nacido matar

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Cine & Teatro

Retrato del psicópata adolescente

Ramón de España elogia la miniserie 'Nacido para matar', de cuatro capítulos, mezcla de relato policial y de ensayo sobre una mente perturbada

23 diciembre, 2017 00:00

Sam es un buen chico. O lo parece. Vive en una ciudad de provincias de Inglaterra con su madre viuda, que trabaja de enfermera en el hospital local. No acaba de encajar en el instituto, donde apenas tiene amigos, pero eso les pasa a muchos chicos de su edad, ¿no es cierto?

Obsesionado por su padre muerto, fabula que falleció en la guerra de Afganistán al pisar una mina, aunque a veces se lía y dice que lo abatió un francotirador de un disparo en la cabeza. Su madre nunca le habla de él, cosa que al chico le extraña y le inquieta. Aun así, sigue con su vida y no solo no es especialmente problemático, sino que realiza actividades ejemplares, como visitar a un anciano paciente del hospital en el que trabaja su madre para leerle un libro por las noches.

Como nueva muestra de normalidad, Sam inicia un romance con una chica del instituto, la hija de un policía en baja de servicio que ha vuelto a la población para cuidar de su provecta madre (y para heredar su casa cuando la diñe, ya que su situación económica es lamentable).

De la obsesión a la fascinación

Todo esto cambia cuando Sam descubre la verdad sobre su padre. No murió en Afganistán. Sigue vivo y en la cárcel por haber asesinado al hombre por el que su madre le abandonó. La obsesión por el padre perdido es sustituida por la fascinación por el padre recuperado, de quien parece haber heredado sus tendencias criminales. Lo comprobarán en sus carnes el anciano al que le leía por las noches y una compañera de trabajo de su madre que lo vio por ahí la noche del deceso del paciente: ambos morirán ahogados por el expeditivo sistema de la almohada apretada con fuerza sobre la cara.

Nacido para matar es otra de esas excelentes miniseries británicas (cuatro capítulos) a las que nos tiene acostumbrados la televisión de esa isla inhóspita célebre por su clima aborrecible (gracias al cual la gente lee tanto y hay tanto escritor de thrillers). Mezcla de relato policial y de ensayo sobre una mente adolescente perturbada, Nacido para matar plantea la posibilidad de una herencia genética criminal en la figura del aparentemente inofensivo Sam, que no encuentra su lugar en el mundo hasta que lo acaba encontrando donde no debe: en las visitas a la cárcel para ver a alguien que nunca lo ha querido y que lo manipulará, en un sorprendente giro final, para vengarse de la mujer que lo abandonó.

Cuando Sam descubra la verdad sobre su progenitor, ya será demasiado tarde. Y el desangelado romance de su madre con el poli que aspira a heredar la casa de su madre, parece insinuar el final abierto, no va a salvar de nada a esa pobre mujer.