El trile es un juego de apuestas en el que se utiliza un objeto (como una carta o una bolita) que se esconde bajo uno de tres objetos similares, y se intenta que la víctima adivine dónde está. No solo es el que maneja las cartas o los cubiletes. Ahí trabajan varios: los aguadores (porque “dan el agua”, es decir, avisan de que llega la policía); los “ganchos” que se hacen pasar por supuestos apostadores y alguno gana; el público que anima a los ganchos; los carteristas que alivian las carteras al público incauto.
A medida que lean se irán dando cuenta de la coincidencia entre los trileros y lo que iré desarrollando. En sentido figurado, "trile" también puede referirse a una persona que intenta engañar o timar a otros. Ningún trilero entra nunca en prisión porque no pasa de timo. Aunque, a más engañados, el daño puede ser mayúsculo. Sentado lo anterior entro en el asunto.
En España es necesario un período mínimo de cotización a la Seguridad Social. Para el 2025, se necesitan 38 años y 3 meses de cotización para jubilarse a los 65 años. Es decir, se requiere estar cotizando desde los 27 años y 9 meses. La edad de jubilación se irá incrementando gradualmente hasta los 67 años para aquellos que no cumplan los requisitos de cotización.
Estas fechas de jubilación corresponden al Decreto-Ley 9/2024, también denominado “Decreto Ómnibus” (otro más con la misma denominación). Según informó nuestro nunca bien alabado gobierno, esto ha supuesto una mejora de las condiciones laborales.
Por otro lado, resulta que el facherío que todo lo enloda, ha provocado que no se apruebe la reforma de la jornada laboral y el asalariado español tenga que continuar trabajando las 40 horas semanales vigentes desde 1983. Perdón, debo corregirme. Resulta que no, que no ha sido culpa de los fascistas. Ha sido Junts quien ha dicho nones a esa reforma.
Ello ha obligado a la titular del Ministerio de Trabajo (esa ministra del mismo gobierno que hace “cosas chulísimas y no son capaces de comunicarlas”) a retirar la ley que regularía la reducción de la jornada laboral de 40 horas a 37 horas y media semanales. Y antes de perder la vergüenza una vez más, se ha retirado el proyecto para su aprobación parlamentaria. Como han sido “Puchi et Cíe.” quien ha puesto la proa a Yoli, el frente mediático gubernamental no ha dicho ni media.
En resumen, se trataba de un intento de equilibrio entre más años y menos horas. Sin embargo, ha resultado que no, que ahora nos toca trabajar más años durante las mismas horas. Pero como decía Bugs Bunny: no se vayan amiguitos, que aún hay más. En 2025, en España la edad media de acceso al mercado laboral ha ascendido hasta los 24-25 años.
Peligrosamente cerca de los 27 años y 9 meses para empezar a cotizar y poder recibir la jubilación tras 38 años y 3 meses de trabajo cotizado continuado. La tendencia es que cada 10 años, la edad media de acceso a la perseguida cotización aumente en 2 años.
Nuestro país ha planificado una serie de incentivos para la contratación de jóvenes, tanto para empresas como para los propios jóvenes, con el objetivo de fomentar el empleo juvenil y reducir el desempleo en este grupo de edad. Estos incentivos pueden ser bonificaciones en las cuotas de la seguridad social, subvenciones directas o ayudas económicas para la formación. Precioso, sublime, excelso. Pero estamos vistiendo a unos a costa de desnudar a otros.
Lo cual nos lleva al “edadismo”, que es el conjunto de estereotipos, prejuicios y discriminación basada en la edad, tanto hacia personas mayores como jóvenes, aunque las personas mayores son más propensas a sufrirlo. A partir de los 50 años, las empresas te conceden lo que se viene denominando “desvinculación”.
La empresa no te paga todo el salario que te correspondería por un despido, sino que te abona mensualmente el salario mínimo sin los extras que hayas adquirido a lo largo de los años y retiene todo el resto de tu salario mes tras meses. Los intereses se los queda la empresa. Esa desvinculación no es incompatible con otro empleo que pueda conseguir el desvinculado. Si es que alguien encuentra empleo a partir de los 50.
La réplica suele ser la cursilada esa de “debes reinventarte” dicha después de 30 años esforzándote en hacer bien lo mismo que se te ha ordenado siempre.
Sumen salarios de empleados y resulta que las empresas generan unos magníficos intereses a costa del cincuentón que echan a la calle y éste se queda como el gallo de morón: sin plumas y cacareando. Para fomentar esta medida, los departamentos de personal mandan correos a los directivos exigiendo que fomenten las “salidas voluntarias” de los mayores de 50 años solicitando “voluntariamente” dicha desvinculación.
Una vez que la aceptas, descubres que con lo que te pagan al mes vives más que justito y que no te contratan en ningún otro sitio. Si no la aceptas, se te empieza a mirar mal, a relegar a puestos muy por debajo de tus capacidades y aptitudes conseguidas a lo largo de los años. Vamos, un mobbing en toda regla pero basado en la edad.
Sorpresa: la edad media de los altos directivos en España suele estar alrededor de los 55-59 años. Sin embargo, esta cifra puede variar dependiendo del tamaño de la empresa y del sector. En el caso de las empresas del IBEX 35, la edad media de sus presidentes o CEOS puede superar los 60 años.
¿Y los sindicatos, esos esforzados defensores de los trabajadores? ¿Y el Ministerio de Igualdad y sus organizaciones subvencionadas? Rodando como silenciosas bolas de espino por el desierto del Llano Estacado…
Como remate nos encontramos con una peculiar situación consecuencia de lo anterior. Según Infobae, en España, el porcentaje de mujeres en puestos directivos se sitúa actualmente en un 38.4%. Años atrás, ese porcentaje era del 40%. Las mujeres retroceden en puestos directivos.
A pesar de los avances en leyes de paridad y discursos sobre igualdad, la realidad es que el poder sigue siendo mayoritariamente masculino, con un 70% de los cargos directivos ocupados por hombres. Nuestra población femenina asciende a 25.042.824 personas, representando aproximadamente el 50.96%
¿Podemos, Sumar, PSOE, nacionalismos? ¿En esto consiste la “mayoría social”? O formulado de otra manera: ¿Dónde está la bolitaaaaa? A pesar de lo que diga mi sevillano amigo Fermín, para esto ni ChatGPT tiene respuesta.