Una imagen de la película 'Las chicas de Manson', con Matt Smith en la interpretación de Charles Manson / MOVISTAR

Una imagen de la película 'Las chicas de Manson', con Matt Smith en la interpretación de Charles Manson / MOVISTAR

Cine & Teatro

Los Ángeles de Charlie

'Las chicas de Manson' ahonda, con una mirada compasiva, en las vidas trágicas de tres chicas que se cruzaron con un delincuente común reciclado en gurú

10 febrero, 2021 00:00

La carrera cinematográfica de Mary Harron (Ontario, Canadá, 1953) avanza a trancas y barrancas. Tras dos primeros largometrajes que obtuvieron el beneplácito de la crítica y una taquilla decente (I shot Andy Warhol, 1996, y American psycho, 2000), se convirtió en una cineasta errática, aunque a menudo interesante, que no parece encontrar su sitio en la industria estadounidense del espectáculo. Intuyo que ser mujer y lesbiana no ayuda, pero los temas que se siente inclinada a tratar tampoco son precisamente carne de blockbuster. Actualmente prepara una película sobre Salvador Dalí con Ben Kingsley en el papel principal que, en el momento de escribir estas líneas, no se sabe muy bien si está en fase de pre producción o si se ha rodado y no se ha enterado nadie. Puede que algún día aparezca en una plataforma de streaming, que es lo que ha ocurrido con su más reciente obra, Charlie says (Las chicas de Manson), que ha llegado con dos años de retraso a Filmin y Movistar y que es de una tristeza desoladora. A mí me ha gustado, pero no me atrevo a recomendársela a nadie. Bueno, sí, a ustedes, queridos lectores, que para eso me aguantan.

Charlie says se centra, desde una perspectiva feminista (y fatalista), en las tres pobres infelices cuya vida se fue al garete cuando se cruzaron con Charles Manson, autor intelectual de los crímenes que cometieron --junto a un tarugo con problemas mentales apodado Tex-- contra el matrimonio Labianca y la actriz Sharon Tate, en su último mes de embarazo del hijo de Roman Polanski, en sendas noches de agosto de 1969, poniendo fin a la quimera hippy de la peor manera posible. Se trataba de Leslie Van Houten (Hannah Murray), Patricia Krenwinkel (Sosie Bacon) y Susan Atkins (Marianne Rendón), que huyeron de casa para acogerse a la discutible tutela de Manson (Matt Smith), un delincuente común reciclado en gurú de una nueva era y aspirante a estrella del rock que encontró en los años 60 la manera de creerse importante. Manson murió hace poco. Sus chicas siguen en la cárcel (dos) o murieron entre rejas (una). Solo Leslie llegó a tener conciencia de lo que había hecho y de cómo había arrojado su vida a los cerdos por culpa de un chiflado: es a ella a quien más atención presta la película de la señora Harron.

Mirada compasiva

Narrada a saltos entre 1972 --cuando una terapeuta del penal se empeña en entender algo de esas pobres desgraciadas-- y 1969 --cuando las tres ejercían de amantes, esclavas y putas para Charlie, que además de estar loco era un machista asqueroso que había convertido el rancho de un viejo senil en la versión alternativa y criminal de la mansión Playboy de Hugh Hefner--, Las chicas de Manson aporta una mirada compasiva a una tragedia irreparable que, en cierta medida, fue la versión gore de la bonita canción de los Beatles She´s leaving home. A través de la terapeuta, la directora expone y no juzga: el espectador ya llegará a sus propias y tristes conclusiones. En cualquier caso, esta interesante película ha pasado totalmente desapercibida.

Lo mismo ocurrió con esfuerzos anteriores como The notorious Bettie Page (Bettie Page, 2005) --un encargo de HBO que tenía su interés, pero se veía lastrado por un presupuesto insuficiente para plasmar la vida y la época de la célebre reina del burlesque y las fotos picantes--, The moth diaries (Los diarios de la mariposa, 2011) --cinta de vampiros dirigida, diría yo, por motivos exclusivamente económicos-- o Anna Nicole (2013) --nueva biopic, esta vez de la difunta y exuberante starlet Anna Nicole Smith, una stripper que se casó con un viejo decrépito y pasó sus últimos años discutiendo por su herencia con los hijos del carcamal rijoso.

La carrera de Mary Harron empezó estupendamente con Yo disparé a Andy Warhol, sobre la feminista rabiosa y chiflada Valerie Solanas (una brillante Lili Taylor) y American psycho, excelente adaptación de la novela homónima de Bret Easton Ellis sobre un yuppy majareta al que dio convincente vida Christian Bale. Luego, las cosas se torcieron y Harron dejó de hacer lo que quería para rodar lo que podía. Una lástima, ya que esta mujer tiene talento. Se percibe en esa película imperfecta, pero a menudo conmovedora, que es Las chicas de Manson.