El Festival de Cine de Málaga ha sido el escenario elegido para el estreno de La casa del caracol, un thriller en toda regla protagonizado por Paz Vega y Javier Rey que llega a las salas y Amazon Prime Video este 11 de junio.
La película narra la historia de un escritor que decide aislarse en una casa apartada de la civilización para escribir su próxima novela. Allí empezará a vivir situaciones muy extrañas y descubrirá algunos secretos de los habitantes del lugar.
Propuesta de confinamiento
Con claros referentes a todos los clásicos del cine de suspense, el primer largometraje de ficción de Macarena Astorga tiene cierta conexión con sus trabajos documentales. Y es que el peso del pasado es crucial.
Javier Rey (Noia, Galicia, 1980) cuenta cómo fue rodar esta película. Una propuesta que le llegó durante el primer confinamiento, con todo lo que eso supuso. Su atrevimiento para decir sí le ha sido muy gratificante.
--Pregunta: ¿Se esperaban la participación de la película en el Festival de Málaga?
--Respuesta: Nos hizo muy felices, porque la peli tiene además un espíritu muy malagueño, nuestra directora es malagueña… Así que presentar la película pocos días antes de su estreno el 11 de junio es una cuadratura muy chula.
--¿Cómo llegó al proyecto?
--Durante el primer confinamiento, cuando no sabíamos de qué iba todo esto. Llegó el guion, me gustó y tuve una videollamada con Macarena, que me dio su visión. Sin creérmelo mucho si íbamos a rodar o no, porque en aquel momento pensábamos que el mundo se venía abajo, dije que sí. Y salió todo bien.
--Le oímos decir que tuviste dudas
--Claro. Era una época en la que había muchísima desinformación. Nos confinaban a todos por primera vez en nuestras casas y en medio de todo eso vienen unas personas a decirme que vamos a rodar una película, como si no estuviesen pasando las cosas. Confiaba en los productores absolutamente, pero no siempre tener las ganas implica que vayas a rodar.
--¿Qué es lo que más le atrajo?
--A mí me gustaban mucho las capas de mi personaje, trabajar el aquí y ahora de lo que le ocurre, el saber y no saber. Esas capas de su instinto, su sentimiento de fracaso, su alcoholismo, y que hacen que el personaje sea complejo.
--¿Cómo se metió en el papel?
--Algunas comparaciones te llevan a spoilers, pero decidimos que no fuera un escritor al uso. Esa combinación de un tipo frustrado y fracasado, alcohólico, atlético, con un gran desconocimiento de sí mismo y con un cierto éxito en el pasado, que empieza a no saber si es real o no, es lo que conforma Antonio.
--¿Lo definiría como alguien torturado o con muchos miedos?
--Un poco de todo. Es un tipo que tiene una parte que se maneja con la tortura, incluso se siente cómodo en ese lugar, pero también viene del desconocimiento de sí mismo, de su pasado de lo que es, de lo que quiero. También es muy soberbio y hay ciertas personalidades que están casi predestinadas a la autolesión.
--¿Cree que, conociendo la trayectoria de la autora, ese desconocimiento del pasado intenta tener una lectura a nivel país?
--No me atrevo a decir a nivel país, pero el ser humano tiene una gran capacidad para olvidar todo muy rápido. Nos hemos olvidado de cómo era la vida antes de la pandemia, pero cuando ésta pase nos olvidaremos de cómo ha sido el durante. Tenemos la capacidad de adaptación para poder sobrevivir. A Antonio le pasa, como a muchas personas, que opta por la censura de cosas dolorosas sin ser consciente de ella, y que en cambio te condiciona toda la vida: las relaciones, las amistades, los amores… El ser humano es así, complejo.
--'La casa del caracol' es un thriller 100%, que bebe de algunos clásicos. ¿Hay pocas apuestas por el suspense en el cine español que lo haga más competitivo a nivel internacional?
--Somos una industria muy madura sin miedo a hacer todo tipo de géneros. Y los hacemos bien. Ya todo es global. La industria y la distribución han cambiado mucho. Ya no haces una película para tu país, sino que la haces pensando en que pueda viajar. Por mucho que esto pase en Quintanar, también podría ser un pueblo de Bélgica o de Japón, porque los miedos personales y colectivos son universales.
--Esto se rodó durante la pandemia, ¿cómo la vivió? ¿Le afectó a nivel personal y laboral?
--Sí, claro, como a todo el mundo. Yo tenía trabajo y, de repente, me quedé en mi casa, encerrado, siendo obediente, sin poder ver a la familia. Con días en que lo llevaba mejor y otros en los que tenía miedo, por el no saber y porque vivíamos una cosa histórica. He pasado por todos los estados por los que ha pasado cualquier persona del planeta (ríe).
--¿Se cancelaron muchos proyectos?
--En mi caso se han pospuesto algunos, se han cancelado otros, han aparecido nuevos en los que yo se suponía que no iba a estar, porque no podía, porque todo se ha movido, incluso las fechas. Y sigue pasando. Yo he tenido trabajoa, y muy buenos, durante este año, pero sí noto un poco de caos, porque todo el mundo quiere rodar. Con la pandemia todo se complica muchísimo.
--¿Cree que se ha gestionado bien a nivel cultural?
--No tengo idea, yo soy actor y de gestión cultural o de pandemias no tengo idea. Yo trato de hacer lo que me dicen que es mejor. Al final, lo que ha venido a demostrar la pandemia es que la gente necesita cultura, contenido, entretenerse. Lo ha pedido, lo consume y seguirá así. Esto es una muy buena noticia para nuestro sector y una responsabilidad para hacer cosas de calidad.
--¿Las plataformas han ayudado a eso? ¿Ayudan, perjudican?
--Yo tengo una buena relación con las plataformas. He trabajado con varias de ellas. Al final, los formatos cambian, la industria y la manera de visualizar contenido, también. A nadie se le ocurría antes el consumir cine o televisión en una tableta, o la gente no tenía teles tan grandes en sus casas e iban al cine. El nivel y la manera de consumir ha cambiado, y las plataformas han cambiado eso también. Creo que, igual, nadie se va a comer a nadie. A quien quiera ir al cine, nada ni nadie le va a cambiar esa experiencia jamás. Siempre va a haber gente que va a querer ir a las salas. Todo está condenado a entenderse. No creo que haya una guerra, ni nada. No lo veo de forma negativa, sino al contrario.
--¿Y cómo vive la fama?
--La fama es un efecto colateral de que mis pelis y mis series se vean. Lo asumo con la naturalidad que supone ser protagonista de historias, porque no es que haya llegado con 20 años de manera súbita a un éxito terrible. Llevo muchísimos años trabajando, y la cosa se ha puesto aquí con el tiempo, y de forma paulatina.
--¿Se esperaba llegar hasta aquí?
--Yo, cuando era pequeño, me imaginaba ganar el Tour de Francia. Ser actor ya es una sorpresa y serlo haciendo los personajes que hago, más todavía, porque mi sueño era ser deportista profesional y no ocurrió. El ciclismo se perdió a un ciclista regulero y la industria del cine ganó un actor más.
--¿Qué le llevó a cambiar del ciclismo al cine?
--Cuando las piernas me pusieron en mi sitio como ciclista y había gente mucho mejor que yo para el ciclismo, vi que parte de mis amigos hacían cortos como hobby y empezamos todos a juguetear con eso. Y con el paso de los años, yo soy actor, tengo una amiga que diseña carteles de cine, otra es directora de producción…
--Y cuando ya se vio en la industria, ¿cuáles fueron o son sus referentes?
--Tengo montón de actores que me gustan. Yo he tenido muchos grandes ejemplos a mi lado, y esa ha sido mi gran fortuna, trabajar con gente muy talentosa. Trabajar con Pepe Sacristán es lo más parecido a que te toque el Euromillón, y he estado cuatro años con él. Mis referentes son gente talentosa, que sabe del oficio, pero sobre todo gente que le mete muchas horas y no llega porque sí. Los currantes que se matan para que su personaje sea lo más real posible y más de verdad son mis referentes.
--¿Cree que los focos y la fama dejan ver eso?
--Aquí se ha de trabajar mucho, porque hay gente con mucho talento, y el trabajo es limitado. Tu valor debe ser talentoso y de mucho trabajo, porque hay gente muy talentosa que no trabaja lo suficiente. Si quieres dedicarte a esto y piensas que las cosas vienen solas, más pronto que tarde, el oficio te va a colocar en un lugar más complicado. Como en la vida, en general.
--Con la fama también ha captado la atención de la prensa del corazón, ¿cómo lo lleva?
--Yo lo tengo muy claro: mi oficio es ser actor. Mi trabajo es prepararme mis personajes en casa, ensayar con mis compañeros y luego rodar una peli o una serie y posteriormente hablar con la prensa para decir que este proyecto se ha hecho para que lo vaya a ver. Todo lo que se salga de eso, no me interesa.
--Y hablando de la fama, ¿cómo ha sido trabajar con alguien tan internacional como Paz Vega?
--¡Una maravilla! Es una actriz muy generosa, que lleva años trabajando y es muy fácil trabajar con ella.
--¿Le ha despertado el gusanillo de ir a Hollywood?
--Yo estoy muy bien aquí. Yo iré donde me lleven mis personajes; si me desplazan allá, iré. Pero como modo de vida, no lo veo.
--¿Cuáles son sus proyectos ahora?
--Pues, haciendo referencia a las preguntas sobre cómo ha afectado la pandemia, ahora mismo no tengo muy claro cómo va a ser mi futuro en verano. Tengo proyectos, pero no sé exactamente qué o si se van a cerrar. Va a depender de varios factores.