Claudia Casanova, editora de Ático de los Libros

Claudia Casanova, editora de Ático de los Libros

Letras

Claudia Casanova: "Los libros antes tenían un elemento de distinción, pero ahora son una opción de ocio que compite con otras"

La coeditora de Ático de los Libros, embrión de un grupo que cumple 25 años, repasa sus inicios dentro del sector editorial, explica el interés del género histórico, y reflexiona sobre cómo han cambido los hábitos de lectura entre los jóvenes

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“He tenido mucha suerte”, reconoce Claudia Casanova. “Comencé haciendo informes para Tusquets y, allí, conocí a Beatriz de Moura, que me enseñó que se podía ser mujer, empresaria y editora. Entonces las mujeres que queríamos dedicarnos a la edición teníamos pocos referentes. Después tuve la suerte de trabajar junto a otros dos editores, Enrique Font y Gonzalo Pontón padre en Paidós. Cuando la editorial fue comprada por Planeta llegué a este gran grupo de la mano de Pontón”. Fue allí cuando ella y su pareja, Juan Eloy Roca, decidieron, tras más de una década trabajando para otros, emprender su propio camino. En 2010 crearon Ático de los Libros, un sello que ahora forma parte de un grupo conformado por otras marcas, como Principal de los Libros. El sello de Casanova y Roca cumple veinticinco años y se ha convertido en una referencia ineludible del ensayismo histórico. La editorial se mueve sin prejuicios entre lo comercial y lo literario, apostando por el ensayismo anglosajón, pero sin renunciar a la novela romántica o a la ciencia-ficción.

En 2010 nació Ático de los Libros y, poco después, llegó Principal de los Libros. Ahora son las dos editoriales principales de un grupo con cinco sellos. Y todo en quince años.

No nos podemos quejar, no. En 2010 vivíamos en un ático, de ahí el nombre de la editorial, pero cuando se llenó tuvimos que buscar otras oficinas y abrir otros sellos, fue así de seguido. El proyecto de Ático nació por el deseo de publicar Leviatán o la ballena de Philip Hoare y Homicidio de David Simon. Juan Eloy y yo trabajábamos en dos sellos de Planeta: yo estaba en Paidós y él estaba en la división de no ficción de Planeta. Propusimos estos dos títulos porque nos parecían buenos, originales y interesantes, pero nos dieron como respuesta un no. ¿Dónde íbamos con un libro sobre Moby Dick y las ballenas y con otro sobre el mundo de la droga en Baltimore  que nos habla de la degradación de las instituciones norteamericanas?

Claudia Casanova

Claudia Casanova SIMÓN SÁNCHEZ

Y, sin embargo, Homicidio es el origen de The Wire, una serie que tuvo un extraordinario éxito.

Es cierto. Homicidio es un libro brutal. También es verdad, sin embargo, que tiene 800 páginas y, por tanto, es en parte comprensible que, según la lógica empresarial, se nos dijera que no interesaba su publicación. Eran los años 2009 y 2010, después de la crisis. En ese momento las tiradas eran bajísimas, incluso en los grandes grupos. Nosotros llevábamos trabajando años como traductores y editores. No habíamos tenido hijos, así que teníamos ahorros. Vimos que era factible abrir una editorial cuyo primer objetivo sería publicar estos dos títulos que tanto nos gustaban y en los que nosotros creíamos.

No se equivocaron.

Sí, los dos funcionaron muy bien. Conseguimos conectar con los lectores. La propuesta de Philip Hoare, con su ensayismo narrativo y su interés por la naturaleza, hoy quizás no sorprende tanto, pero en 2010 resultaba novedoso aquí, no tanto en Inglaterra, donde nos llevan años de adelanto.Su libro no solo conectó con los lectores, sino que recibió el apoyo de los medios. Recuerdo el artículo que Winston Manrique le dedicó y también que David Simon fue portada de Babelia. Simon es un tipo con un discurso impecable, un americano honesto, de los pocos que quedan.

'Homicidio'

'Homicidio' ÁTICO DE LOS LIBROS

Más allá de estos títulos imagino que, a la hora de abrir una editorial, estaba también el deseo de tener un proyecto propio.

Efectivamente. Llevábamos trabajando quince años para otros. Teníamos treinta y cinco años, es decir, estábamos en ese momento en el que o bien sigues el camino en que estás o bien buscas otro diferente. Optamos por buscar nuestra propia senda, que fuimos construyendo a través de los libros que nos gustaban. Recuerdo, por ejemplo, Los trece relojes de James Harbert, un libro que es una invitación a la lectura para los más jóvenes, o Kanicosen, un libro revolucionario que conectó muy bien con los lectores, puesto que era un momento en el que los movimientos antiglobalización estaban en auge. A estos libros se sumaron otros que nos proponían las agencias o los autores que queríamos incorporar al catálogo, como Tom Holland, al que Planeta había publicado uno o dos libros, pero que tenía otras obras que se habían quedado fuera. Yo respeto mucho lo que cada uno hace en su propia casa y hay mecánicas editoriales que comprendo, pero lo que sí es cierto es que lo que nosotros queríamos era ser una editorial que trabajara el fondo de los autores, algo que no es frecuente ahora.

No limitarse a publicar solo uno o dos libros de un autor.

Exacto. Recuperar ese trabajo con el fondo de los autores nos parecía importante, porque hay autores que lo merecen y cuya obra, por su calidad, merece estar íntegramente disponible. Tom Holland es uno de esos escritores y no paramos hasta que pudimos editar prácticamente todo. Lo mismo hemos hecho con John Julius Norwich, un clásico de la historiografía, del que hemos ido republicando sus obra y lanzando todas sus novedades.

'Dinastía'

'Dinastía' ÁTICO DE LOS LIBROS

En Ático de los Libros, pero también en Principal de los Libros, el ensayo histórico tiene mucha presencia y es vuestro signo de identidad. ¿El interés por este género estuvo desde el inicio?

No, de hecho, la colección de Historia la abrimos mucho después, al cabo de dos o tres de años. Lo que sí es cierto es que se ha convertido en nuestro signo de identidad y estamos contentos de que así sea porque el ensayo histórico es un género que siempre nos ha interesado mucho, pero requiere mucha inversión. Es un género que implica una edición muy costosa. Hay que tener en cuenta, además, que nosotros publicamos autores de primer nivel, sobre todo anglosajones, y esto supone que los anticipos siempre son elevados. Cuando empezamos con la colección tuvimos la suerte de tener ya contactos, puesto que, por nuestros anteriores trabajamos, llevábamos quince años yendo a la feria de Frankfurt. Esto ayuda, aunque la amistad que puedas tener no quita que tengas que pagar anticipos a precio de mercado. Por eso hasta que no logramos tener suficiente músculo financiero no pudimos abrir esta línea editorial. Desde el inicio, nuestra preocupación fue esta: tener músculo financiero.

Es lo que permite seguir editando.

Absolutamente. El adjetivo independiente es muy bonito para definir a las editoriales, pero ¿qué significa ser independiente? En realidad el único editor verdaderamente independiente era el señor Lara porque hacía lo que quería y tenía capital para hacerlo. Nuestra fijación fue tener un tamaño suficientemente grande tanto en lo económico como por lo que se refiere al número de publicaciones y así acceder a esos autores que creemos que valen mucho la pena, que no son un one-shot y que merecen ser defendidos. Pero para defenderlos se requiere tener músculo económico porque implica poner anuncios, invertir en publicidad, pagar viajes… es decir, todo lo que supone la promoción.

'¿Por qué me comprasteis un walkie talkie si era hijo único?'

'¿Por qué me comprasteis un walkie talkie si era hijo único?' ÁTICO DE LOS LIBROS

¿Qué papel jugaron los libros de Santi Balmes, quizás uno de vuestros autores más conocidos entre el gran público?

Publicar a Santi fue algo muy bonito. Teníamos a una persona haciendo prácticas con nosotros y un día nos dijo que conocía a una persona a la que podíamos proponerle un libro. Normalmente en las editoriales se separan los catálogos -la no ficción, lo comercial, lo literario-, pero nosotros siempre quisimos ser muy horizontales y no nos importa si quien me propone un título lleva otro tipo de libros. Si alguien tiene una propuesta interesante la escuchamos. Así que le escribimos por Facebook a Santi Balmes y le preguntamos si tenía algo. Quedamos a tomar un café y nos propuso un álbum ilustrado. Ese fue el primer libro y ya lleva doce años con nosotros porque, más allá de su fama como cantante, Santi es un espíritu creativo y ese primer álbum infantil, Yo mataré monstruos por ti, conectó con muchísimas madres y padres y también con muchos educadores, porque enseña a los pequeños a no tener miedo ante lo desconocido. Y lo hace de una manera muy tierna, a través de un monstruito rosa, que nos recuerda a los monstruos de Píxar. Santi se adelantó.

Doce años juntos, aunque también ha publicado libros en otros sellos.

Sí, pero ha sido todo muy natural y amigable. Él sabe que, si tiene algo que proponernos, aquí estamos. Con Marina San Martín pasó algo similar; ahora publica en otra editorial, pero sus primeros libros los editamos nosotros. Hubo un momento en que decidimos que cada uno tenía que ir por su camino, pero fue una decisión consensuada, no una ruptura. Como en todas las relaciones hay quien rompe en seco y quien no, pero en mi opinión es importante darse cuenta de que hay momentos en los que conviene, tanto al autor como a la editorial, ir por separado. No solo está bien que así sea, sino también está bien que se haga desde la amistad y la comprensión mutua. 

'El amor que nos vuelve malvados'

'El amor que nos vuelve malvados' PRINCIPAL DE LOS LIBROS

Me ha citado dos autores españoles.

Sí, empezamos apostando por autores de aquí, pero con el tiempo nos hemos centrado sobre todo en traducciones. La traducción es más cara, pero es más segura y es menos dolorosa, porque hay un editor primario que es el que trabaja el texto original. Por tanto, tú, en tanto que editor de la traducción, ejerces de anfitrión, es decir, recibes al autor una semana o dos, lo invitas, le haces una agenda de actos… pero no mantienes con él una relación tan sostenida como mantendrías con un autor de aquí con el cual trabajas el texto.  Hay que reconocer que nos movemos dentro de un panorama polarizado y nosotros, como editorial, queremos tener nuestros propios autores y que se queden con nosotros, pero sé que en el actual contexto editorial, por razones obvias y comprensibles, esto no es así. Ante esto, nosotros nos centramos en autores que son fidelizables.

Lo histórico está muy asociado a lo comercial, puesto que son muchos los bestsellers que se inscriben en este género, pero…

Eso no es exactamente así. Para mí la Historia es el primer género literario de la literatura: ahí están Heródoto y Tucídides y, luego, viene Homero. Yo reivindico mucho la Historia como una base cultural maravillosa que puede llegar a todos. De ahí que podamos publicar un libro de historia narrativo y próximo en su forma a una novela, pero también textos como la trilogía Bizancio de J. J. Norwich, una obra que no es precisamente comercial y que ha requerido un profundo trabajo de edición. Desde nuestros sellos intentamos ofrecer toda la Historia posible a cualquier tipo de lector. Tanto yo como Juan Eloy somos lectores omnívoros, pero también editores omnívoros. Vemos normal que, en un momento determinado, a un lector le pueda apetecer una narración como la de Los templarios de Dan Jones y, en otro momento, pasarse a la Historia de las cruzadas de Thomas Asbich. Ninguno de nosotros estamos leyendo siempre lo mismo. A mí, por ejemplo, me puede apetecer leer ahora algo más ligero, como un cozy crime y, luego, leer un ensayo más complejo de historiografía.

'Las cruzadas'

'Las cruzadas' ÁTICO DE LOS LIBROS

Ustedes tienen sellos dedicados a la literatura romántica y ahora están apostando por la ciencia ficción, pero también por la novela romántica. ¿Huyen del elitismo literario?

Ahora mismo todo el que lea ya forma parte de una élite. Estamos en un mundo tan absorbido por las pantallas que cualquier lector, cualquier persona que quiera dedicarle tiempo a un libro, es una excepción, casi un milagro. Como editora intento pensar qué le puede apetecer a cada persona en cada momento y, evidentemente, lo pienso sin prejuicios, porque ¿dónde nos llevan los prejuicios? A ningún lado. Conozco bien el discurso de que, si empiezas leyendo determinadas cosas, no acabas leyendo obras de gran valor literario. Puede ser, pero puede ser también que te quedes en un camino intermedio. Y a estos lectores también hay que ofrecerles libros.

¿Los sellos y colecciones comerciales son el motor económico del grupo?

Existe una razón financiera, esto es indudable, pero también hay un reconocimiento de que el mundo cambia. La gente más joven quiere leer una narrativa juvenil que no es la que podíamos leer nosotras: no interesan autores como Alphonse Daudet, Louis Stevenson o Salgari. Esta literatura les queda lejos. Estos autores fueron con los que me formé como lectora y no son los que interesan ahora, es cierto, pero cuando veo colas de jóvenes esperando una firma en Sant Jordi o en la Feria de Madrid se me saltan las lágrimas. Quizás sea una sentimental, pero, aunque la cola sea para un autor comercial, me emociono. ¿Qué alternativa hay? La alternativa son los videojuegos, las pantallas. Además, es importante para el ecosistema. Cuando un compañero tiene un éxito, sea un editor independiente o no, yo me alegro, porque si se venden libros, los libreros tendrán más capacidad para comprar otros libros, que, quizás, si no hubiera altas ventas, ni se editarían ni se distribuirían. No hay que ser naíf, estamos en un negocio, aunque hablemos de libros.

'Historia de Venecia'

'Historia de Venecia' ÁTICO DE LOS LIBROS

Al margen de que internet no existiera, estos fenómenos literarios juveniles eran inexistentes en los ochenta. ¿El libro estaba más asociado a la cultura?

Los libros antes tenían un elemento de distinción, pero ahora son una opción de ocio que compite con otras opciones más atractitvas. Hay que tener en cuenta que hoy la gente de cultura ya no es tan respetada como antes y creo que esta pérdida de prestigio de la cultura y de los libros en concreto se debe, en parte, a que no se ha sabido comunicar hasta qué punto la cultura es realmente la base de una vida buena a todos los niveles, no solamente filosóficamente buena, sino también económicamente buena. Para ser capaz de leer un contrato de una hipoteca o un contrato de alquiler debes tener comprensión lectora y esta comprensión solo te la da la lectura.

¿Tiene la impresión de que ciertos fenómenos editoriales pasan desapercibidos en la prensa cultural?

Es así, pero lo veo normal.  La gente que trabajáis en el periodismo, desde el análisis de lo que es el mundo cultural, sois gente a la que, por definición, os gustan los libros; sois gente que leéis, sois tremendamente sensibles a las propuestas culturales y, por lo tanto, es lógico que haya fenómenos que os apelen más o menos. El llamado el lector comercial, etiqueta que para mí no es negativa, sino descriptiva, es un lector que sale a buscar al autor y al género que le gusta y que no necesita prescripciones críticas. El libro orientado a un público más literario necesita más de recomendación y de prescripción. En todo caso, es el trabajo de la editorial tratar de dar a conocer el libro que publica, sea cual sea, y hacer que ese libro llegue a los lectores que tiene que llegar y que, por tanto, cumpla su función.