El caso de los gemelos desaparecidos
A medio camino entre el 'thriller' y el drama social, la serie 'The bay' se centra en la extraña desaparición de unos hermanos y aprovecha para plasmar un retrato de la vida provinciana
15 agosto, 2020 00:00A veces hay coartadas a las que más vale no recurrir si no quieres meterte en un berenjenal peor que aquél en el que ya te encuentras. Que se lo digan al pescador Sean Meredith (Jonas Armstrong) y a la inspectora de policía Lisa Armstrong (Morven Christie), protagonistas de la brillante miniserie de la ITV (colgada en Filmin) The bay (La bahía), drama sociocriminal en seis capítulos escritos por Daragh Carville y ambientados en Morecambe Bay, población marina del condado de Lancashire.
La noche en que desaparecían dos adolescentes gemelos, chica y chica, hijos de la actual esposa de Sean, éste andaba de copas con unos colegas, aunque durante más de una hora nadie supo dónde se había metido, por lo que no se le puede descartar del todo como sospechoso de la extraña desaparición de sus hijos adoptivos. Parte de esa hora la pasó el señor Meredith en un callejón detrás del pub, cepillándose a la inspectora Armstrong, que también estaba de farra con unas amigas y a la que no conocía de nada (un simple apretón sexual espontáneo). Para rematar la faena, Sean pasó el resto de su tiempo peliagudo de explicar con la esposa de un compañero de trabajo. En su caso, librarse de las sospechas de la policía equivale a que su mujer lo ponga de patitas en la calle. En el de la inspectora Armstrong, supone ser apartada del caso ipso facto. Ni el uno ni la otra están dispuestos a encajar el destino que les corresponde, por lo que la investigación arranca con plomo en las alas, por así decir.
Ese es el punto de partida de The bay, que marcará toda la trama de principio a fin. A medio camino entre el thriller y el drama social, The bay se centra, sí, en la extraña desaparición de los gemelos, pero aprovecha también para plasmar un retrato de la vida provinciana en entornos no muy favorecidos económicamente, prestando especial atención a los problemas familiares, de los que no se libran ni los pescadores ni los policías: la inspectora Armstrong tiene un hijo y una hija de la edad de los adolescentes desaparecidos que son una fuente constante de problemas (no hay padre/marido a la vista, pero nada se nos explica de su ausencia: uno es muy puntillista para estas cosas y hubiese querido saber si estábamos ante un divorcio o una viudedad, pero el guionista considera que no tienes por qué saberlo).
Es una obviedad decir que los ingleses dominan este tipo de miniseries policiacas con fuerte presencia del factor humano, pero The bay lo vuelve a demostrar, aunque no haga ninguna falta. Su visionado, por cierto, me ha hecho pensar en Happy valley, cuya tercera temporada llevo esperando, tal vez sin motivo, desde hace un tiempo, dado que su personaje central es una versión mejorada de la inspectora Armstrong. En cualquier caso, la segunda temporada de The bay ya está en marcha: retrasado el rodaje por culpa del coronavirus, se supone que la grabación comenzará a finales de este año maldito.