Roger Bettosini, CEO de 99cheesecake en la tienda de calle Aribau en Barcelona

Roger Bettosini, CEO de 99cheesecake en la tienda de calle Aribau en Barcelona LUIS MIGUEL AÑÓN Barcelona

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Roger Bettosini (22 años) empresario, sobre el éxito de su negocio: “Vendemos 1.500 porciones de tarta de queso y cuesta 99 céntimos el trozo”

La idea de este catalán la obtuvo en un viaje a Nueva York, donde conoció las tiendas de pizzas que vendían las porciones a 99 céntimos

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A veces hay que lanzarse para llegar al éxito. Aunque, para ello es necesario ser proactivo, poner bien el ojo y aprender del mercado actual. No suficiente con ello, hay que dar en la tecla y marcarse sus propios objetivos sin tener miedo a perder.

Es el caso de Roger Bettosini, un joven catalán de 22 años que ha construido su propio negocio y que hoy ya piensa en seguir abriendo otros locales. La idea de este catalán la obtuvo en un viaje a Nueva York, donde conoció las tiendas de pizzas que vendían las porciones a 99 céntimos.

Tras ver con buenos ojos este negocio, pensó que era una oportunidad extrapolarlo a España, pero con el formato de las cheesecakes, es decir, las tartas de queso que tan de moda se han puesto.

Con esta idea “nos convertimos en los creadores del cheesecake a manos de un euro”, asegura el joven a RTVE Catalunya.

De Nueva York a España

Así fue como nació “99 Cheesecake nació para darle la vuelta al postre más clásico. Entre hornos, ideas rebeldes y mucho descaro, dimos con la receta perfecta: cremosidad máxima, sabor sin filtros y actitud a lo grande. No hacemos tartas, hacemos cheesecake con carácter”.

Esta brillante idea, sumada a una estrategia en redes sociales que le ha permitido viralizarse, ha sido la fórmula de éxito, ya que ha logrado vender más de 1.500 porciones en cada local, lo que supera las cifras de las 3.000 porciones totales al mes.

Tal y como relató en una conversación con Metrópoli, cuando abrió su primer local la gente pensaba que era el precio limitado por un día, nadie podría imaginar que una porción que en cualquier otro establecimiento puede alcanzar hasta los 6 euros costará menos de lo que vale un café.

"Recuerdo decirle a un hombre mientras le atendía que ese precio no iba a ser solo así hoy, que iba a ser siempre y se quedó en shock", afirmó el joven a Metrópoli.

Más que el precio, la calidad

La clave del éxito, según el joven, es el precio. La versión clásica, la de toda la vida, es la que cuesta 99 céntimos, mientras que también ofrecen otras versiones con sabores más premiums como puede ser la de Lotus, chocolate blanco, cookies, etc., que cuesta 2,99 euros la porción.

Todo un lujo, porque si tienes un euro, es más que suficiente para endulzarte el paladar. De hecho, los clientes como David, lo tienen bastante claro: “Vine por curiosidad y ahora soy adicto. Da igual el día que tenga, una porción de estas y todo se arregla”.

Roger asegura que la gente viene por el precio, pero una vez que lo prueban repiten por la calidad del producto que deja boquiabierto a más de uno. El truco “el tiempo de horneado y la temperatura”, un secreto que guardan muy bien y que es la identidad de todo un negocio.