Javier, camarero / Captura YouTube

Javier, camarero / Captura YouTube

+Economía

Javier, camarero, acerca de la realidad de tener un bar en España: “Yo estoy en la ruina total, no puedo pagar un empleado”

El negocio ya no es para "hacerse rico", sino simplemente para "vivir más o menos" o para "trabajar y ganarse la comida para la familia"

El restaurante catalán que visitó Jordi Pujol: comida casera, menú por 48 euros y más de 55 años de historia

Llegir en Català
Publicada

El sector de la hostelería en España es un motor económico clave que genera el 6,7% del valor añadió bruto (VAB) a nivel nacional y genera empleo a más de 1,5 millones de personas.

Concretamente, Cataluña, es la segunda comunidad autónoma con más bares de España, con un total de 25.645 establecimientos. Sin embargo, no todo es tan bueno como estos datos.

En este país tener un bar o un restaurante es sinónimo de vivir sacrificado el resto de tu vida o hasta que decidas cerrarlo, porque la propiedad, la gestión y el mantenimiento de un bar tradicional en España hoy en día implican una serie de sufrimientos personales y financieros extremos, a menudo descritos por los propietarios como una "ruina total" y una constante lucha por la supervivencia.

Estos sacrificios comienzan con una inversión inicial considerable en traspasos, licencias y reformas, que puede oscilar entre un mínimo de 35.000 euros hasta los 100.000 euros si es necesario renovar completamente el local.

A esta alta inversión se suma una escalada de los costes operativos, ya que los precios, la luz, el agua y todo lo demás se han duplicado o triplicado. Por ejemplo, el gasto mensual de electricidad puede aumentar drásticamente, pasando de 500 € a 800 € al mes.

Además de los altos costes de suministros, los propietarios deben lidiar con alquileres elevados. Esta situación financiera se agravó tras el confinamiento y la pandemia, obligando a los dueños a volver a pedir créditos.

El alto coste del personal es otro de los gastos más elevado, ya que el sueldo más la seguridad social de una sola persona asciende aproximadamente a 2.000 €.

Un coste que se considera "carísimo" y obliga a los dueños a limitar severamente la contratación. Un dueño menciona que, aunque su local es "muy grande" y requeriría "cuatro personas", actualmente solo son tres, pues "no la puedo pagar". Para cubrir solamente los costos de personal, se requiere "trabajar mucho, vender muchos cafés".

"Estoy en la ruina total"

Esta combinación de costes disparados y precios fijos implica que los márgenes de ganancia son mínimos o inexistentes; el negocio ya no es para "hacerse rico", sino simplemente para "vivir más o menos" o para "trabajar y ganarse la comida para la familia".

En este contexto, Javier, camarero del Pou Café Tapes, describe su situación como una "ruina total" hasta el punto de que “no puede pagar un empleado”.

Este panorama económico exige un sacrificio personal extremo. Los dueños de bares describen jornadas que empiezan a las "5 de la mañana" y se extienden hasta la tarde, o de "7 a 11 de la noche todos los días".

Este sacrificio ha significado dejar a la familia "de lado", no atenderla como se debe y "perder toda la infancia" de sus hijos.