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Guillem Bota opina sobre los actos del 50 aniversario de la muerte de Francisco Franco

Guillem Bota opina sobre los actos del 50 aniversario de la muerte de Francisco Franco

Pensamiento

A Franco se le echa el tiempo encima

"Lo más probable es que, a la vista de que a los ciudadanos les importa un rábano el franquismo, y de que los únicos que lo nombran a la menor ocasión son los políticos, Pedro Sánchez haya decidido agrupar todas las galas en un solo día"

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Quedan apenas seis semanas para terminar el año, y no se sabe nada del centenar de actos que prometió el Gobierno organizar en 2025 para recordar al franquismo. Me suenan un par de actividades, creo que tuvieron lugar antes del verano, pero eso es todo, y serían tan prescindibles que ni siquiera recuerdo si fue un cinefórum, la charla de algún presunto represaliado, la presentación de un juego de mesa sobre el Valle de los Caídos o una chirigota gaditana. Se nos está echando el tiempo encima y nos faltan, según mis cálculos, más de 90 actos para recordar al franquismo. “España en libertad”, se llamaba todo este conjunto de celebraciones si no me falla la memoria, a lo mejor se han suspendido porque hablar de libertad hoy en España es un chiste, o a lo mejor se me han pasado por alto, uno no puede estar en todo.

Lo más probable es que, a la vista de que a los ciudadanos les importa un rábano el franquismo, y de que los únicos que lo nombran a la menor ocasión son los propios políticos, Pedro Sánchez haya decidido agrupar todas las galas, ceremonias, conciertos, verbenas o lo que sean, en un solo día, que no puede ser otro que el 20 de noviembre, cuando se van a cumplir exactamente 50 años de la muerte del homenajeado (o criticado, yo qué sé, uno ya se pierde).

¿Para qué vamos a colocar un centenar de actos sobre el franquismo a lo largo de todo el año, si nadie va a enterarse de ellos? Es mucho mejor organizar una gran jornada franquista el 20-N, y acumular en un solo día -mañana, tarde y noche, sin descanso- todo lo que debía de celebrarse durante los restantes 364, a ver si así la gente queda harta del franquismo y se convence de su maldad. Torturándoles durante 24 horas con recuerdos de Franco por todos los medios de comunicación, públicos y privados, los niños y jóvenes, que ni saben quién fue aquél militar regordete ni falta que les hace, van a quedar tan hartos del Generalísimo que van a tener por siempre pesadillas con su imagen. Van a terminar odiándolo, no por lo que hizo -que les importa otro rábano-, sino por la tabarra que habrán tenido que soportar durante todo el maldito 20-N. La estrategia no está mal pensada, algo así hacían en La Naranja Mecánica para que los delincuentes acabaran odiando el delito, y bien que les funcionaba.

Uno había hecho sus cálculos y esperaba un acto franquista cada tres días, más o menos, pero poco después de que Pedro Sánchez anunciara tales fastos, ya se vio que, como de costumbre, el presidente no mintió, sino que cambió de opinión, que es peor.

Nada de nada, en contra de lo esperado, el año ha sido un páramo franquista, a lo mejor es que en esos momentos en que la legislatura se sostiene por los pelos, no es cosa de recordar a los aliados catalanes que aquí se recibía a Franco con vivas, el brazo en alto y euforia desmedida, no faltaba más que gritarle “queremos un hijo tuyo”, al pobre hombre. Es que ni siquiera han emitido Raza por la tele y en prime time, que hubiera sido el elemento definitivo para abominar de Franco, aunque fuera como guionista. Más adelante se le podía mostrar cazando perdices o pescando atunes, con lo que se ponían en su contra los animalistas, y al día siguiente se emitirían imágenes del vigía de Occidente inaugurando un pantano, para soliviantar a quienes defienden que los ríos sigan su cauce natural. Y así, hasta que no quedara nadie en España sin odiar a Franco, que no es que odiarle sirva para nada, pero nos tiene entretenidos, que es de lo que se trata.