El conserje de noche
Hay series que concitan un aplauso generalizado, pero que a uno le dejan frío. Pienso en El infiltrado (The night manager), que Movistar vuelve a emitir al calor de los premios recibidos en la última edición de los Globos de Oro, incluyendo uno para Hugh Laurie, que nunca ha estado tan mal en un papel, tan poco creíble, tan en posición de piloto automático. Recuerdo que empecé a verla con cierta ilusión, animado por las críticas que venían del exterior, y que me acabé desenganchando en el tercer episodio por puro aburrimiento. Sobre el papel, todo funcionaba: intriga internacional basada en una novela de un escritor de prestigio, buenos actores, magníficas localizaciones…Pero en la práctica aquello era como la pizza congelada: estaban todos los ingredientes, pero no sabía a nada.
Empecé a verla con cierta ilusión, animado por las críticas que venían del exterior, pero me acabé desenganchando en el tercer episodio por puro aburrimiento
Reconozco que el escritor de prestigio nunca me ha interesado gran cosa. Que me perdonen sus miles de lectores, pero John Le Carré siempre me ha parecido un Graham Greene de segunda división. Y la trama --centrada en ese conserje de noche (Tom Hiddleston) que se ve involucrado en una investigación de los servicios secretos británicos para desactivar a un turbio magnate (Hugh Laurie)-- avanza a trompicones y de manera asaz desangelada. Pese a ello, todo el mundo se ha puesto de acuerdo en decir que era una de las mejores ficciones del año pasado, como demuestran esos Globos de Oro que le han caído recientemente en Los Ángeles. Tengo la impresión de que no he sabido verle la gracia a El infiltrado, aunque también es posible que no tenga ninguna: no sería la primera vez que mi juicio no coincide con el de la mayoría (de hecho, es algo que sucede con una frecuencia preocupante).
No quisiera cebarme con Hugh Laurie, que me parece un estupendo actor de comedia --aunque House sea otro de esos productos de éxito masivo a los que no he logrado verles la gracia--, pero su interpretación del magnate malvado me parece totalmente equivocada y creo que lastra de manera considerable la propuesta. Tampoco ayuda una dirección algo rutinaria y carente de pulso, ni unos secundarios que se esfuerzan poco en resultar creíbles y/o interesantes. Algo falla en una serie cuando un episodio no te deja con ganas de ver inmediatamente el siguiente, y recuerdo que llegué arrastrándome al tercero, tras el cual abandoné definitivamente el visionado. Dado el veredicto positivo de los Globos de Oro, todo parece indicar que hice muy mal y que debería aprovechar la segunda oportunidad que me ofrece Movistar, pero la primera impresión es siempre la más fiable y la mía fue lamentable. Si algún lector quiere llevarme la contraria, bienvenido sea.