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Barcelona está bien protegida. Más allá del castillo de Montjuïc que siempre sirvió de defensa, sus alrededores están bien cubiertos por otras fortalezas más elevadas que defienden el territorio.

Las fortificaciones de defensa de Cataluña superan las 600 y, a pesar de que todas tuvieron la misma función, sus historias son siempre muy distintas. La de Hostalric no es una excepción, pero sí es una de las pocas que puede decir que se ha transformado de tal manera que ahora es también un lugar donde ir a comer.

Fortificación gastronómica

Esta fortaleza medieval, perfectamente conservada, se ha ido transformando a lo largo de los años y adaptándose a las nuevas necesidades. Así, ha dejado de ser un eje de defensa a ser un atractivo turístico, así como un rincón donde conocer la historia y la cultura tanto del municipio como de Cataluña

Pero el mundo es mundo y siempre hace falta un aliciente más. Así, mientras que los museos tienen su tienda de regalos, este castillo ha decidido invitar a sus visitantes a comer en un restaurante que existe en sus dependencias.

'La fortalesa' restaurant

El nombre del local en cuestión no deja lugar a dudas. La fortalesa es un espacio ubicado en un rincón de esta fortaleza a una hora de Barcelona que invita a disfrutar de la comida tradicional catalana.

Los precios además rondan los 30 euros por cabeza, aunque también ofrecen menús. Además, el amplio espacio, está también disponible para celebrar cualquier tipo de evento. Un lugar único, cargado de historia y con unas vistas de infarto.

Un bien de Interés Cultural

El Castillo de Hostalric, enclavado sobre un antiguo volcán, se alza en el interior de Cataluña, por la zona del Montseny. Esta fortaleza, que domina el paisaje y el pueblo del mismo nombre, no es sólo un polo gastronómico y con buenas vistas. En realidad, desempeñó un papel crucial en diversas guerras y conflictos

Declarado Bien Cultural de Interés Nacional en 1963, el castillo se ha consolidado como un referente en la interpretación del patrimonio histórico, pero también se ha sabido adaptar. Más allá del restaurante, la fortificación ha experimentado transformaciones que reflejan la evolución de las estrategias defensivas desde la época medieval hasta la modernidad. 

Castillo de Hostalric WIKIPEDIA

Historia del castillo

Originalmente, el castillo fue una pieza clave en el sistema defensivo de los vizcondes de Cabrera, controlando el Camino Real, la principal vía entre Girona y Barcelona. Durante el siglo XVII, las crecientes amenazas bélicas hicieron necesarias reformas para modernizar las fortificaciones del pueblo. 

En la Guerra de Separación, también conocida como Guerra de los Segadors, se realizaron las primeras obras de refuerzo, con terraplenes de tierra y fajinas para proteger tanto el castillo como las murallas medievales., que fuern

El derribo de las murallas

La transformación del castillo hacia su configuración moderna comenzó en 1712, durante la Guerra de Sucesión, bajo la dirección del ingeniero militar Francisco de Santa Cruz, al servicio del archiduque Carlos. A pesar de su posterior entrega a las tropas de Felipe V en 1713, las reformas continuaron durante el siglo XVIII, con obras significativas realizadas entre 1794 y 1795, en plena Guerra Grande. El problema es que el 13 de mayo de 1810, tras cinco meses de asedio por parte de las tropas napoleónicas, las murallas derruidas y el suministro de agua cortado los franceses consiguieron ocupar la fortaleza. 

A diferencia de otras fortalezas construidas en terrenos planos y de diseño estándar, el Castillo de Hostalric se adapta a la irregularidad del terreno volcánico, lo que le otorga una forma singular. Esta particularidad exigió soluciones creativas por parte de ingenieros y constructores, que aprovecharon las limitaciones y posibilidades del lugar para desarrollar un diseño único.

Castillo de Hostalric

Una galería espectacular

Uno de los espacios más emblemáticos es su galería a prueba de bombas, considerada una de las más espectaculares de Cataluña. Esta estructura, concebida para resistir ataques enemigos, muestra la avanzada ingeniería militar de la época y es uno de los principales atractivos de la fortaleza.

El Castillo de Hostalric tuvo un papel destacado durante la Guerra de la Independencia, convirtiéndose en una de las últimas plazas abandonadas por las tropas francesas en España. Tras este periodo, la fortaleza permaneció como plaza militar hasta 1929, cuando comenzó su deterioro debido al abandono. Durante la Guerra Civil, se utilizó como almacén de municiones y, posteriormente, como refugio y vivienda para familias necesitadas.

Cómo visitar el castillo

En 1949, el Estado español vendió la fortaleza al Ayuntamiento de Hostalric por 18.500 pesetas. A partir de entonces, se iniciaron esfuerzos para recuperar el castillo, aunque estos no se consolidaron hasta décadas más tarde. En 2009, la aprobación del Plan Director del Castillo de Hostalric marcó el inicio de un proceso de restauración y conservación, que culminó en 2015 con la inauguración del Centro de Interpretación del Castillo.

Para las visitas, el castillo ofrece tres opciones. La más extensa y enriquecedora es la visita guiada. Los guías locales desvelan los secretos de la fortaleza, mostrando rincones emblemáticos como el espacio del caballero, parte del antiguo castillo medieval de los Cabrera. Tiene un coste de 7 euros.

Tres euros menos cuesta la visita libre. Los visitantes pueden explorar el castillo a su ritmo, recorriendo lugares como el cuerpo de guardia, el polvorín y la galería a prueba de bomba, con la ayuda de material audiovisual y una maqueta interactiva para interpretar la historia del lugar. Y por último

Y por último, las visitas para grupos, disponibles cualquier día del año bajo reserva, estas visitas son ideales para quienes deseen disfrutar de una experiencia personalizada.

Cómo llegar

Para llegar al Castillo de Hostalric desde Barcelona en coche, se recomienda ir poor la autopista AP-7 en dirección a Girona. Tras recorrer aproximadamente 60 kilómetros, se debe tomar la salida 10-Hostalric. Desde allí, basta con seguir las indicaciones hacia el centro del municipio, donde se encuentra el castillo en la parte más elevada del pueblo. El trayecto tiene una duración aproximada de 50 minutos, dependiendo del tráfico.

Otra opción es utilizar la carretera C-35, que conecta Barcelona con Hostalric y permite disfrutar de un recorrido más panorámico. Este trayecto es algo más largo, pero ofrece la posibilidad de admirar el paisaje del Vallès y la Selva antes de llegar al destino.