Los avatares de un avatar
'Clickbait' es una miniserie centrada en la red, en las funestas consecuencias que puede tener, con una historia que se antoja trepidante desde el primer minuto
11 septiembre, 2021 00:00Me consta que el adjetivo “trepidante” remite a las aventuras del Capitán Trueno y es un término viejuno y algo caído en desuso, pero no se me ocurre ninguno mejor para definir la nueva propuesta de Netflix, Clickbait, una miniserie de ocho episodios creada por Tony Ayres y Christian White que gira en torno al secuestro y asesinato de un marido (supuestamente) infiel que se ofrecía en diversas aplicaciones sentimentales e iba sembrando el caos emocional a su paso, hasta que alguien decidió quitarlo de en medio para que dejara de embaucar a unas (supuestas) pobres chicas en busca de amor.
Clickbait te atrapa desde el minuto uno. Desobedeciendo mi regla autoimpuesta de no ver más de dos o tres capítulos seguidos de nada, hace unas noches me tragué los seis primeros de una serie que no me ponía tan nervioso ni me inspiraba tal sensación de urgencia desde los ya lejanos tiempos de 24, aquella serie narrada en tiempo real en la que el agente antiterrorista Jack Bauer (Kiefer Sutherland) vivía cada año un día infernal en el que se veía obligado a salvar al presidente de los Estados Unidos, a su familia y, prácticamente, a la humanidad de manera simultánea (me hice auténticos maratones con 24, ¡y muy gozosos!).
La historia arranca con la desaparición de un fisioterapeuta de universidad, Nick Brewer (Adrian Grenier), de quien se cuelga un video en la red en el que se le ve magullado y sosteniendo unos carteles que rezan “Yo abuso de las mujeres” y “Yo maté a una mujer”. Cuando el vídeo alcance los cinco millones de visitas, Nick será ejecutado, como así sucede en el capítulo dos. Arranca la investigación, protagonizada por la hermana del difunto, Pía (Zoe Kazan, hija del guionista Nicholas Kazan y nieta del célebre director Elia Kazan) y el inspector islámico Roshan Amiri (Phoenix Raei), personajes que vienen de fábrica con sus propios problemas: ella tiene un carácter difícil (a causa de un trauma infantil que no voy a desvelar aquí) y él suda tinta para medrar en el cuerpo por cuestiones étnicas.
Material para una segunda y tercera entrega
Clickbait no habría podido rodarse antes de Internet: la presencia de la red, y sus funestas consecuencias, no es un elemento más de la trama, sino su entorno y, casi, su leit motiv. Podría considerarse un personaje más, pero es en realidad el protagonista: nada de lo que sucede en esta brillante miniserie sería posible en unos tiempos sin móviles, sin aplicaciones y sin las posibles simulaciones y suplantaciones de personalidad que ofrece la red a los desaprensivos. ¿Es Nick Brewer el despiadado depredador que parece ser cuando se descubre que tenía perfiles colgados en innumerables apps de ligoteo o ha sido suplantado por alguien que lo quiere mal y le busca la ruina? Eso es lo que deberán descubrir Pía y el inspector Amiri, pero también la esposa del difunto, Sophie, su madre y sus dos hijos, Ethan y Kai.
Ambientada en Oakland, California, pero rodada en Melbourne, Australia, Clickbait está dirigida, entre otros, por Brad Anderson, quien fuera durante unos años el cineasta más mimado por Julio Fernández, mandamás de Filmax, quien le produjo El maquinista y Transiberiano. Y aunque es una historia auto conclusiva, ya se habla de una posible segunda temporada con una trama nueva y los mismos actores en distintos papeles (como ha hecho Ryan Murphy con su American Horror Story). Sus creadores aseguran que ya tienen material para la segunda y la tercera entrega de la serie, pero la cosa no depende de ellos, sino de la audiencia, lo cual les sitúa en una posición muy similar a la del desdichado Nick Brewer, aunque con unos resultados espero que no tan crueles e inapelables.