El arte gótico está muy presente en Cataluña, como bien se puede observar en las múltiples construcciones que jalonan toda la comunidad autónoma. De hecho, en la propia Barcelona incluso hay un Barrio Gótico que hunde sus raíces en la Baja Edad Media.
Y es precisamente en esa época --los siglos XIII y XV-- cuando en el territorio catalán se llevan a cabo construcciones de gran calado que aún a día de hoy tienen un gran atractivo para quienes las visitan. Recorrer el gótico catalán, por tanto, es una actividad perfecta para sumergirse en la historia de nuestras ciudades y su repercusión cuando el periodo medieval se encaminaba hacia el Renacimiento.
Edificios emblemáticos
Para comprobar la importancia de esta corriente arquitectónica lo mejor es recorrer los edificios más emblemáticos que se pueden encontrar en Cataluña. Y para ello se puede comenzar por la capital, ya que en su Barri Gòtic es posible visitar auténticas joyas.
Una de ellas es la propia Catedral de Barcelona, es decir, la Santa Iglesia Catedral Basílica Metropolitana de la Santa Cruz y Santa Eulalia. Su origen se remonta al siglo XIII, cuando se comenzó a construir sobre la anterior catedral románica, aunque lo que más destaca es su fachada, la cual, por cierto, no tiene tanta antigüedad, ya que a pesar de contar con un estilo eminentemente gótico, se construyó entre 1882 y 1913.
Por el Barri Gòtic
Por este famoso barrio barcelonés merece la pena “perderse” y recorrer sus callejuelas para hacerse una idea de cómo podía ser la vida allí en el Medievo. En ese recorrido, el visitante se topará con el Palau Reial Major, que durante mucho tiempo fue la residencia de los condes de Barcelona. Los edificios que se mantienen respecto al antiguo complejo son realmente notables y en estos momentos se utilizan para albergar el Museo de Historia de Barcelona y el Museo Frederic Marès.
Un poco más alejado de este barrio es posible visitar otro de los emblemas del gótico catalán: el Real monasterio de Santa María de Pedralbes, fundado por el rey Jaime II y por su esposa Elisenda de Moncada en 1326. En este conjunto arquitectónico destacan la iglesia de Pedralbes y el bello claustro.
La catedral del pueblo
Del siglo XIV data la construcción de la iglesia de Santa María del Mar (concretamente de 1329 a 1383). Esta basílica menor, catalogada como Bien de Interés Cultural, tuvo una especial relevancia porque debía pertenecer solo a los feligreses del área que englobaba el puerto y la Ribera, dado que fueron ellos quienes se encargaron de Santa María del Mar las obras que se acometieron.
Sobre este edificio hay numerosas anécdotas y mucha historia, de la que merece la pena informarse puesto que aporta muchos datos sobre la idiosincrasia de Barcelona. Más allá de sus características arquitectónicas y su gótico austero y “macizo” (fantásticas torres octogonales), si se visita la conocida como “Catedral del Mar”, siempre hay que buscar el escudo del Barça en las vidrieras e imaginarse cómo era la ciudad en la Edad Media, dado que por entonces estaba mucho más cerca del mar (era la iglesia de los pescadores).
Catedrales góticas
Fuera de Barcelona el gótico también arraigó en otras poblaciones catalanas. Un buen ejemplo de ello es la catedral de Santa María de Girona, la cual se caracteriza por tener la nave más ancha del mundo construida en este estilo, con una anchura que casi llega a los 23 metros (22,98 concretamente). Iniciada como templo románico, se concluyó en la época gótica. Situada en la zona más elevada de la ciudad, su escalinata ha servido como plató para el rodaje de Juego de Tronos (así como otros lugares de la ciudad).
De gran belleza también es la Colegiata Basílica de Santa María de la Aurora que se puede visitar en Manresa, la cual fue construida sobre los restos románicos devastados por los ataques árabes. Con el aspecto actual fue construida entre los siglos XIV y XVI.
Vic y Tortosa
Para finalizar el recorrido por los edificios más emblemáticos del gótico catalán, hay otras dos paradas. Una de ellas es en Tortosa, la capital del Baix Ebre, cuya catedral se comenzó a construir en 1347 para sustituir a la románica consagrada en 1176. Eso sí, presenta algunas diferencias con otros templos catalanes de la época al constar con tres naves de alturas diversas.
Y la última parada se puede hacer en la catedral de San Pedro Apóstol o catedral de Vic, en la que se pueden distinguir varios estilos que van desde el románico hasta el neoclásico, aunque el claustro y el retablo mayor son góticos.