regiones de Europa. No obstante, todo hay que decirlo, en la época sólo cuatro 'ilustrados' compartían estos delirios 'nacionales' de la Renaixença. El primer acto de conmemoración del Once de septiembre, según recoge en 2011 Joan Esculies en su artículo El origen de la Diada, fue "la misa oficiada en la barcelonesa parroquia de Santa María del Mar, junto a la Fosa de las Moreras, en honor a los mártires muertos, que se celebró el once de septiembre de 1886", lo que hace patente dos hechos: 1) que es una reinvención tardía e interesada de la Historia, perpetrada desde un movimiento más romántico que científico; y 2) que la Iglesia ya estaba incomprensiblemente contaminada con este virus nacionalista radical que tantos años hemos sufrido en Cataluña y para el cual no acaba nunca de encontrar una medicina efectiva.
Pero volvamos a 1714 y a la Historia con base científica y no romántica. El bando de la llamada a la defensa de la ciudad de Barcelona, partidaria en ese momento del Archiduque Carlos de Austria, a quien los barceloneses consideran rey legítimo de España (y no a Felipe V), fue "dado en la casa de la Excma. Ciudad, residiendo en el Portal de S. Antoni, presentes los dichos señores Excmos. y personas asociadas, a 11 de Septiembre, a las 3 de la tarde, de 1714", y recoge claramente que "dado que la deplorable infelicidad de esta ciudad, en que hoy reside la libertad de todo el Principado y de toda España [...] hecha seria reflexión del estado en que los enemigos del Rey NS, de nuestra libertad y patria, estando apostados ocupando toda las brechas, cortaduras, baluartes del Portal Nuevo, Sta. Clara, Levante y Sta. Eulalia..." llaman a las armas a todos los habitantes "a fin de derramar gloriosamente su sangre y vida, por su Rey, por su honor, por la patria y por la libertad de toda España".
¿Por qué celebrar la Diada en la fecha de una derrota en la lucha entre dos casas reales por la Corona de España y apuntalar falsamente los delirios separatistas de unos cuantos en una Historia inventada a tal fin?
Realmente, 1714 no fue más que una derrota de la ciudad de Barcelona, partidaria austracista, en plena Guerra de Sucesión, ciudad que defendía como legítimo Rey español al Archiduque Carlos de Austria y rechazaba a Felipe de Anjou, ya que ambos simultáneamente se encontraban en posesión de la misma corona de España y luchaban por conquistarla. Esta realidad y este sentimiento de pertenencia a España del Principado y de Barcelona quedan perfectamente patentes e irrefutables en el bando anterior.
La cuestión entonces es, ¿por qué celebrar como fiesta señalada de nuestra Comunidad la fecha de una derrota en la lucha entre dos casas reales por la Corona de España y apuntalar falsamente los delirios separatistas de unos cuantos en una Historia inventada a tal fin? Por mero y pueril victimismo. Triste e incomprensible pero cierto. En la época de la Reinaxença, origen de tamaña falacia, el acceso a la cultura era para unos pocos, muy pocos, en cambio hoy, afortunadamente, todos podemos acceder a libros de Historia y enciclopedias. Por eso, somos muchos los catalanes que creemos que la figura de San Jorge y el día de su celebración son bastante más adecuados como motivo y fecha para la celebración de la Diada de Cataluña por cuatro razones bien sencillas:
1) Por representatividad: hoy en día la fiesta de San Jorge tiene este espíritu festivo, entendedor y de conciliación, representa el talante de los catalanes, y es una fiesta de todos, independientemente de su ideología, una fiesta culta como los libros que se regalan y delicada como las rosas que se entregan en prenda de amor.
2) Porque es el patrón de Cataluña: esto responde a la realidad histórica de nuestro antiguo reino, el de la Corona de Aragón, y la celebración del día de San Jorge todavía es hoy la fiesta de la Comunidad Autónoma de Aragón. San Jorge es el patrón de diversos territorios, entre los que se encuentran Cataluña y Aragón, y de varias naciones como Portugal, Inglaterra, Yibuti, etc. Asimismo es el santo protector de las ciudades de Alcoy, Cáceres, Génova, Venecia, Ferrara, Nápoles, Hannover, Amersfoort, Estambul, Beirut, etc.
3) Por antigüedad: En Cataluña las leyendas sobre San Jorge son antiguas y lo sitúan ficticiamente ya en batallas junto a los condes catalanes como Borrel II y Jaime I, y también en medio de las luchas junto con los almogávares. Según el Costumario Catalán de Joan Amades, San Jorge es el patrón de los caballeros de la Corona de Aragón, nuestro antiguo reino, después de que el rey Pedro I lo invocara el 1096 y ganara la batalla de Alcoraz, reconquistando Huesca de los sarracenos, y en agradecimiento el Rey lo nombró patrón de la caballería y de la nobleza de la Corona de Aragón.
4) Por tradición: Porque en Cataluña, la fiesta de San Jorge y su patronaje de Cataluña ya se menciona a principios del mismo siglo XV y además las Cortes de Barcelona establecen en 1454 la festividad de San Jorge en el Principado.
Incomprensiblemente, hoy en día, el Once de septiembre sigue siendo el día elegido como fiesta de la Comunidad por el Gobierno de la Generalidad, partiendo de una tradición romántica e ideológica incierta a la que le falta una base histórica verdadera. Este interesado error ya no puede condicionar más la fecha de celebración de la fiesta de todos los catalanes, que además no puede seguir siendo instrumentalizada para fines políticos secesionistas cuando debe ser una fiesta popular y apolítica, de unidad y concordia, que muestre el orgullo que tenemos de nuestra tierra, rica en identidades, lenguas y culturas, todas ellas desde hace siglos simbióticas y no excluyentes, como algunos nos quieren hacer creer desde el adoctrinamiento en la enseñanza, los medios de comunicación y la propaganda partidista de unas instituciones públicas que pagamos todos.
No queremos una Diada de unos pocos con una V de Vergüenza, la queremos de todos con la S de Sensatez y la C de Confraternidad. Por todo ello, muchos catalanes pensamos que la fecha del 23 de abril, día de San Jorge, debería ser nuevamente la elegida para celebrar colectivamente la fiesta de todos los catalanes y de nuestra tierra, convirtiéndose en una verdadera y entendedora Diada. No me cansaré de repetirlo: ¿qué mejor día para la Diada aquel donde se entrega una rosa en prenda de amor y un libro en señal de respeto y cultura? Cuándo, de nuevo, oh tierra amada, dejando atrás el odio y la división, todos los catalanes podremos volvernos a sentir en nuestra fiesta señalada como se sentía el poeta Joan Salvat-Papasseit cuando escribió:
"Porque has venido ahora vuelvo a amar:
diré tu nombre
y lo cantará la alondra"