La mafia no era solo italiana
Mientras llega 'El irlandés', los fans de Martin Scorsese pueden ir abriendo boca con la serie 'El padrino de Harlem'
9 noviembre, 2019 00:00Aunque el invento y consolidación de la mafia se adjudican con justicia a los italianos, en Estados Unidos hubo gánsteres de distintas procedencias. Los judíos contaron con sujetos como Meyer Lansky o Bugsy Siegel. Los irlandeses controlaron durante años Boston Sur gracias al implacable James Whitey Bulger. Y los negros tuvieron sus momentos de gloria en el Nueva York de los años 50 y 60 con Bumpy Johnson, cuyas andanzas nos relata la nueva serie de HBO El padrino de Harlem, creada por Paul Eckstein y Chris Brancato.
Estamos ante una recreación muy lograda de la Nueva York de los años 60, que empieza con la salida de Alcatraz de Bumpy Johnson (el siempre brillante Forest Whittaker) tras cumplir una condena de diez años y comprobar, a su regreso a Harlem, que su barrio ha sido tomado por los italianos del clan Genovese y un exchófer convertido en capo que no lo puede ni ver, Vincent Gigante (Vincent D´Onofrio, el recluta patoso de La chaqueta metálica, la película de Stanley Kubrick). Se trata de reconquistar el territorio, y para eso hay que ponerse duros, cosa a la que Bumpy está muy acostumbrado: si hay que eliminar a alguien, se le elimina, a menudo en persona, con la ayuda de una afilada navaja de barbero.
Para aficionados al cine de gánsteres, El padrino de Harlem es una bendición. Y el entorno de la época contribuye a situar históricamente las peripecias que se nos cuentan: Bumpy fue amigo de la infancia de Malcolm X, cuando éste era un chorizo más del barrio y aún no había experimentado la epifanía que le llevó a crear la Nación del Islam; Bumpy se trata con Cassius Clay, que está a punto de convertirse en Muhammad Ali gracias a Malcolm X y sus amigos del traje negro y la pajarita; Bumpy negocia con un predicador turbio y corrupto que le puede echar una mano en el barrio, Adam Clayton Powell (Giancarlo Esposito, ese negro con una cara de italiano que no puede con ella); Bumpy ama a su mujer, pero tiene un lío con una Vanderbilt, fascinada por el sector más criminal del black power; Bumpy tiene una hija yonqui que acaba en la Nación del Islam...
Entre los secundarios, contamos con dos personajes fundamentales para hacer de mafioso, Paul Sorvino (que interpreta a Frank Costello) y Chazz Palmintieri (Joe Bonanno). Y el apartado sentimental lo aportan la hija de Gigante y un cantautor negro que parece tener todas las papeletas para acabar en el fondo del East River con unos zapatos de cemento. De fondo, la presidencia de John Fitzgerald Kennedy, la impopular guerra de Vietnam, la segregación y el maltrato centenario de la población negra de los Estados Unidos. Estamos, pues, ante un fresco sensacional de una época y un lugar: los Beatles aún no eran famosos en Norteamérica y faltaban unos años para que Charles Manson se cargara la década prodigiosa, pero todo eso a Bumpy Johnson le daba lo mismo: él solo quería reconquistar el barrio para los suyos -y, sobre todo, para él- y librarse de la familia Genovese.
Llevamos cinco capítulos estupendos y no parece que la cosa vaya a decaer próximamente. Mientras llega El irlandés, los fans de Martin Scorsese pueden ir abriendo boca con este Godfather of Harlem.