Pensamiento
J’accuse...!
¿Moral, señor Junqueras? ¿Moral?
Se supone que la moral ofrece un surtido de reglas diseñadas para mejorar la convivencia. Su partido no quiere la convivencia. Quiere la imposición. Su partido degradó tanto al tripartito con el que gobernaba antes, como lo está haciendo al que ahora está gobernando con su apoyo no oficial y más bien desde la sombra. Usted ostenta el cargo de jefe de la oposición, cuando en realidad encarna la posición oficial, pervirtiendo así el juego democrático de control del gobierno.
¿Para usted es lo correcto imponer la supremacía de una cultura en una sociedad catalana que, como antaño la bosnia, se distingue por la mezcla de culturas?
¿Es moralmente aceptable que muchas instituciones -pienso sobre todo en los ayuntamientos de la AMI- hagan campaña a favor de una de las opciones políticas sobre las que usted nos quiere hacer votar? ¿Es moralmente aceptable seguir la estela del butifarréndum de 2009-2011, en el que se votaba sobre la independencia de los Países Catalanes sólo en Cataluña, y que uno de los máximos representantes de esa campaña de engaño masivo, Alfred Bosch, ahora represente a su partido en el Congreso? ¿Cree que no vemos que la ANC, que se pone en la tradición -nefasta, sí, ¡nefasta!- de este butifarréndum, es la culminación de su política, con la antigua consejera nacional de ERC Carme Forcadell como lideresa aparentemente ex nihilo, pero quien representa a la perfección su política de imposición de una visión del mundo etnocentrista cuando reparte carnés de pertenencia a la nación catalana?
¿Cree que es de buena moral proponernos las preguntas para una consulta, mientras que nos niega hacer explícitas las condiciones necesarias para entender su resultado? ¿Es que cree que somos idiotas? ¿Cree que sirve a la convivencia si a cada paso que damos nos vemos bajo la presión de lo identitario, obligándonos a definirnos en términos nacionales, muchas veces con el miedo de desencajar fundamentalmente con nuestros familiares, amigos y vecinos? ¿Para usted es lo correcto imponer la supremacía de una cultura en una sociedad catalana que, como antaño la bosnia, se distingue por la mezcla de culturas? ¿Cree usted acaso que es honrado luchar hoy las batallas, para más inri en muchos casos descritas con una retorcida épica, de los antepasados de hace 100 o 300 años? ¿Es moralmente aceptable que para todo ello use unos medios de comunicación que debían ser públicos, y otros privados a golpe de un talonario que firmamos entre todos, y que se escapan de toda ética deontológica?
Eso no es ninguna moral, señor Junqueras. Eso es la pura y dura imposición de su ideología política por todos los medios, imposición para la que por lo visto usted no conoce límites ni legales, ni democráticos, ni morales. Pero a usted, señor Junqueras, no le acuso. No le acuso a usted, señor Junqueras, ni a su partido de radicales enfermos del nacionalismo más patoso y rastrero. De usted, de ustedes, no me esperaba nunca otra cosa.
Acuso al presidente de la Generalidad de situarse fuera de todo principio civilizado, y de arrastrar a toda la sociedad catalana consigo al abismo
Acuso al presidente de la Generalidad de Cataluña de haberse convertido en perro faldero de tal abominación. Acuso al cargo representativo más alto de los catalanes, de todos los catalanes, de dar a todas estas manipulaciones, al abuso de poder, a la tergiversación, a la mentira y a la confrontación, el sello de lo "escrúpulosamente democrático".
Acuso a Artur Mas, Muy Honorable Presidente de la Generalidad de Cataluña, de abusar de su cargo, de la confianza que le confiere, y de la posición y responsabilidad legal inherentes a él, de seguirle a usted punto por punto en su alocada carrera hacia la división, la confrontación, el insano purismo y el progresivo abandono de todo lo bueno que significa ser catalán, y ser humano. Hacia la nada.
Acuso al presidente de la Generalidad de situarse fuera de todo principio civilizado, y de arrastrar a toda la sociedad catalana consigo al abismo.
¿Moral? ¡Pero si ustedes -señores Junqueras y Mas- no tienen ni el más mínimo remordimiento de romper con toda moral y con toda ética! Entre aquellos que elevan su ideología por encima de la condición humana, y los otros que, haciendo buen uso de la coyuntura política, se preocupan más por su poltrona privilegiada que por su prójimo, son ustedes los verdaderos herederos del 1714. Son ustedes los justos herederos de aquellos que habían empezado lo que también fue una guerra civil catalana, y que cuando la paz ya estaba firmada prefirieron sacrificar a sus ciudadanos durante un año más, durante un largo y sangriento asedio; una actitud que, siento mucho decirlo, era un presagio de lo que hoy conocemos como mentalidad de búnker.
Y peor que aquellos, a los que se puede adscribir aún por lo menos una pizca de heroísmo, ustedes, con una carga histórica mucho mayor y negándose a sus lecciones tanto como se niegan a aceptar la realidad actual, y negándose a la responsabilidad que emana de ambas, parece que estén jugando al parchís como niños haciendo trampas. En todo ello no hay nada de honor, ni de gloria, ni de razón.