Betsabé Garcia, investigadora y biógrafa, autora de 'Con otros ojos', sobre la figura de Montserrat Roig, en la entrevista con 'Letra Global' / LG

Betsabé Garcia, investigadora y biógrafa, autora de 'Con otros ojos', sobre la figura de Montserrat Roig, en la entrevista con 'Letra Global' / LG

Letras

Betsabé Garcia: “Seguir el deseo, ese es el feminismo que reivindica Montserrat Roig”

La investigadora, autora de 'Con otros ojos', la biografía de Roig, valora la figura de la escritora y periodista como estandarte de una "intelectualidad solidaria"

8 octubre, 2022 21:00

Siempre hay un inicio, aunque todo es un cúmulo de experiencias y de intentos fallidos, que se repiten, se reinventan y se vuelven a presentar como nuevos. En los años setenta del pasado siglo se fraguaron todas las pequeñas y grandes revoluciones colectivas en Cataluña y en el resto de España. Y hubo, entre muchos otros protagonistas, una escritora, que se había iniciado en el teatro, de clase media burguesa, del Eixample de Barcelona, que ejerció de periodista, y que ejerció una enorme influencia en el feminismo. En un momento de dudas, de convivencia de ‘feminismos’, la figura de Montserrat Roig vuelve a brillar. Lo sabe la escritora Betsabé Garcia (Barcelona, 1975), autora de Con otros ojos, la biografía de Montserrat Roig, (Roca editorial) que publicó en 2016. En conversación con Letra Global, Betsabé Garcia tiene clara una cuestión: “Seguir el deseo, ese es el feminismo que reivindica Montserrat Roig”.

Ese feminismo es consustancial a Roig y es una de las lecciones que se aprenden en el libro de Garcia. La idea de que la mujer toma sus decisiones, de forma libre, y siempre que sean favorables a un camino que se ha trazado de forma consciente. Justo en un instante de gran debate interno, en el seno del feminismo, Garcia expone la posición de Montserrat Roig, que fue combativa a lo largo de los años setenta y ochenta, a través de su presencia en la prensa escrita y en programas de televisión. A la pregunta de si, realmente, fue una pionera, la autora de Con otros ojos, tiene claro que “su presencia en la televisión impactó, porque ella se había formado en el teatro y sabía expresarse y conocía la potencia de la imagen, y la suya era muy atractiva. Pero encandiló por los temas que trataba y por los personajes que entrevistaba, que formaban parte de una memoria colectiva”. ¿Fue la primera intelectual mediática? García señala que, de alguna forma, “sí lo fue, porque, además, se benefició del acceso cada vez mayor a la televisión por parte de la población”. Era el circuito catalán de RTVE, el mismo canal en el que se podía ver obras de teatro en catalán, y que representó la primera gran ventana por la que respiró la cultura y la lengua catalanas.

Portada del libro de Betsabé Garcia 

Portada del libro de Betsabé Garcia 

En tiempos de recuperación de la memoria, con la Ley de memoria Histórica del Gobierno de Pedro Sánchez, Montserrat Roig aparece, de nuevo, como una de las pioneras, con sus trabajos de investigación sobre los catalanes en los campos nazis, que reflejaría en el libro Els catalans als camps nazis (1977). En el libro de Betsabé Garcia se puede recorrer toda la epopeya que supuso para Roig investigar una cuestión de la que apenas se conocía nada en España, con el hilo conductor que supuso el contacto con Neus Català, aunque fueron otros sobrevivientes los que, son sus testimonios, abrieron el camino para un enorme trabajo periodístico.

Ese carácter de pionera parece claro, para recordar que hay siempre un trabajo acumulado, a pesar del adanismo que ha surgido en los últimos años. Pero, ¿qué feminismo defendió Montserrat Roig, que llegó a enfrentarse con una de las grandes referencias, Maria Aurèlia Capmany? Garcia marca la frontera: “Capmany es la que habla de Simone de Beauvoir, y marca el camino, pero con la idea del llamado feminismo de la igualdad, en el que las mujeres adoptan un planteamiendo masculinizado del cuerpo femenino. Y por eso le señala a Roig una frase que no gusta nada a la autora de Els temps de les cireres. Le dice: ‘¿Vas a tener un hijo? ¿Y vas a echar tu ‘formidable carrera’ por los suelos?’”

En Tele/eXprés, el 18 de abril de 1973, se publicaba un mosaico de opiniones a partir de un libro de Capmany en el que se cargaba un supuesto movimiento feminista catalán anterior a 1939. Roig fue dura, con Simone de Beauvoir, el supuesto referente de Capmany: “Nuestro infierno nada tiene que ver con el suyo. No hay que imitarla (…) Estamos amasadas del barro tenebroso del franquismo, del masoquismo monjil, del miedo de los años jóvenes”. Y ante eso, reivindicaba la libertad de tomar posiciones: tener hijos o no tenerlos, pero no se podía sostener que se renunciaba a la condición de mujer libre y emancipada por el hecho de tenerlos. “Las mujeres no debían ceder ante la disyuntiva de una carrera profesional o la maternidad. Un chantaje de aquellas características no debería ser nunca negociable a ojos de Montserrat”, señala Garcia en su libro.

La escritora e investigadora, que ha trabajado durante unos años en el Reino Unido, y que ha participado en el Programa de la Memoria Histórica del IMEB (Instituto Municipal de Educación en Barcelona, constata a Letra Global esa defensa cerrada de la mujer, sin apriorismos ni corsés. “Montserrat ha leído a Freud, tiene un enorme poso cultural, y va a tener hijos –tuvo dos—porque es su deseo, y eso la hace feminista, seguir su deseo. Seguir el deseo, ese es el feminismo que reivindica Montserrat Roig. El deseo nace de la conciencia del cuerpo, el cuerpo desde el punto de vista erótico, y es un amor a la vida, a realizarse como uno considere. Es una reivindicación de la vida, una apuesta por vivir, y de la conciencia de que se tiene un cuerpo del que no debemos avergonzarnos, teniendo en cuenta el descubrimiento del clítoris, por ejemplo, que es un órgano que solo sirve para dar placer”.

Betsabé Garcia, durante la entrevista con 'Letra Global' / LG

Betsabé Garcia, durante la entrevista con 'Letra Global' / LG

Pero, ¿fueron tan determinantes aquellos años, cuando el franquismo daba sus últimos coletazos, pero en los que la democracia todavía se veía lejos? Garcia cree que los 70, un tiempo que ella ha contribuido a poner en valor con la biografía de Montserrat Roig, son esenciales: “Hubo una contracultura, un movimiento que lo cuestionaba todo, en el que se enlazaba con la memoria, con el pasado, que solo los más mayores recordaban y aún con dificultades, hasta el punto de que creían que todo podía ser una invención, y en el que se apostó sin medias tintas por la libertad”.

En eso, ‘la Roig’ fue básica. Era “catalana, sin más etiquetas, y eso en aquel momento representaba la defensa de la identidad catalana, de la lengua y la cultura catalanas. Era una escritora de lengua catalana, y con conciencia de serlo. Pero huyó de esencialismos y de luchas identitarias, y fue una intelectual solidaria, siempre denunciando la injusticia social”, señala Garcia, cuando se le pregunta si aquella corriente, lo que se dio en llamar el progresismo catalán, o un catalanismo de izquierdas, sin veleidades independentistas, ha perdido definitivamente la batalla, tras los últimos diez años de procés independentista. Afiliada al PSUC, Roig entró y salió, y en 1970 ya no militaba.

Esa figura generó simpatías en el resto de España. Como Cataluña, que era “un centro cultural muy potente, la gran referencia para toda España”, según apunta Garcia.

La autora de Con otros ojos, recuerda la fascinación en determinados periodistas de Madrid, como Francisco Umbral, quien, en 1978, escribía en El País:

“Era en los primeros años setenta, la catalana progre y rubia, con larga faldumenta heredada de todas las abuelas de Günter Grass, y esa dulzura de borjas blancas que tiene el catalán en su voz, y que no he vuelto a encontrar en ninguna otra voz femenina. Era lo que se dice una progre (y ya está dicho) y a mí me llevó de la mano, en Barcelona, a conocer el barrio de Santa María, la plaza aquella de las palomas las palmeras y los chanquetes, el barrio Gótico y la flor más íntima o lo más íntimo de la flor -ya sal pura y sola-, de la rosa ciudadana y mediterránea. Ahora ha publicado una nueva novela: El temps de les cireres. ¿Pasó el tiempo de las cerezas, Montse? No les voy a contar a ustedes la oscura historia de la prima (apócrifa) Montse, sino solamente voy a recordarles que ella hizo buen periodismo, buenas entrevistas --a mí me tiene hecha alguna, donde llega a precisar lo honestamente imprecisable--, y que ahora hace en la televisión de Barcelona un programa llamado Personatges que es un A fondo con menos protocolo y más veneno. Pero Montserrat Roig, sobre todo, es novelista. Su última novela me la dedica así, con letra todavía colegial: ‘Para Paco, deliciosamente misógino. Con muchos besos’”.

¿Hay pioneros y pioneras heterodoxos, en tiempos, también, de ortodoxia, donde se castiga la aproximación al otro? Betsabé Garcia se lo piensa. No es tanto que Roig fuera heterodoxa, como su querencia por la vida. “Viajó mucho, España se le caía encima, y buscó lo que le gustaba”, señala Garcia. Amiga del alma de la fotógrafa Pilar Aymerich, Roig ha representado ese ser libre, comprometido socialmente, que ejerció el periodismo con pasión y “mucho trabajo”, pero que quería ser “y así se consideró”, una novelista, una escritora en lengua catalana.

Para amantes de la ortodoxia, ‘la Roig’ dejó dos trabajos, un libro sobre el bloqueo de Leningrado (San Peterburgo), durante la II Guerra Mundial, --un encargo de los soviéticos tras admirar los trabajos periodísticos sobre los campos nazis—y otro libro sin la ‘censura’ de los comunistas, que tituló L’agulla daurada, en el que daba cuenta de los desmanes y de la arbitrariedad del comunismo, como una dictadura insoportable. Y en esos viajes a Rusia, “un novio ruso, un enamoramiento, una apuesta por la vida”, como apunta Garcia.

Betsabé Garcia, en la entrevista con 'Letra Global' / LG 

Betsabé Garcia, en la entrevista con 'Letra Global' / LG 

¿Lecciones de Roig, de esos años 70 a los actuales? ¿Era todo lo contrario a lo que hoy entendemos como intelectual orgánico? Betsabé Garcia adopta un gesto de seriedad en su rostro y fulmina al interlocutor: “Un intelectual orgánico no es un intelectual, será otra cosa, pero no un intelectual”. Queda claro el mensaje para quien hoy sostenga determinados discursos que emanan desde el poder.

Betsabe Garcia reivindica, sin embargo, la figura de ‘la Roig’ por una cuestión más clara. En 2021 se cumplieron 75 años de su nacimiento, y justo treinta de su muerte, tras un cáncer. Garcia cree que, en muchas ocasiones, se recuerda a Montserrat Roig por esa muerte prematura. Y se lamenta que muriera tan joven. “Creo que debemos hablar de su obra, de su literatura, de sus ensayos, de sus trabajos periodísticos. Nadie habla de que Jane Austen muriera con 43 años. Y lo que hizo Roig es de un gran valor. Ella y muchas otras de su generación fueron nuestras madres, fueron la modernidad, tras un periodo muy oscuro”.