La desconocida fortaleza románica catalana al lado de un pantano: una castillo medieval declarado Bien de Interés Cultural
- La fortificación cuenta con una torre de cuatro metros de altos que sirve de mirador
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Con todos los castillos que hay en Cataluña es difícil escoger uno como favorito. Seguramente cada uno tiene el suyo y es que cada fortaleza catalana tiene su encanto y su peculiaridad.
En la zona de Lleida hay uno que destaca por sus vistas y su ubicación. El tiempo ha querido que esta fortaleza acabe convertida en un increíble mirador a uno de los pantanos más queridos de Cataluña. Y, además, de un arte sin ideal.
Dónde está
El castillo de Sant Oïsme es una desconocida joya del románico catalán que pasa desapercibida para muchos, aunque tenga una de las vistas más espectaculares al embalse de Camarasa. Estratégicamente situado en la confluencia del valle del Nogal Pallaresa y el valle de Àger, esta fortificación del siglo XI combina historia, arquitectura y paisajes únicos, consolidándose como un Bien Cultural de Interés Nacional.
La historia del castillo está profundamente ligada a su ubicación estratégica, en lo alto de una colina a las afueras del municipio de Camarasa. Los primeros datos sobre esta fortificación aparecen en el siglo XIV.
Quién vivió allí
Bajo el reinado de Pedro III, el Castillo de Sant Oïsme formaba parte de la Baronía de Meià y, posteriormente, fue integrado en el Marquesado de Camarasa, tal y como está documentado. Más allá de a quién perteneció y a su importante papel defensivo, la contribución de esta fortaleza a la organización territorial y administrativa de la región durante la Edad Media fue determinante.
Pero su por algo destaca este castillo es por sus dimensiones. En especial de su espectacular torreón de defensa. Esta torre circular es la estructura central y más destacada de la fortaleza. Con una altura de 14 metros, un diámetro interno de 270 metros y muros de hasta 1,5 metros de grosor en la base, la construcción refleja la robustez y funcionalidad característica de las edificaciones medievales.
La torre mirador
La torre cuenta con una puerta principal a 4 metros del suelo, orientada al sur y rematada con un arco de medio punto, mientras que dos aspilleras en el lado norte servían para la defensa. En su interior, los sillares rectangulares de tamaño medio, unidos con mortero de cal, muestran la precisión constructiva de la época. Asimismo, una escalera de hierro permite subir hasta el tejado y contemplar el pantano y todo el valle.
Además de la torre, el castillo incluye otros edificios que se extienden sobre la cima de la roca. Aunque actualmente en ruinas, estos espacios complementan la funcionalidad del complejo, testimoniando su importancia histórica.
El castillo y la iglesia
A unos 15,5 metros al norte de la torre principal se encuentra un muro transversal que alcanza una altura de aproximadamente 9 metros, con una longitud de 5,4 metros y un grosor de 1 metro. Esta pared, que conserva una ventana tapiada y dos puertas de diferentes tamaños, de construcción con aparejo irregular, de menor tamaño y probablemente perteneciente a una etapa posterior. Entre este muro y la torre se pueden observar restos de estructuras laterales que sugieren un complejo castral más amplio.
Otro de los atractivos de subir a ver este castillo, es que justo al lado se encuentra la iglesia de la Baronía de Sant Oïsme, cuya arquitectura es algo más que singular. Construida también en estilo románico, la capilla presenta una sola nave cubierta con bóveda de cañón y una cabecera trebolada formada por tres ábsides semicirculares. Cada ábside está adornado con ventanales de medio punto y doble derrame, permitiendo la entrada de luz y dotando al interior de una sobria elegancia.
Por su parte, el campanario cuadrado, situado sobre el crucero, es un ejemplo magistral del románico del siglo XII. En él se hallan ventanas geminadas, columnas y capiteles mensuliformes en sus cuatro caras. Asimismo, los muros de la capilla están hechos de sillares de piedra cuidadosamente trabajados, mientras que la cubierta, realizada con losas de piedra del entorno, le confiere un carácter robusto y auténtico.
Cómo llegar
Para llegar al Castillo de Sant Oïsme desde Barcelona en coche, se debe ir por la autovía A-2 en dirección a Lleida. En la salida 504 hacia Tàrrega, se conecta con la carretera C-53 hasta Balaguer. Desde allí, se sigue por la C-12 en dirección a Camarasa.
Una vez en Camarasa, se toma la carretera local hacia la Baronía de Sant Oïsme, siguiendo las indicaciones hacia el embalse de Camarasa. El trayecto desde Barcelona tiene una duración aproximada de 2 horas y cuarto.