Cataluña es el territorio del románico. Los ejemplos de Taüll y Boí son claros. Su arte es patrimonio de la Unesco, pero eso hace que otras joyas medievales de la época queden en el olvido.
La iglesia de Sant Bartomeu de Covildases es una de ellas. Situada en las afueras de Vidrà (Osona), esta joya del siglo XII parece pasar desapercibida. Está en perfecto estado, en medio de un prado abierto al que es fácil llegar y, aun así, olvidada.
La iglesia forma parte de inventarios de patrimonio románico de Cataluña y está catalogada como un ejemplo representativo de arquitectura medieval rural de montaña. Lo único que no se sabe con exactitud es su fecha de construcción, pero se estima que fue entre los siglos XI y XII.
El edificio consta de una sola nave, cubierta mediante bóveda de cañón, característica habitual de la arquitectura románica en zonas montañosas.
Cómo es la iglesia
La puerta de acceso se localiza en el muro sur y está formada por dovelas grandes, que se atribuyen a una intervención posterior respecto a la construcción inicial.
El ábside es semicircular y presenta decoración lombarda mediante arquerías ciegas entre lesenas. La espadaña, ubicada en el muro de poniente, cuenta con dos aberturas y sirve para alojar las campanas.
El terremoto
Todo ello ha sobrevivido casi de milagro. Según los registros históricos, un terremoto que sacudió esta zona de Cataluña en 1425.
A pesar de que los temblores causaron desperfectos en la bóveda, en 1430 fue reparada. Aun así, no fue hasta 1548 que quedó como estaba.
En cualquier caso, la iglesia luce como nueva y da una imagen de postal. El entorno inmediato de la iglesia combina pastizales y bosque de hayas y pinos.
El acceso principal se realiza por un camino o pista rural que parte desde Vidrà, como si llevara hasta ella. Además, allí se encuentra un pequeño manantial cubierto junto al edificio, lo que indica la presencia de agua en el entorno inmediato.
Dónde se encuentra
La localización aislada de la iglesia permite la conservación de su estructura original y, sobre todo, ofrece la posibilidad de conocer un paraje que parece esperar a ser descubierto.
En el entorno de la iglesia, hay una gran explanada cubierta de hierba verde, propias de las praderas suizas. A su alrededor un bosque de haya y pino la protegen. Aun así, es de fácil acceso.
Ermita de Sant Bartomeu de Covildases
Una iglesia querida
La ubicación en un promontorio y, especialmente, los senderos de acceso señalizados permiten llegar a ella sin mucho esfuerzo. Además, uno siente que conoce el territorio.
A pesar de no salir en las guías turísticas, la ermita de Sant Bartomeu de Covildases es de utn gran valor y está muy arraigada a Osona. Varias plataformas documentan su importancia y algunas organizaciones se encargan de dar testimonio de su legado.
La misma Federació d’Entitats Excursionistes de Catalunya (FEEC) la menciona y destaca entre las rutas que se pueden hacer cuando uno visita Osona. Solo hay que saber cómo llegar.
Cómo llegar
Lo capital catalana más cercana es Girona. Se encuentra a una hora y 50 minutos en coche. Se va por la C-63 o la A-2 en dirección Barcelona para desviarse por la C-25 en dirección Vic. Antes de llegar a la capital de Osona, uno se incorpora a la C-17 hasta llegar a Sant Quirze de Bessora. Allí, aparecen las indicaciones para tomar la BV-5227 hasta Vidrà, donde ya se señaliza la ermita.
Desde Barcelona, el camino es más largo. Son dos horas y media. Eso sí, es más recto. Se debe ir en busca de la C-33, que enlaza directamente con la C-17.
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