Regreso a Summerisle
La influencia del film 'El hombre de mimbre' ha influido en dos interesantes productos, el largometraje Midsommar y la miniserie de HBO 'El tercer día'
14 noviembre, 2020 00:00Aunque en su momento pasó prácticamente desapercibida, la película británica de 1973 The wicker man (El hombre de mimbre), basada en una novela de David Pinner, se ha revelado con el paso del tiempo una influencia más que evidente en ese subgénero del cine fantástico que los anglosajones bautizaron como folk horror. Dejando aparte el innecesario remake norteamericano de 2011 a cargo de Neil LaBute, la historia del policía chupacirios que es atraído con falsos pretextos a una isla siniestra llamada Summerisle ha influido recientemente en dos productos audiovisuales, el largometraje de Ari Aster Midsommar y la miniserie de HBO El tercer día. En el primer caso, el cordero camino del matadero es una pandilla de americanos de escasas luces que se buscan la ruina en un pueblo de Suecia; en el segundo, las víctimas de la isla siniestra (llamada Osea) son un matrimonio en crisis desde que perdieron un hijo a manos de un asesino rumano, solicitante de asilo en Gran Bretaña, que se suicidó antes de ir a juicio. O eso les dijeron en su momento. Si Midsommar era un producto enteramente satisfactorio, no puede decirse lo mismo de El tercer día, escrita por Dennis Kelly (responsable de la excéntrica y estimulante Utopía) y dividida en dos partes de tres capítulos cada una, Verano (protagonizada por Jude Law) e Invierno (Naomie Harris).
Fiel al espíritu de The wicker man, Verano es una estupenda vuelta de tuerca a la clásica trama del gato y el ratón cuya continuación, Otoño, puede uno saltarse tranquilamente (yo no lo hice y acabé quedándome sopas en el sofá). Si El tercer día constase tan solo de los tres primeros episodios, uno podría escribir de ella casi con entusiasmo. Lamentablemente, todo lo construido en esos tres capítulos se desmorona en los tres siguientes, estirando una trama que ya no da mucho más de sí y que acaba resultando repetitiva, confusa y abocada a una seudo conclusión decepcionante.
Si en Verano entendemos perfectamente los motivos de Jude Law para permanecer en esa isla llena de chiflados devotos de mitos celtas --a destacar los dueños de la taberna local, interpretados por Paddy Considine y Emily Watson--, dado que ha salvado a una adolescente que intentaba ahorcarse y quiere cerciorarse de que la deja en buenas manos, los de Naomie Harris en Invierno se nos escapan, pues es el guion lo que la obliga a quedarse en un sitio que solo emite señales que aconsejan la huida urgente. Para intentar completar la historia narrada en Verano, que, de manera algo críptica, se aguantaba por sí sola, el señor Kelly acaba liándose, yéndose por los cerros de Úbeda, repitiéndose más que el ajo y, en definitiva, cargándose su propia obra. De ahí que mi consejo para el querido lector sea que disfrute de los tres primeros episodios de El tercer día (cosa que logrará fácilmente si recuerda con agrado The wicker man) y abandone la serie antes de que las cosas se pongan feas y aburridas y acabe durmiéndose en el sofá como quien esto firma.