Retrato de Madame de Pompadour (1721-1764)

Retrato de Madame de Pompadour (1721-1764) Wikimedia Commons

Ideas

Filosofía de la moda: lo que dice de nosotros cómo nos vestimos

Pensadores, sociólogos y escritores como Walter Benjamin, Georg Simmel, Oscar Wilde y Honoré de Balzac le han dedicado más de una reflexión al acto de vestir, aunque aún hoy la filosofía en general aborrezca de la moda, relacionándola con lo frívolo y lo superficial

Publicada

Hay una cierta ligereza que envuelve al mundo de la moda, que asocia el vestirse y el comprar nuevas prendas como algo divertido, excitante, incluso liberador. No debemos pensar demasiado cuando decidimos cómo nos vamos a vestir al día siguiente, se trata de disfrutar, de jugar. Un día vestimos con algo vintage y al siguiente, con algo que está de moda.

Ninguna de estas prácticas interesan de entrada a la filosofía. La moda se percibe desde el mundo intelectual como algo banal y frívolo, en cuanto que superficial. Pero algunos grandes pensadores del siglo XIX y XX vieron que el vestido, en realidad, también es un texto. Con una pragmática que descifrar.

Los debates sociales y culturales más importantes de los últimos años mencionan el vestir como una práctica con significado. Político, religioso, social. La cuestión de los derechos de la comunidad trans, la del hiyab en Europa, la forma de vestir como herramienta de opresión de la mujer en Afganistán. Y en el debate sobre la violencia de género, cuando alguien deja caer la frase "vestía con una falda muy corta", también está situando la moda como una cuestión relevante.

Las ideas acerca de la moda pueden despertar cierto escepticismo, pero día a día nos expresamos a través de ella, estamos comunicando continuamente (la cuestión es, ¿el qué?). Y en la medida en que es una manifestación humana, en que su evolución forma parte de la historia de la cultura, en que está abriendo debates sociales en nuestro presente, en realidad concierne y apela de lleno a la filosofía.

Jóvenes con minifalda (Estados Unidos, 1973)

Jóvenes con minifalda (Estados Unidos, 1973) Wikimedia Commons

Shahdidha Bari, periodista e investigadora cultural, sostiene en una conferencia acerca de su libro Dressed: The Philosophy of Clothes, que hay dos formas muy distintas de analizar el vestir. Un ejemplo de la primera es la que aplican muchos medios, que también se incluye en el debate informal en redes sociales, cuando buscan significados detrás de la indumentaria de los políticos.

Angela Merkel y sus trajes rígidos, que expresan su forma de ser y de hacer política, Melania Trump y los mensajes ocultos que esconden sus looks. La estética como filosofía y el cuerpo de estudio que analiza la teoría de la moda va más allá de estos análisis. Hay un significado detrás del cómo vestimos, y la moda puede ser política, pero hay más.

La moda, el individuo y la sociedad

La segunda forma de aproximación es aquella que "se toma en serio" el objeto de estudio en cuestión, en palabras de Shahdidha Bari. Es decir, se plantea cómo puede la ropa expresar conceptos que conciernen al ser humano en general, y no solo en lo concreto y anecdótico. ¿Y quién, en el mundo del arte y el pensamiento, ha recaído en ella?

Honoré de Balzac (Tratado de la moda elegante), Oscar Wilde (Las leyes de la belleza) Walter Benjamin (Libro de los pasajes) lo hicieron. Pero entre ellos destaca Georg Simmel, filósofo y sociólogo alemán, quien le dedicó un ensayo que se considera la primera Filosofía de la moda.

Oscar Wilde en 1882

Oscar Wilde en 1882 Napoleon Sarony Wikimedia Commons

Simmel estudió la dicotomía entre distinción e identificación que atraviesa el acto humano de vestir: por un lado, qué ropa seleccionamos nos distingue y buscamos expresarnos a través de ella (el estilo), pero el vestir nos atañe a todos, con la moda también buscamos ser parte de un grupo social determinado, o participar de las famosas modas o tendencias.

Estas últimas también dicen mucho. Lo decía Simmel, y también Walter Benjamin, que escribió en su gran obra inconclusa, "la moda es el eterno retorno de lo nuevo", "es el salto de tigre hasta el pasado", porque esta permite ver cómo pasado y presente se entrelazan. Y en su dialéctica entre innovación y repetición, si se observa con detenimiento, puede expresar los cambios sociales que se están produciendo en materia de derechos, en las políticas sexuales y del cuerpo, las nuevas corrientes artísticas y los deseos colectivos.

Historiar la moda es una práctica que puede ayudarnos a identificar las tensiones y los debates culturales y sociales de cada momento histórico. Rita Rakosnik, historiadora del arte e investigadora cultural, lo defiende así. Ella cita y hace dialogar a Giacomo Leopardi, Théophile Gautier, Oscar Wilde y al mismo Simmel, pensadores que sí analizaron la moda como un tema serio, en su ensayo Filosofía de la moda: textos escogidos (Ela Geminada).

"Cuanto más nerviosa es una época más cambian sus modas" es una de las observaciones sociológicas de Simmel que Rakosnik menciona. El pensador formuló esta frase a principios del siglo XX, justo antes de que aconteciera la Primera Guerra Mundial, el gran cataclismo que sacudió Europa. Y de alguna manera, por tanto, tendría razón.

Marcelle Lender bailando el bolero en Chilpéric, 1895-1896

Marcelle Lender bailando el bolero en Chilpéric, 1895-1896 Henri de Toulouse-Lautrec Wikimedia Commons

Cuando los hombres dejaron de llevar tacones

Entonces, ¿qué dice la historia sobre el origen de la frivolización del acto de vestir? ¿Por qué no se considera un asunto humano y social relevante?

La respuesta, explica Rakosnik, está en la Revolución Francesa y en la llamada "Gran Renuncia Masculina". También tiene que ver con el machismo y las ideas de las primeras feministas.

La moda del siglo XVIII en París empezó a competer a la lucha de clases. Los integrantes del Antiguo Régimen se engalanaban y expresaban con su ampulosa forma de vestir los privilegios de los que gozaban. Podían permitirse ser coquetos, vistiendo colores llamativos, incluso tacones. Los menos favorecidos no podían siquiera llevar los mismos calzoncillos que ellos.

Retrato de un típico sans-culotte

Retrato de un típico sans-culotte Louis-Léopold Boilly Wikimedia Commons

Así se llamaron los primeros revolucionarios, los sans-culotte, que durante la Revolución adoptaron la indumentaria de obreros como su emblema. Política y moda se unían por primera vez.

Los jacobinos buscaban a sus objetivos guiándose por los llamativos colores de sus vestidos. A partir de aquellos sucesos de 1789, los burgueses y nobles de todo el mundo dejaron poco a poco de llevar tacones y atuendos vistosos, dejando esa clase de frivolidades para "el sexo menor".

La mujer pasó a estar más relacionada con la moda y las tendencias. En los entornos intelectuales eminentemente masculinos dejó poco a poco de considerarse un asunto social relevante. Incluso, el primer feminismo encabezado por Mary Wollstonecraft criticó a las mujeres que estaban interesadas en el vestir. Y ahí quedó la moda, como un asunto menor.

Un marco teórico en construcción

La teoría e historia del vestido explica todas estas cuestiones, pero hoy en día no consigue abarcarlo todo. A modo de ejemplo, Rakosnik, en el prólogo de su ensayo, se pregunta si la teoría del goteo --la que explica cómo las modas comienzan a gestarse entre las clases más acomodadas, y poco a poco van filtrándose hacia los estratos más populares, que buscan la asimilación-- explicaría la estética punk o el estilo urbano o underground. ¿Cómo han llegado a ponerse de moda si no nacieron de las altas esferas?

Tampoco se incluye en el canon de este ámbito filosófico la cuestión de la performatividad de género de la que habló Judit Butler, como este se expresa de forma individual y concreta a través del estilo de ropa, entre otras formas de expresión.

Todavía queda mucho por decir y por hacer dentro de la filosofía de la moda. La tarea es acoger estos fenómenos y explicarlos, pero también, demostrar de una vez por todas que el vestido es un texto, que su significado surge de la cultura y que aporta a ella tanto o más, en ocasiones, que otras manifestaciones humanas.