El director Manu Gómez / PABLO MIRANZO

El director Manu Gómez / PABLO MIRANZO

Cine & Teatro

Manu Gómez: "Me siento orgulloso de no ser nacionalista, ni vasco ni español"

El director presenta 'Érase una vez en Euskadi', un retrato de los años 80 en el País Vasco marcado por el terrorismo de ETA

1 noviembre, 2021 00:00

Manu Gómez tiene una gran experiencia en la dirección de proyectos audiovisuales. Sin embargo, nunca se había lanzado a crear un largometraje. Hasta ahora. Érase una vez en Euskadi es una mirada inocente y autobiográfica de una de los años 80, una de las épocas más oscuras del País Vasco vista a través de los ojos de cuatro niños de doce años.

El filme cuenta con un reparto en el que, además de Marián Álvarez y Luis Callejo, están presentes Arón Piper, Ruth Díaz, Asier Flores, Aitor Calderón, Miguel Rivera y Hugo García, entre otros. Y no podía faltar Yon González, familiar y un gran apoyo para Gómez.

El papel de Yon

"Manu es mi primo hermano y le tengo mucho cariño, pero independientemente de eso, me ofreció el guión, me lo leí y me emocioné porque está muy bien escrito. Sea familia o no, es una película que a cualquier actor le gustaría hacer", confiesa el intérprete de Las chicas del cable.

Su personaje es un joven que entra en ETA porque quiere "integrarse en la sociedad". "Es un chico que defiende de manera férrea esas ideas y que piensa que, aunque haya alguna víctima, van a hacer un bien común para todos", desvela González. "Supongo que toda esta gente que se metió ahí en un momento pensaba que realmente estaba haciendo el bien, si no, es que hacían el mal gratuito porque sí", asegura sobre aquella época.

Entrevista

Manu Gómez expone su visión de una etapa marcada por las drogas, el terrorismo de ETA y el sida en una entrevista con Crónica Directo junto al actor de la película Yon González.

--Pregunta: ¿Cómo nace?

--Respuesta: Es un poco de esa necesidad de volver a tu propia infancia, inmortalizar aquellos momentos y dar un salto en el tiempo hacia atrás para descubrir que tuviste una niñez muy particular respecto a otra gente. Aquellas calles de esa Guipúzcoa profunda en el año 85 estaban llenas de particularidades, como el sida, la droga y, sobre todo, ETA y el terrorismo. Cuando eres un niño de 12 años, eso forma parte de la cotidianidad y no nos afectaba, convivíamos con eso.

--¿Se normalizaba?

--Sí, en mi caso yo no vi otra cosa desde que nací hasta que me fui de Mondragón para vivir en Madrid por temas de trabajo. Las manifestaciones existieron siempre, las carreras detrás de la delante de la policía...

--¿Qué personaje de niños le representaba más?

--El inútil de Marcos con la bici. Yo era peor que él. Yo era un ciclista absolutamente frustrado porque era mi gran pasión. Hubiera cambiado todo esto del cine por ganar un Tour de Francia, pero sigo conservando la afición. Hay mucho de mí en Marcos y mucho de mis padres en su familia, incluida la procedencia granadina, esas peleas por poder irte de vacaciones, esa precariedad económica en la que vivíamos y en la que vivía muchísima gente. El resto no deja de ser un Frankenstein de muchos recuerdos y de muchas personas que sí que existieron y que ahí están en mis recuerdos.

--¿Cómo le marcó esa época en su vida?

--No sé, no sabría decirte porque no tengo otra cosa con la que comparar. Con mucha naturalidad. Quizás sí que me afectó en algo de lo que hoy me siento orgulloso, que es de no ser nacionalista, ni vasco ni español. De alguna manera, nosotros éramos un poco esos niños sin patria, porque ni éramos españoles ni éramos vascos. Quizá el producto de todo eso es que hoy por hoy aborrezca cualquier tipo de bandera.

--¿Vivía el nombre maqueto como un insulto?

--Era un insulto, o sea, era peyorativo. Lo que pasa es que yo conviví muy bien con esa palabra y no le guardo ningún tipo de rencor a todo eso. Cataluña y el País Vasco son las dos grandes provincias donde había trabajo y ahí se fueron nuestros abuelos arrastrando a nuestros padres. Y el resultado de eso somos nosotros y un montón de gente.

--¿Es importante recuperar la memoria histórica?

--Para mí vital, sí. Pero todo esto, y las cunetas, por ejemplo. Desde la cultura tenemos la oportunidad de contar ciertas cosas y, al margen de entretener, recordar que ocurrieron cosas. La mejor manera de que no se repitan es enseñarlas a las nuevas generaciones.

--También se tocan algunos aspectos como el paro que llegan hasta día de hoy.

--Yo creo que hemos avanzado en muchos aspectos, pero las precariedades existieron, existen y existirán, siempre. Forma parte del ser humano y de cómo está construido el planeta. Es el mismo perro con distinto collar.

--El rodaje estuvo afectado por el coronavirus.

--Nosotros teníamos la película ya en pleno desarrollo de preparación, de preproducción, casting, etc. Cuando se aproximaba el momento para irnos con todo el equipo al País Vasco a rodar, llegó esta cosa de ciencia ficción que nadie esperaba y nos encerraron en casa. Cuando terminó el primer confinamiento, aprovechamos para rodar la película con tal fortuna de que pudimos terminarla. Luego a las dos semanas nos volvieron a cerrar. Esto tenía una dificultad para nosotros añadida, que era que nuestros protagonistas son cuatro niños de 11 años y en cuatro meses esos niños hubieran cambiado muchísimo. Eso hubiera sido un problema muy grave.

--¿Es complicado sacar adelante una película para el cine en 2021?

--Yo espero que también el confinamiento de alguna manera nos haya educado a volver a hacer estas cosas. Ahora se hacen vinilos y se compran porque hay una nostalgia. El cine se inventó para la pantalla grande, para las salas de cine. Cuando trabajas en una película, estás trabajando para una sala de cine, no estás trabajando de una manera técnica para la televisión. Yo creo que el confinamiento está haciendo que se estén llenando un poco más las salas de cine, los teatros y la necesidad de salir y entretenerte rodeado de gente.

--¿En qué proyectos están trabajando?

--Estamos buscando alguna idea. La elección de un guion realmente es muy seria porque tus próximos tres años, en el mejor de los casos, van a girar en torno a eso. Cuando no tienes 25 años, como en mi caso, debo elegir. Me encanta dirigir, he dirigido muchísima tele sobre todo y me encantaría hacer otra serie. Me gusta mucho dirigir cosas que yo no he escrito porque poder interpretar un guion desde tu manera de dirigir también es un proceso muy chulo. Pero el cine es el cine, tiene algo especial.