Letra Clásica
¿Qué culpa tienes si tu película le gusta a Marine Le Pen?
'Bac Nord' es un film honesto sobre la situación en Marsella que ha llevado, sin justificación, a tildar a su director de 'facha' y a ser aclamada por la dirigente ultraderechista
6 octubre, 2021 00:00El cineasta francés Cédric Jiménez (Marsella, 1976) no tiene mucha suerte con la distribución de sus películas en el país de sus antepasados. Las dos primeras --La French (2014) y The man with the iron heart (2016), adaptación en inglés de la novela de Laurent Binet HHhH, que se vendió bastante bien en España y cosechó buenas críticas-- permanecen inéditas, y la tercera, BAC Nord, estrenada en la última edición del festival de Cannes, ha acabado en Netflix, donde no se han esforzado mucho en publicitarla y hay que esmerarse un poco para encontrarla, lo cual es una lástima porque vale mucho la pena y no todo en esta vida han de ser placeres culpables como El juego del calamar.
En Francia, BAC Nord lo ha petado, como suele decirse, aunque se haya visto inmersa en una molesta polémica tras haber sido recomendada por Marine Le Pen. En vez de reconocer que hasta los miembros más zotes y desagradables de la sociedad pueden tener razón en algún momento, un sector de la crítica seudo progresista la ha emprendido contra el señor Jiménez, que ni vota al Frente Nacional (o como se llame ahora) ni experimenta el más mínimo entusiasmo por sus muy discutibles postulados políticos. El hombre se ha limitado a explicar una historia de polis, y la ausencia del punto de vista de los delincuentes --quienes, ciertamente, son presentados como una chusma negada para la redención que está poniendo Marsella patas arriba sin que las fuerzas del orden consigan cuadrarlos--, le ha granjeado las acusaciones de los bienpensantes, que se han apresurado a tildarlo de facha (un deporte que, como podemos comprobar con el caso Jiménez, no es exclusivo de España).
Árabes y negros
BAC Nord es como se conoce a la Brigada Anticriminal de la Zona Norte de Marsella. Y esta historia, basada en unos hechos reales acaecidos en 2012, nos muestra la achuchada vida cotidiana de un pequeño grupo de asalto compuesto por tres tipos básicamente decentes que un buen día llegan a la conclusión de que no sirven para nada y deciden obrar en consecuencia, sobornando con droga a una pequeña traficante amiga de uno de ellos para que les dé el soplo necesario para asestar un buen golpe a los narcos que les chulean y que se pasan a la policía y a la justicia por el arco de triunfo día sí, día también. Se trata de Grégory (un tipo solitario, algo bruto, pero bienintencionado), Yass (un árabe con la mujer a punto de parir que se desespera ante el estado en que se encuentra el lugar en que su hijo va a venir al mundo) y Antoine (el amiguito de la camella), interpretados respectivamente por los excelentes, y para mí desconocidos, Gilles Lelouche, Karim Leklou y François Civil. Ante el sindiós que reina en Marsella, a estos tres seres algo primarios les da por tirar por el camino de en medio, sin intuir que su jefe, tras aprobar la discutible operación, los va a dejar tirados como colillas. En ese sentido, BAC Nord constituye una admirable reivindicación de la carne de cañón.
Pero BAC Nord es, principalmente, un polar trepidante y muy bien rodado que te sumerge durante una hora y tres cuartos en la vida cotidiana de unos tipos que intentan marcar la diferencia en un entorno podrido. Y pese al desagrado de las almas nobles que han visto en Cédric Jiménez a un facha, les aseguro que aquí no se echa de menos ni el punto de vista de la gentuza ni sus excusas sociológicas, y si la mayoría son árabes o negros es porque eso es lo que hay. Quienes disfrutaran de la miniserie española Antidisturbios o, sobre todo, de las contundentes histoires de flics de Olivier Marchal, que fue poli antes que cineasta, se engancharán sin problemas a esta película que no concede al espectador ni un momento de respiro y que también puede recordarles la magnífica serie norteamericana The shield, pariente pobre de The wire que a algunos nos gustó más que la aclamada propuesta de David Simon.
En cuanto a la recomendación de Marine Le Pen, solo puedo decir que me alegra que semejante energúmena haya tenido un momento de lucidez que le ha permitido reconocer una buena película.