Un cementerio de barcos de la Primera Guerra Mundial en la costa de Tarragona

Un cementerio de barcos de la Primera Guerra Mundial en la costa de Tarragona CANVA

Historia

El secreto escondido en la costa de Tarragona: un cementerio de barcos de la Primera Guerra Mundial en el fondo del mar

Guerras, viajes fallidos y accidentes se cuentan desde el Mediterráneo

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Las playas no son todo lo que se ve. El fondo marino oculta grandes misterios que uno es incapaz de saber a simple vista. Y no nos referimos sólo a la vida submarina o la contaminación que hay.

La Costa Daurada esconde grandes tesoros, no calas escondidas, ni rincones donde no hay turistas, sino misterios sepultados bajo el mar. Aunque este del que hablamos, viene cargado de una historia más que dura.

Es de sobras conocido que el Mediterráneo es un mar que esconde muchos muertos. La historia ha hecho que este rincón sea uno de los mayores cementerios del mundo y no hace falta irse muy lejos en el tiempo. En la actualidad, decenas, cuando no centenares de personas pierden la vida al tratar de cruzar a Europa desde las costas de África.

Historias como estas se repiten a diario, pero el pasado también dejó un rastro de muerte bajo las aguas mediterráneas. Guerras, viajes fallidos y accidentes se cuentan desde el Mediterráneo. 

Un tesoro frente a Tarragona

Restos de personas, de maletas, de ilusiones y de embarcaciones presentes y pasadas se acumulan en el fondo del mar. Pero en Tarragona se ha creado algo un poco distinto. Una especia de museo submarino con reliquias del pasado que merecen ser estudiadas y que nos explican de dónde venimos.

Frente a las playas de Cataluña y casi en secreto, lejos de los ojos de los bañistas y turistas se encuentra un extraordinario cementerio de barcos. Y no barcos cualquiera, sino de la Primera Guerra Mundial.

Qué pasó en esa zona

¿Por qué? El Golfo de Sant Jordi, al lado del Delta del Ebro, fue testigo de la ruta oeste del Mediterráneo durante esta cruenta batalla. Entre Tarragona y el cabo Tortosa, los submarinos alemanes acechaban a los barcos aliados que transportaban materiales esenciales. Unos barcos que, desde hace más de un siglo yacen en las profundidades del mar.

Uno de ellos es el Chulmleigh, conocido como el "vapor del Momell". Este carbonero inglés, hundido en 1917, se erige como una pieza única de "arqueología industrial". A 83 metros de profundidad, sus estructuras se preservan intactas, ofreciendo una ventana única al pasado.

Los barcos hundidos

Otro de los barcos míticos que se hallan allí es Medjerda, un vapor-correo hundido en 1917 a 105 metros de profundidad. Este barco, que conectaba Port-Vendres (Francia) y Oran (Argelia), una tragedia que se grabó en las retinas de la historia. La mayor que se ha producido en las costas catalanas.

Torpedeado sin previo aviso, este buque, que llevaba a bordo a soldados que regresaban al frente, fue atacado por sorpresa por un submarino alemán, ahogando las vidas de 400 personas que perecieron en las gélidas profundidades marinas. Ahora, curiosamente, está poblado por gran cantidad de peces.

Para completar este trío está el pecio conocido como Correo. En realidad es el barco de vapor Cavour y era conocido por hacer la ruta Italia-Argentina, tan frecuentada para huir de la pobreza, el fascismo y, posteriormente, la guerra.

Antes de que realizara su último viaje en 1917, ya tuvo un susto. En 1909 protagonizó un tremendo accidente con el transatlántico Republic en 1909. Ese año, el barco hundido fue este último. El Cavour sobrevivió. Ocho años más tardes, los alemanes lo abatieron, hundiendo el barco y a sus víctimas a 52 metros de profundidad.

Visitas de buceadores

Estos son sólo algunos de los barcos hundidos durante la Primera Guerra Mundial que hay en el golfo de Sant Jordi, pero hay hasta diez más. Cada uno tiene su historia y son muchos los submarinistas que se acercan a tocar y bucear por estos restos de la historia.

Los buceadores que, conocen esta historia se acercan desde hace años al Golfo de Sant Jordi para echarles un vistazo. El espectáculo, dicen, es increíble. Las embarcaciones se han convertido en parte del ecosistema marino de la zona y allí conviven varios organismos marinos junto a los restos de la historia. Un fenómeno único.