Material de promoción de cómic 'Hambre' / NÓRDICA

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Artes

Knut Hamsun, hambre y viñetas

La editorial Nórdica publica una hermosa versión ilustrada de ‘Hambre’, el gran libro del escritor noruego, padre de la novela psicológica y autor políticamente incorrecto

13 agosto, 2021 00:00

En los últimos tiempos, el club oficial de los ilustres literatos detestables no hace más que crecer y ampliarse. La revisión crítica –en clave woke– de la vida de los escritores clásicos da como resultado la expulsión del paraíso hagiográfico de algunos de sus antiguos integrantes. No hay más que recordar las polémicas a cargo de Pablo NerudaConfieso que he violado– o las tristezas pedófilas de Jaime Gil de Biedma. Pareciera que no hay biografía que resista al feroz escrutinio moral del presentismo. No existe artista sin mácula o que no oculte algún cadáver en el armario. Tal vez el problema sea el de siempre –bastante antiguo– y tenga que ver con haber querido investir de la misma admiración que nos producen sus obras a las vidas de sus autores. El exceso de fanatismo crea espectros de presunta bondad. ¿Será posible leer sin más?

El ilustre detestable que hoy nos ocupa, Knut Hamsun (1859-1952), forma parte del equipo titular de los escritores malditos desde tiempos inmemoriales. Igual que Ezra Pound y Louis Ferdinand Celine, se ganó la gloria –escribiendo ineludibles obras maestras– y la mala fama  a conciencia –con su empeño en regalar su Premio Nobel a Goebbels o escribir un panegírico a Hitler–, cuando ya era el escritor noruego más laureado de todos los tiempos –Ibsen a parte– por novelas como Hambre o Pan

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Con él comenzó el camino de la novela psicológica moderna, donde la trama externa se adelgaza hasta la mínima expresión para concentrarse en la épica íntima del monólogo interior más desesperado. En la alucinación psicótica que linda con el surrealismo. En un artista del hambre. De este legado bebieron Franz Kafka, Stefan Zweig y Ernest Hemingway. También ha sido reivindicado por Henry Miller, Charles Bukowski o  Paul Auster.  

Hambre, el cómic que adapta el relato original de Hamsun, ha sido bellamente editado por la editorial Nórdica, que lleva tiempo empeñada en rescatar la obra del polémico autor. Martin Ernstsen, su autor, ha realizado una inmersión total en la desasosegante materia prima de la que está compuesto el original. Sirviéndose de los recursos propios del lenguaje del cómic para ahondar con precisión en un texto en apariencia inadaptable.  Lo hace de manera fiel y audaz al mismo tiempo. Trasformando las efusiones líricas del clásico maldito de 1880 en una serie de ilustraciones simbólicas, perturbadoras y originalísimas, que utilizan lo onírico y el color en contraposición a los paisajes negros y blancos de la ciudad donde vive el protagonista, una Oslo espectral –aquí llamada Christiania– y severa con sus ciudadanos. Cada página es un hallazgo y un temblor capaz de provocar una carcajada y un escalofrío. 

OIPCabe destacar la excelente calidad de página, el rotundo misterio de la caracterización de sus personajes o la transformación del monólogo en ilustraciones que no solo toleran la relectura, sino que invitan gozosamente a ella. El protagonista del cómic –licencia del adaptador—recibe el nombre de Pedersen –el real tras el alias de Hamsun– y nos narra la tragicomedia de un chupatintas al tiempo estoico y quejica. El amor y la locura. El milagro cotidiano y la condena de quien no sabe de qué va a alimentarse en lo que queda del día. Prefigurando así que no hay aventura más importante a principios del siglo XX que el viaje hacia el interior de uno mismo.

Cabe destacar la excelente

La recepción de Hamsun tras el final de la Segunda Guerra Mundial fue complicada. Su filiación fascista y simpatía por los nazis lo convirtieron en el escritor prohibido más leído de su país. A resultas de dicho comportamiento acabaron juzgándole como traidor a su patria e ingresó a la fuerza en un manicomio. Sus obras fueron quemadas en muchos lugares y desterradas de los fastos oficiales de la literatura universal, convirtiéndolo en una suerte de escritor de culto

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A propósito de su centenario, en Noruega se ha realizado una suerte de rescate de su obra. Restituyéndola en el pedestal del que nunca debería haber bajado. Una vez pasado el tiempo, la figura del autor –con sus opiniones y errores, mezquindades y posibles asesinatos– se diluye y reaparece el brillo perenne de lo que dejó escrito. En la actualidad se puede visitar –COVID mediante—el edificio parcialmente deforme en la localidad natal del autor, Pedersen, situada más allá del Círculo Polar Ártico.

00Muestra04vAl bueno –¿o no?– de Martin Ernstsen, el fantástico autor de la adaptación, dan ganas de felicitarlo por su trabajo, desearle que las editoriales españolas traduzcan más obras suyas y después dejarle en paz. Morando para siempre en su feliz anonimato biográfico. Impedir que otros indaguen en sus gustos personales o en sus tuits de inicios de siglo. Que nadie insista en lo buena persona que es o en rodar un documental de su vida que sirva de ejemplo para la ciudadanía. No vaya a ser que ahora decidamos erigir una estatua ecuestre en su honor personal para luego, de aquí treinta o cuarenta años, tener la fiera obligación de derrocarla

Al bueno –¿o no?– de Martin Ernstsen, el fantástico autor de la adaptación, dan ganas de felicitarlo por su trabajo, desearle que las editoriales españolas traduzcan más obras suyas y después dejarle en paz. Morando para siempre en su