
Miguel Poveda, en las instalaciones de 'Crónica Global', durante la entrevista con 'Letra Global'
Miguel Poveda: "Hay que mezclarse sin complejos, no voy a perder mi identidad por ello"
El cantaor, que ha musicado y cantado Poema de Cante Jondo de García Lorca, señala que “el ser humano tiene el poder, la capacidad, de remover al mundo con la cultura, con la música”
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La fusión, la mezcla, pero el respeto y el cuidado también de la esencia. Miguel Poveda (Barcelona, 1973) ha innovado dentro del flamenco. Le gusta ir hasta el fondo y encontrar su voz. En su nuevo trabajo, Poema del Cante Jondo, grabado junto al guitarrista Jesús Guerrero, canta poemas de Federico García Lorca escritos en 1921 para el Concurso de Cante Jondo de Granada organizado Manuel de Falla.“Hay que mezclarse sin complejos, sin sentir que porque me acerque a ti voy a perder mi identidad”.
La entrevista forma parte del número dedicado a la música de Letra Global, el vólumen séotimo de su revista en papel que se presentó el pasado jueves en el Liceu.
García Lorca señaló que el ‘Poema del Cante Jondo’ tenía un fondo común, el amor y la muerte, el dolor y la pena, que caracterizaba al pueblo andaluz. ¿Es lo transmite el poema ¡Ay!, que abre el disco?
Habla de la muerte, el dolor y la pena, sí, desde de una gran sencillez poética. Pero hay también una parte de Federico vanguardista, que usa otra simbología y lenguaje.Un Federico mucho más enraizado a la tierra y en el que me reconozco muchísimo.

Miguel Poveda, en la redacción de 'Crónica Global' y de 'Letra Global'
Hay belleza y esperanza en los poemas de Lorca
Eso no se puede perder, como señaló Serrat en su discurso en el Premio Princesa de Asturias. Hay una rendija de luz, de esperanza, de justicia. Federico lanza mensajes en ese sentido. Remueve conciencias y agita las cabezas. Genera en el ser humano algo bello, que invita a la reflexión y a que la sociedad cambie. Cada uno lo recoge o no, perolos artistas provocan eso: un zarandeo en el alma del ser humano.
¿Has buscado con esta obra reivindicar su figura, desenterrarlo?
Bueno, he querido desenterrar la belleza de esos poemas. Hay algo en la forma de consumir del ser humano que hace que esas joyas se queden escondidas. He querido es recuperar esa belleza para que las nuevas generaciones sepan que eso está ahí. Tiene un valor artístico muy importante y debemos reivindicarlo.
¿Qué logró Loca en relación al flamenco con Manuel de Falla?
Es el año 1922. Se lleva a cabo el primer concurso de Cante Jondo, con Falla como impulsor. Se sumaron intelectuales, entre ellos Federico, un entusiasta de la música flamenca. Era un joven de 24 años que entendía que ahí había un valor artístico importante. No entendía que la sociedad viera aquello como algo de borrachos, propio de tabernas, de malvivir. Ese primer concurso supuso un antes y después en el mundo del flamenco. Federico dio conferencias por todo el mundo hablando con entusiasmo, con amor y haciendo una defensa a ultranza del cante flamenco. La gente prestó más atención al cante.
¿El poema sobre el gitano apaleado anticipa lo que será el Romancero Gitano?
El Poema de Cante Jondo lo escribe en 1921, aunque lo publica diez años más tarde. Y sí, está ahí lo que será el Romancero Gitano, que publica antes que el Poema del Cante Jondo. Está lo que quiere contar, siempre al lado de la mujer, en contra de la opresión del perseguido, del gitano. Luego, en Nueva York lo hará con los negros de Harlem. Fue una persona muy sensible, muy comprometida, con un sentido de lo humano que hace que a mí me provoque una empatía muy especial.
Muchos artistas flamencos han adaptado a Lorca
Él también era flamenco y músico. Tocaba el piano. Su madre cantaba canciones populares y tenía el flamenco en el Sacromonte, en las cuevas de Granada. Siempre estuvo rodeado de gitanos que le enseñaron a tocar la guitarra. Usaba expresiones de los flamencos y conoció a muchos, como Silverio Franconetti, Juan Breva o Pastora Pavón, La niña de los Peines.
¿Cómo se elige el palo del flamenco que más liga con cada uno de los poemas? ¿Hay una intuición previa?
Buscas las sensaciones a través de la lectura. No voy buscando una soleá, por ejemplo, y, entonces, tomo el poema que pueda encajar. Ya había leído el libro y lo que hice es releerlo. Ordenando los libros, y lo hago a menudo por mis múltiples mudanzas, vi un facsímil del Poema del Cante Jondo, y pensé que esta vez ya no lo iba a dejar. Me lo llevé a la mesita de noche y comencé a ver que podía haber un disco a partir de esos poemas. Me venían notas que podían encajar e iba grabando en mi móvil. Cuando las veía claras las enviaba a Jesús Guerrero, que empezó a construirlo todo con mucha coherencia.Yo no sé tocar la guitarra, es algo que me martillea a menudo.

Miguel Poveda
Es un arte muy difícil
Yo siempre quise cantar, pero me gusta la guitarra, me encanta. Jesús Guerrero hizo la misma lectura que yo. Entendía los paisajes musicales y fue rodado. Algunos poemas, como yo digo, cantaban por sí solos. Pero no están escritos con la métrica de los palos del flamenco. La cuestión es que salió.
¿Con flexibilidad, la que tú aportas al flamenco?
Exacto. Los poemas huelen a lo tradicional, pero yo me permití la libertad de llevarlos a mi terreno, como sucede, por ejemplo, con los ‘ayeos’ de La caña, con ¡Ay! (En ese momento Poveda se pone a cantar, muy suave ‘déjame en este campo…llorando’) Siempre puedes pensar que están los tradicionalistas con la metralleta esperando, viéndote, pero yo quise hacer mi lectura. Por supuesto la música de base es el flamenco tradicional, pero yo abro el mapa, como dice Federico a la hora de escribir. Y estoy satisfecho con el resultado. Hay muchos momentos que pasan por los cantos de La Perla, por Pastora Pavón. Luego está el retrato de Silvio Franconetti, con el estilo que seguiría Franconetti.
Al que no se le conoce cómo cantaba
No, pero ahí está el perfume de sus estilos, de todos esos grandes del flamenco. Lo paso por mi filtro y los pongo al servicio de la poesía. Y la poesía al servicio de mi necesidad.
¿Tienes la intuición de que se puede abrir un nuevo público que entre de una manera más abierta en el Cante Jondo?
Si se abre y llega a otros lugares…. ese es el cometido, uno de ellos. El principal, para mí, es el disfrute, el aprender, el bucear y adentrarme en algo que me provoque. Algo que me haga crecer a nivel espiritual, a nivel artístico y disfrutarlo. Si el mundo lo recibe con el mismo amor que yo, pues será genial. Ojalá tiremos más de un lugar que está tan cargado de belleza, de emoción. Es un orgullo para nuestro país tener una música así, además de todas las que tenemos. Vivimos en un país plural, diverso, con cantidad de expresiones artísticas y entre ellas está el flamenco, que por suerte y fortuna enamora al mundo.
¿No se proyecta cómo se debería?
Creo que hay veces que los responsables de la cultura no lo toman en cuenta. No hacen como sucede en otros países, el caso de Francia, por ejemplo, en los que se apuesta mucho más por el teatro, la danza, por todas las expresiones artísticas. Deberíamos expandir más la cultura española en toda su diversidad. Con orgullo.
¿Falta convicción en asumir ese legado y difundirlo?
Cada uno lo ve de una forma distinta. Pero estamos hablando de Juan Ramón Jiménez, de Federico García Lorca, de Luis Cernuda, y claro, los catalanes Verdaguer o Joan Margarit y muchos otros. Eso es maravilloso. ¿Cómo vamos a dar la espalda a eso? ¿Cómo colocar un libro en una estantería para que quede bonita, sin que todo lo que guarda tenga vida? Yo tengo la necesidad de bucear en ese mundo, porque creo que aportan mucho.
¿Cómo influye realmente un trabajo como La leyenda del tiempo de Camarón? ¿Lo cambia todo?
Sí, es indudable. Generó oposición, pero al final la obra es tan buena que se ha impuesto a todas las críticas. Es una obra de culto, que cambia el flamenco, como lo es también Omega, de Enrique Morente. Pero a mí Camarón me parece algo maravilloso, un hombre que no era un hombre culto, que accede a la propuesta de cantar a Federico García Lorca. Y acompañado de músicos que no eran los tradicionales. Se rodeó de una instrumentación que llegaba de Sevilla, de lo que estaban haciendo bandas como Triana, que estaban relacionadas con el rock.
Triana, una referencia para varias generaciones
Triana, sí, rock andaluz, que se puso muy de moda. Camarón era un hombre tan inquieto que prestó atención a aquello y entendió que había belleza y que podía expresarse de aquella manera: la genialidad hecha carne. Eso generó que mucha gente quisiera entrar por una puerta que era desconocida. Gracias a Camarón, conocí a Federico. Lo conocí con La Leyenda del tiempo. Y es mi referencia para cantar, aunque, desgraciadamente para mí, es una voz inalcanzable.

Miguel Poveda
¿Cómo se supera esa idea sobre las identidades? Lo flamenco como seña de identidad de lo español. Es español, pero lo español no es sólo flamenco. Es andaluz, pero es mucho más que andaluz. Y tú, Miguel Poveda, desde Badalona, dices: voy a ser uno de los mejores cantando flamenco.
Lo andaluz es también arabesco, es también griego, tiene muchas influencias. Entonces, esa idea de buscar aquí y allá, esto es de aquí, esto de allá…Se etiqueta como si se tratara de un fichero. Y, entonces, todo lo que no sea de aquí se desprecia. Bueno, son localismos que no me gustan. Soy mucho más global para los gustos y para entender que todo se debe a una cosa: la emoción. Da igual si es Andalucía, o si es Cataluña o Galicia, o Asturias, o Nueva York o África. El ser humano tiene el poder, la capacidad, de remover el mundo con la cultura, con la música. Y a veces encontrarnos y fusionarnos es algo hermoso, algo muy bello.
¿Lo vives en tu propia piel?
Yo no entiendo las barreras ni los muros en el arte. Y en Badalona he vivido esa diversidad. Un padre murciano, que emigró en su día, con una madre de Ciudad Real, de Puertollano, que también emigró a Cataluña. Y vivimos en un barrio de andaluces. Hay una mezcolanza ahí, en la que yo crecí. Escuchando los discos de mi padre de Alan Parsons y Pink Floyd, y con mi madre escuchando a Rafael Farina. Estoy compuesto de muchos colores y con esa paleta quiero dibujar.
¿La fusión debe primar en todas las expresiones artísticas? ¿Ese es el camino?
Creo que hay que mezclarse sin complejos y sin sentir que porque yo me acerque a ti voy a perder mi identidad. Creo que nos vamos a enriquecer el uno con el otro. Yo no voy a dejar de ser lo que soy, ni voy a contaminar al otro. Al contrario. Creo que nos podemos mostrar cada uno desde nuestro lugar. He compartido con músicos de distintas disciplinas, de países diferentes, y siempre me he llevado algo y he dejado parte de mí en ellos. Eso es la música. Más que apostar por la fusión, creo que hay que hacerlo de forma natural, debe fluir. Y entiendo, al mismo tiempo, al que quiere mantener la raíz. Gracias a esa posición también se mantiene vivo un determinado espíritu. Pero el que tiene la inquietud de ahondar en otros caminos, ¿por qué negárselo? Es como atarte a algo.
¿Cuál es tu fotografía del mapa cultural y, en especial, del mapa musical español?
Vivimos una época en la que yo no soy nada pesimista. En el teatro hay un talento impresionante, con enormes intérpretes. En la música los músicos están más preparados que nunca, y con más acceso a todo. Hay veces, sin embargo, que la industria manda tanto respecto a lo que se vende, que es muy difícil que la gente haga cosas desde su propio lugar. No hay que dar la espalda a los artistas que se lo trabajan y que quieren hacer cosas interesantes, y que le dan al mundo algo profundo que nos hace habitar un plantea mucho más amable, menos superficial.
¿Y la salud del flamenco?
En el caso particular del flamenco, celebro el talento que existe, que es impresionante. El mundo del flamenco siempre ha sido pesimista, con esa idea de que se acababa, de que llegaba a su final. Pero hay una cantera enorme de cantaores y cantaoras jóvenes que se adentran en lo más tradicional y que han calado en el público. Y además con los conocimientos, con una enorme hondura. También hay guitarristas y bailaores excelentes. La salud del flamenco es impresionante, aunque debemos recordar a todos los que nos han dejado, como Enrique Morente; Chano Lobato; Paco de Lucía, Camarón, y Bernarda y Fernanda de Utrera, entre muchos otros.
¿Abusa España del flamenco, como marca? ¿Se identifica demasiado con ello? ¿O debería potenciar más esa seña de identidad, de la misma manera que Francia lo hace con toda su cultura?
El flamenco es una música muy fuerte, que marca mucho, pero eso no quiere decir que haya que desmerecer otras expresiones. Ahora, el flamenco debe estar. No tenemos que tener tanto complejo, porque el flamenco es una música que se valora mucho fuera. En el Odeón de París y en el Carnegie Hall de Nueva York. Paco de Lucía volvía loco a todo el mundo. Y si se puede potenciar y proyectar a los que hacen música tradicional gallega, o catalana, pues maravilloso también. Este país es muy diverso. Si lo que queremos es difundir esa diversidad, perfecto. Estoy muy de acuerdo en ello. España es mucho más que el flamenco. Pero también es flamenco.

Miguel Poveda
¿Pervive en ciertos ambientes esa asociación con el franquismo, porque entonces sí se abusó de esa marca?
Ha pasado ya mucho tiempo. Yo no me identifico con nada del franquismo. No tengo nada que ver con un dictador. Lo que pasó, en cualquier caso, es una identificación con una parte de artistas, con expresiones como la copla. A mí me encanta Rafael de León. Era un genio. Las coplas, además, hablaban en sus inicios de todo lo contrario a lo que representó el franquismo. Franco se apoderó del generó, para hablar de España y de la patria. Pero el género como tal, tanto el flamenco como la canción andaluza, no tiene ningún tinte político. Es una música del pueblo, de raíces, de amores y desamores, de cosas prohibidas.
Esa valoración internacional del flamenco la expresa alguien de la altura de Leornard Cohen. La paradoja es que Morente hizo una versión de la canción de Lorca que musicó Cohen: Take this waltz.
Es emocionante. El libro de Poeta en Nueva York mostró a un Lorca menos arraigado, más universal. Cohen generó una atención muy especial sobre Lorca. La canción es maravillosa. ¡Toma este vals!
Hay una fascinación de los más jóvenes por el reguetón. ¿Te interesa?
No me llama la atención. No lo conozco en profundidad, pero no me interesa lo más mínimo. Y las letras son sexistas, machistas, con un lenguaje que de cara a mis sobrinos o a mi hijo me resulta incluso soez y ordinario.