Jordi Morera: "Con el BAFTA, quizás me vaya a descolgar el teléfono gente que antes no lo hacía"
El productor repasa su trayectoria desde que dejó los estudios hasta que se marchó a Londres a hacer de figurante tras un enriquecedor paso por Nueva York
20 marzo, 2022 00:00Había dos españoles entre los nominados de la 75 edición de los premios BAFTA, celebrada el pasado 13 de marzo en Londres. Uno, el archiconocido e idolatrado manchego Pedro Almodóvar (Calzada de Calatrava, 1949), con su último filme, Madres Paralelas. El otro, Jordi Morera (Barcelona, 1988), un catalán que con su cortometraje animado Do Not Feed The Pigeons consiguió alzarse con la característica escultura en forma de máscara. Morera empezó su carrera en el cine en 2017, siendo figurante de películas. Hoy, es un prometedor productor que va abriéndose paso fuera de nuestras fronteras.
--Pregunta: Sé que lleva muchos años fuera de España. ¿Por qué se fue?
--Respuesta: Yo era el típico mal estudiante. Con 19 años decidí escaparme del "circuito educativo" y ver qué quería hacer con mi vida. Me fui a Nueva York. Sé que sonará un poco a cliché, pero había estado ahí de pequeño, con mis padres, y me fascinó. Enseguida que pude, hice las maletas y me fui para allá. Estuve un año con visado de estudios, pero no estudiaba: trabajaba de extranjis en las cocinas de algunos restaurantes. También hacía de repartidor de comida. Lo que ahora llaman ser rider. Y vivía realquilado en un piso destartalado del East Village, con un veterano de la guerra del Vietnam y su esposa.
--¿Y después?
--Después regresé a Barcelona y me di cuenta que quería estudiar algo relacionado con la imagen y la fotografía. Me volví a ir. Esta vez, a Londres. Eso fue en 2009. Me matriculé en un grado de diseño en la escuela Goldsmiths, de la Universidad de Londres. Aun habiendo vivido en Estados Unidos, no hablaba bien el inglés. Me pareció un reto interesante irme a estudiar a un lugar que para mí era extraño en aquel entonces y en el que ni siquiera podría comunicarme bien al inicio.
--Estando en Londres, descubre su pasión por el cine. ¿Cómo fue este proceso?
--Como proyecto final de mis estudios, produje un documental sobre un barco portátil y plegable, que fabriqué con mis manos. Ahí me encontré con mi pasión: me di cuenta que se me daba bien y me gustaba hacer vídeos, y vi que podía vivir de eso. Creo que la única diferencia entre hacer vídeos y hacer cine es básicamente el presupuesto y el equipo. Después de la uni, empecé a trabajar en el mundo corporativo escribiendo guiones, grabando, editando y produciendo anuncios y vídeos promocionales.
--¿Cómo pasa del mundo corporativo a la industria cinematográfica?
--Estaba trabajando en una empresa y pasó lo típico: en cierto momento echaron a un montón de gente. Entre esa gente, estaba yo. En vez de venirme abajo, lo vi como una oportunidad de hacer un cambio en mi vida. Me convertí entonces en figurante de películas, algunas de ellas muy famosas, como Mission Impossible 5, o también la mítica serie inglesa Eastenders. En Londres hay muchas oportunidades como figurante porque una gran cantidad de producciones americanas e inglesas, tanto de cine como de televisión, se filman ahí. Conocí a la gente más variopinta que te puedas imaginar y aprendí muchísimo.
--De figurante a productor. Explíqueme este salto.
--Me compré una moto, una BMW R100 RS del 1984, para poder desplazarme rápido a cualquier lugar donde existiera la posibilidad de hacer de figurante. Mi interés no era ser figurante en sí, sino aprender en esos rodajes. Por eso quería ir a todos. Eran como clases magistrales... ¡cobrando! Un figurante solo está ahí esperando su turno y observando. Yo aproveché eso al máximo. Tenía claro que lo mío era estar detrás de la cámara y no delante. Y en 2018 decidí mandar mi candidatura a la National Film and TV School de Londres, donde en cada curso solamente cogen a 8 estudiantes. Conseguí una plaza. Con una beca, un préstamo y algo de dinero de mis padres, pude costear los estudios.
--Es una escuela de gran prestigio ¿Cómo fue su experiencia ahí?
--La escuela funciona como un mini estudio. Durante dos años no paras de hacer películas. Es un aprendizaje constante. Estás rodeado de gente de todo el planeta que tiene muchísimo talento y es muy creativa, trabajadora y apasionada. Todo ese ambiente me enganchó muchísimo y hoy por hoy no me imagino trabajando en ninguna otra industria.
--¿Es en la escuela donde descubre que quiere ser productor?
--Efectivamente. Un productor es la columna vertebral de cualquier proyecto cinematográfico. La persona responsable de encontrar talento, conseguir financiación, organizar, coordinar, encajar todas las piezas y luego hacer la distribución. A mí lo que me gusta es trabajar con todo el equipo: guionistas, directores, compositores, cinematógrafos, montadores, sonidistas, etc. Es por eso que el perfil de productor es con el que mejor me siento y el que más me gusta.
--¿Quiénes son sus referentes en el mundo de la producción cinematográfica?
--En la escuela tuve la oportunidad de conocer y aprender mucho de Myf Hopkins (actualmente productora de la serie Casualty) y Chris Auty (productor de Bernardo Bertolucci). Me encanta también Rebecca O´brien (mano derecha y productora de la mayoría de películas del director Ken Loach), Pere Portabella (cineasta visionario, productor de Buñuel y Carlos Saura) y Montse Triola (actriz a la par que mánager en Andergaun, la productora encargada de las películas del director Albert Serra).
--Después del merecido premio, ¿sabe en qué proyectos va a seguir trabajando?
--Hace un mes terminé un corto en realidad virtual que hemos hecho desde 2020Films Ltd., mi productora, junto con Antonin Niclass, director del corto Do Not Feed The Pigeons, y el resto del equipo. Se llama Midnight Story y es una adaptación del corto ganador del BAFTA. Justo ahora lo estoy enviando a festivales. Paralelamente, hace unas semanas que estoy trabajando en un largometraje y estoy muy ilusionado. ¡Ahora me toca encontrar el dinero para sacarlo adelante! Pero no tengo prisa, hay que ir paso a paso y seguir trabajando.
--Lo del dinero, con un BAFTA debajo del brazo, quizá se vuelva menos complicado. ¿Qué espera que le traiga este reconocimiento?
--El mundo del cine es súper competitivo. No es ningún tópico. Te diría que aún lo es más para los productores. Pero creo que sí, que seguramente, con el premio, quizá me vaya a coger el teléfono gente que antes no lo hacía. Veremos qué tal va a partir de ahora.