Recurso de inteligencia artificial

Recurso de inteligencia artificial EP

Ideas

Una vacuna contra la histeria

Daniel Innerarity dedica un ensayo, publicado por Galaxia Gutenberg, a analizar cómo deberíamos integrar la Inteligencia Artificial en nuestras vidas prescindiendo de los discursos apocalípticos y las retóricas contra la tecnología

Daniel Innerarity: "Si Trump evoluciona como es predecible, podría ser el final del populismo"

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Una teoría crítica de la inteligencia artificial, que acaba de publicar Daniel Innerarity en Galaxia Gutenberg, no es un libro fácil de reseñar o resumir: hay poco que recortar o que declarar sobrante en sus más 450 páginas de prosa clara y argumentativa, que se propone alejar histerias y populismos de nuestra comprensión de lo que es la Inteligencia Artificial y cómo podemos integrarla en nuestras vidas humanas y democráticas, más allá de propagandas machaconas, sarampiones y reacciones cuajadas de anticuerpos. La propuesta está bien clara: huir tanto del Robocalipsis como de la Robotopía y explicarnos cuáles son las ventajas, los retos y los peligros reales de la implementación de la IA en nuestra gobernanza cotidiana. 

El problema es que, puestos a subrayar, no hay modo de ser más sintético y más rotundo; la mejor manera de resumir este libro imprescindible es ofreciendo una antología de sus intuiciones más acertadas: “Una crítica de la razón algorítmica debería ser una crítica de la razón incorpórea” una razón que no es como la humana porque la psique humana funciona íntimamente vinculada a una extensión corporal que piensa holísticamente. 

Para todos los aspectos de nuestra vida pública (el privado, el laboral, el político, el ético) tiene Innerarity una respuesta novedosa, estructurada, más allá del pánico y más allá del ditirambo, con el sentido del equilibrio de las cosas bien meditadas: “Se está operando una nueva división global del trabajo digital, por la que se forman cadenas de deslocalización que nos obligan a mirar la automatización de otro modo: no se sustituye a los trabajadores humanos por robots sino por otros trabajadores humanos (ocultos, precarios y peor pagados).

Daniel Innerarity

Daniel Innerarity GALA ESPÍN Barcelona

Frente a cierta retórica dominante, las plataformas no están animadas por usuarios benévolos sino por proletarios del click. En otras palabras: este libro está basado en el desenmascaramiento de todo tipo de tópicos y mitos que distorsionan lo que la inteligencia artificial implica y propone de verdad. Y es que este libro ha sido lentamente elaborado durante cuatro años en la Cátedra de Inteligencia Artificial del Instituto Universitario Europeo de Florencia, de la que fue titular el autor, y se ha terminado en el mítico Institut für Sozialforschung, sede de la Escuela de Fráncfort.

Innerarity nos advierte contra la supuesta neutralidad del dataísmo político: “Quienes se adhieren a unos números supuestamente imparciales se protegen, así, de cualquier crítica pública” ; “Toda apelación a la importancia de los datos puede estar funcionando como un mantra que nos hace inconscientes de la necesidad de llevar a cabo unas políticas de datos justas y sostenibles”. Necesitamos, pues, políticas eficaces y realistas. “Hay cierta beatería”, continúa, “en relación con los bancos de datos, una “confianza en los datos” (…) que se asemeja demasiado a la delegación de soberanía que sostenían los regímenes predemocráticos”. 

En definitiva: “El problema de la gobernanza algorítmica es que, gracias a los algoritmos, intervenimos en la expresión de preferencias e intereses, pero no en la construcción de una totalidad social deseable que nos hubiera permitido, eventualmente, modificarlos”. Por todas partes encontramos revelaciones: “El dato no vale por sí mismo sino en relación a un contexto”; “La inteligencia artificial nos supera en muchas cosas, pero es por lo general muy inferior a los revisores humanos a la hora de considerar el contexto”. Nuestras preferencias han sido cocinadas de un modo no siempre transparente y comprensible, cuando a la vez es deseable que el ser humano no acabe de entender de dónde procede la superioridad analítica de la inteligencia artificial.

En cualquier caso, nuestra relación con ella ha de ser permanentemente revisable y redefinible. Y de este modo podremos evitar el ludismo y las reacciones irracionales o demagógicas: “El populismo antitecnológico está muy relacionado con el populismo político; tecnofobia y populismo tienen en común un rechazo exagerado a la delegación y también, por cierto, una confianza en el control igualmente exagerada”. Quien busque visiones extremistas o motivos para excitar iras, rechazos o exclusiones, que no se acerque a este libro.  

Innerarity defiende la naturaleza deliberativa de la democracia, que no deja los grandes temas en una esfera de responsabilidad privada o individual, sino en distintas ágoras que van mucho más allá que decisiones positivas o negativas sobre temas concretos; un lema suyo es que “todo lo humano es negociable”, y por lo tanto hemos de poder discutir siempre sobre cuáles son los grandes temas a la hora de asentar nuestras decisiones, sin que nos dicten esos temas desde el afuera tecnológico. El ser humano y no la IA propone el orden día en una democracia parlamentaria; el humano y no la IA desenmascara sesgos injustos y toma decisiones cuando no se dispone de suficientes estadísticas. Imposible expresarlo con más claridad: “En vez de pensar en términos de igualdad y competencia entre los humanos y las máquinas, habría que diseñar las condiciones para hacer posible su complementariedad”. Innerarity es habermasiano, imposible negarlo, y no considera pertinente que se considere a los ciudadanos como meros consumidores, que no cambian nunca de opinión o de ideología. 

'Una teoría crítica de la inteligencia artificial'

'Una teoría crítica de la inteligencia artificial' GALAXIA GUTENBERG

El ser humano debe evolucionar por sí solo sin las prótesis de sus preferencias pasadas, proyectadas abusivamente sobre su futuro. Y defiende a la vez la automatización como un ideal legítimo de las sociedades modernas y complejas; no se permite hipocresías esencialistas, ni se autoengaña con sueños nostálgicos. Lo que niega es que las nuevas aplicaciones algorítmicas cierren dos cosas: nuestra variedad de opciones colectivas de futuro y las fuentes de nuestras discusiones públicas. No se trata tato de humanizar lo que resulta inútil si se humaniza como de no pedir a los algoritmos lo que no pueden darnos: una política plural en la que debemos imaginar soluciones creativas para situaciones que los algoritmos no pueden prever ni resolver. 

La consigna clave consistiría en no atribuir a la IA lo que es privativamente humano, y por lo tanto atento al contexto, ambiguo, emocional, creativo, artístico, matizado y no binario: “Mi tesis a lo largo de este libro”, escribe Innerarity, “ha sido que la democracia en la era de la inteligencia artificial ni se va a superar ni se va a suprimir; se va a condicionar”. ¡Qué diferencia con los agoreros que lanzan profecías autocumplidas de sustitución autoritaria, para llamar la atención, o para vender libros milenaristas! Que existan turbulencias irracionales y posthumanas en China y Estados Unidos no puede hacernos perder el rumbo: para una sociedad realmente democrática no hay destino escrito, y no lo puede esculpir nadie (o alguna cosa) en piedra, o en algoritmos.  

La inteligencia es artificial es inteligente, pero no sabia” sentencia el autor en otra oración para enmarcar. Los años van confirmando a Innerarity como uno de nuestros mayores ensayistas, porque pone método y racionalidad donde solo hay ruido e intereses creados; porque suena a democracia deliberativa donde hay tantos falsos nietzsches intentando pescar en aguas turbias. Ya lo hizo en Una teoría de la democracia compleja (2019) o La sociedad del desconocimiento (2022). Todas las aguas son claras en la prosa de Innerarity, y quien quiera realmente enterarse de forma profundamente documentada sobre las relaciones entre poder político e Inteligencia Artificial, tiene en este libro a su mejor fuente posible y a un fuerte aliado de la racionalidad pública.