El cine vira hacia el 'streaming'
La industria audiovisual acelera aún más su conversión hacia las emisiones ‘on line’ mientras Disney, Century, Warner, Universal y Paramount retrasan sus estrenos a 2021
2 septiembre, 2020 00:10“Nos parece muy interesante proveer de una oferta de estreno [de Mulán] a los consumidores [de Disney+] al precio de 29,99$ y aprender de ello". Con esta frase, Bob Chapek, director general de The Walt Disney Company, vino a confirmar a inicios de agosto el cambio de paradigma que vive la industria de Hollywood desde la irrupción y consolidación –a partir de 2008– de Netflix, Amazon Prime Video y la división de streaming de HBO, conocida televisión por cable en Estados Unidos. Para muchos, y especialmente para el sector de la exhibición cinematográfica, el estreno de Mulán, el remake en live action de su clásico animado de 1998, en Disney +, la plataforma digital de contenidos de la compañía, supone una sentencia de muerte para las salas de cine, en sempiterna crisis a causa del descenso continuo de espectadores de los últimos años. Pero el alcance de la decisión de estrenar Mulán en Video On Demand (VOD), que en España se puede ver previo pago de 21,99€, posee otra envergadura cuyas consecuencias determinarán el consumo audiovisual del futuro más cercano.
El affaire Mulán ha dejado a lo largo del mes de agosto estampas virales como la de un exhibidor francés dando golpes a un paflón que anunciaba el estreno de la película de Disney solo en salas. Las imágenes del monumental cabreo de los exhibidores eclipsan el miedo de un sector al que los tiempos no le sonríen, y que conoce bien, los réditos que ofrece una película de The Walt Disney Company, máxime si se tiene en cuenta que esta compañía agrupa a un poderoso conglomerado que incluye Pixar, Lucasfilm –es decir, la franquicia Star Wars–, parte de lo que se conoce como el Universo Cinematográfico de Marvel, y 20th Century Fox, reconvertida en 20th Century tras la adquisición de la empresa, y todo su catálogo histórico, en 2019.
De los títulos que iban a estrenarse entre este septiembre y finales de octubre, y que han sido pospuestos a 2021, destacan cuatro: The Beatles: Get Back, documental de Peter Jackson sobre los fab-four de Liverpool; The King’s Man: La primera misión, spin-off de la saga de espionaje británica a cargo de Matthew Vaugh; la cinta de superhéroes Viuda negra, con Scarlett Johansson; y La crónica francesa (del Liberty, Kansas Evening Sun), de Wes Anderson, con un reparto con buena parte de sus actores fetiche: Bill Murray, Owen Wilson y Tilda Swinton, entre otros. Las cuentas se hacen solas.
En los números, en primera y última instancia, anda el juego. The Walt Disney Company anunció el estreno de Mulán en Disney+ el mismo día que presentaba el informe financiero del trimestre anterior, en el que reconocía haber perdido 4,7 mil millones de dólares de volumen de su negociopor la caída de ingresos del negocio de parques temáticos. Al mismo tiempo, Bob Chapek, confirmaba que desde la puesta en marcha de Disney+, en noviembre de 2019, la plataforma de streaming ha logrado 60,5 millones de suscripciones.
La réaction d’un exploitant suite à la décision de Disney... #Mulan pic.twitter.com/I2uWICofve
— Destination Ciné (@destinationcine) August 6, 2020
La fe de Chapek en el salto hacia el digital se entiende si se ponen algunas cifras en perspectiva. A finales de julio, Netflix contaba con 193 millones de usuarios en todo el mundo. Hay que tener en cuenta que el lanzamiento de Disney+ aún no se ha completado, ya que se ha ido realizando escalonadamente por territorios y todavía no es una plataforma global. Este septiembre la plataforma llegará a Portugal, Dinamarca, Noruega, Luxemburgo, Bélgica, Argentina y los mercados de Latinoamérica. Un dato más completa el órdago de The Walt Disney Company en relación al streaming: al día siguiente de anunciar que Mulán se distribuiría vía Disney+, las acciones del conglomerado audiovisual subieron un 11 por ciento en Wall Street.
Las plataformas, ¿nuevas cadenas de exhibición?
A pesar de las estupendas cifras de recaudación de Tenet, de Christopher Nolan –que en sus primeros cinco días en las salas de 41 países, entre ellos España, Francia o Reino Unidos, ha logrado ingresar 53 millones de dólares– o del ímpetu de la película familiar de Santiago Segura Padre no hay más que uno 2. La llegada de la suegra –vista por más de 1,5 millones de espectadores–, resulta complicado no pensar en la idea de que el cine, a día de hoy, ha dejado de verse como primordial en la industria del audiovisual.
La crisis del Covid-19 ha desvelado los problemas estructurales de una industria y de un arte al que la aparición de las plataformas digitales y su expansión global a lo largo de la última década ha sacudido con mucha fuerza. Las consecuencias económicas de la pandemia solo han acelerado la carrera de los servicios de streaming por adquirir o lanzar el máximo de productos posibles y ganar así abonados, mientras que los efectos de esta reconversión están siendo dramáticos porque los cambios se están produciendo a toda velocidad. Hay que darle una salida a las producciones que ya estaban listas para ser estrenadas y que la pandemia ha obligado a guardarlas en el cajón. Por otra parte, también es necesario un escenario, legal y económico, adaptado a la agilidad exigida.
Con estos parámetros en mente, debe entenderse el acuerdo en Estados Unidos, adoptado a mediados de julio, entre Universal Pictures y la cadena de salas de exhibición AMC, que permite a la compañía estrenar en Video On Demand sus producciones tres semanas después del lanzamiento en las salas de la cadena. En abril de este año se produjo un sonado rifirrafe entre ambas empresas a cuentas de la película de animación Trolls 2: Gira mundial, cuyo lanzamiento estaba previsto para marzo y saltó a las plataformas digitales a causa de. Covid-19, ocupó bastantes titulares en la prensa especializada. Universal había recaudado 100 millones de dólares en su decisión de estrenar on line ese filme infantil y AMC reaccionó sentenciando que no proyectarían más películas de la productora tras esa supuesta traición. La decisión acorta aún más las ventanas de exhibición y, por supuesto, marca un precedente.
Hay que volver ahora la vista atrás, a 1948, cuando un fallo judicial contra los grandes estudios de Hollywood obligó a estas empresas deshacerse de sus cadenas de salas de cine por violar la ley federal de antimonopolio. Los conocidos como Decretos de Consentimiento Paramount que prohibían la integración vertical en el sector cinematográfico y pusieron fin, de facto, al modelo estructural del sistema de estudios en la meca del cine, pasaron a la historia junto al nombre de la jueza federal Analisa Torres, quien, al aceptar la petición del Departamento de Justicia de Estados Unidos por el que se anulan estos antiguos decretos antimonopolio, se ha convertido en la mayor impulsora del negocio de streaming de The Walt Disney Company y de las salas marca Amazon en el arranque de esta década. El mundo del cine independiente, sin embargo, ve el futuro lleno de sombras.
En el entorno legislativo español, el BOE de este lunes, 31 de agosto, anunciaba la Orden CUD/807/2020 por la cual, por resumir, se adapta la definición de estreno comercial a aquellas películas que hasta ahora hayan sido distribuidas en las plataformas de streaming. La orden prevé una ampliación del plazo, es decir, más allá del 31 de agosto, siempre y cuando la situación de pandemia obligue a nuevas medidas de cierres de establecimientos y, con ello, de salas de cine.
Eso significa que películas de autor como Los europeos, el nuevo trabajo de Víctor García León, que se estrenó el 31 de agosto en Orange TV, antes de su futura llegada a salas, o A este lado del mundo, el último filme de David Trueba –y que se ofrece en alquiler y compra desde su propia página web–, ambas concursantes en el último Festival de Málaga, puedan optar a recibir las ayudas generales y específicas a largometrajes sobre proyecto en tanto que obra cinematográfica, no televisiva. La orden significa asimismo que producciones distribuidas a través de estos canales puedan optar a ser reconocidas en la temporada de premios cinematográficos junto a las películas españolas que se estrenan en salas desde este mes, como Las niñas, el debut de Pilar Palomero, mejor película en Málaga, Black Beach, de Esteban Crespo, o Rifkin’s Festival, de Woody Allen, filme inaugural del Festival Internacional de Cine de San Sebastián.
Las instituciones estadounidenses que velan por la cuestión artística del cine también han realizado los cambios pertinentes para que el espectáculo continúe como es debido, acordando una norma transitoria por la que pueden ser nominadas películas que se hayan estrenado de forma directa en una plataforma de streaming. A la vez, se ha ampliado la fecha para poder seleccionar a las contendientes que se estrenen en salas de cine. En el caso de los Oscar, que se celebrarán el 25 de abril de 2021 en vez del 28 de febrero, dos meses más tarde, podrán optar a ser nominados aquellos trabajos estrenados en alguna sala de Estados Unidos entre enero de 2020 y el 28 de febrero de 2021.
El envite de los festivales
“El cine aún existe, nunca nos ha dejado”, insisten el delegado del Festival de Cannes Thierry Frémaux y Bertrand Tavernier, presidente del Instituto Lumière, ambos responsables del Festival Lumière de Lyon, que celebra el patrimonio cinematográfico y el cine clásico, y uno de los más importantes del circuito junto al prestigioso Cinema Ritrovato, de Bolonia. Frémaux y Tavernier insisten en reclamar el apoyo a las salas de cine con unos argumentos que quizás pueden parecer arrogantes: “Las plataformas son esencialmente una nueva forma de televisión que convive con el cine exactamente de la misma manera que lo hacía la antigua. Esperamos que se siga hablando de ellos de aquí 125 años, que es la edad del cine de los Lumière”.Interpretaciones y declaraciones aparte, en un momento en que se difuminan las fronteras ontológicas entre cine y televisión a causa de las nuevas vías de distribución de obras audiovisuales, las instituciones cinematográficas tienen también que velar por su propia hegemonía en un escenario que día a día se vuelve más complejo.
Frémaux, que desde Cannes ha vetado la participación de los filmes de Netflix después de que el sector de la exhibición en Francia pusiera el grito en el cielo cuando Okja, del oscarizado Bong Joon-ho, compitiera en su Sección Oficial en 2017, acude hoy, junto a los otros siete directores de los festivales más importantes de Europa –Alberto Barbera (Mostra de Venecia), Carlo Chatrian (Berlinale), Lili Hinstin (Festival de Locarno), Vanja Kaludjeric (Festival de Rotterdam), Karel Och (Festival de Karlovy Vary), José Luis Rebordinos (Festival de San Sebastián) y Tricia Tuttle (London Film Festival)–, a la inauguración de la 77ª edición de la Mostra de Venecia; muy mermada este año de producciones estadounidenses.
Entre las películas a concurso destacan Nomadland, la nueva película de Frances McDormand, dirigida por Chloé Zhao (The Rider); La mujer del espía, del japonés Kiyoshi Kurosawa; el documental Notturno, del premiado con el León de Oro Gianfranco Rosi (Sacro GRA); Laila in Haifa, del israelí Amos Gitaï; Miss Marx, de la italiana Susanna Nicchiarelli; Dear Comrades, del ruso Andrei Konchalovsky; The World to Come, de la actriz, guionista y directora Mona Fastvold; y Never Gonna Snow Again, de la dupla formada por Malgorzata Szumowska y Michal Englert.
Los daños colaterales del streaming
El reajuste de los grandes estudios hacia el streaming está cobrándose muchas víctimas. Warner Media Entertainment, participante en la nueva plataforma HBO Max, lanzada en mayo de este 2020, anunció en agosto una ronda de despidos masivos –600 trabajadores– como consecuencia de la reestructuración de la empresa.
Los retrasos de estrenos como Tenet o Wonder Woman 1984 a causa de la crisis del coronavirus tienen que ver con estos despidos, pero –apuntan en The Hollywood Reporter–, la reestructuración responde al fracaso de HBO Max. “Se esperaba que los más de 30 millones de suscriptores de la televisión por cable HBO se pasaran al servicio, que se lanzó el 27 de mayo. Pero en su primer mes de existencia solo 1.1 millones de clientes de HBO se suscribieron a Max, además de 3 millones de clientes nuevos”. Entre los afectados, trabajadores de todas las áreas y niveles, desde veteranos ejecutivos de las divisiones de cine y televisión a trabajadores del sello editorial DC, la celebrada casa de cómics de Superman, Batman o Wonder Woman.
En la actual situación de pandemia, las salas de cine han sido uno de los sectores más perjudicados, en beneficio de las plataformas on line. Está por ver si se pueden recuperar y en qué condiciones el cine va a regresar a la pantalla grande de la sala oscura. Pero el escenario del streaming es igual o más complejo aún, si cabe. Con compañías como Netflix, Apple+, Disney+, Hulu, Peacock, HBO, HBO Max, Amazon, Sky, Movistar+, Rakuten, Filmin y un largo etcétera en los cientos de diferentes territorios del globo, el espectáculo de la guerra del streaming sólo acaba de empezar.