Claudio Stassi: "Cuando descubrí sobre la Guerra Civil fue sorprendente. Un asunto tan potente, tan cercano, y no se sabía"
El ilustrador italiano Claudio Stassi, autor de exitosas adaptaciones, debuta en la novela gráfica original con República, un relato basado en un hallazgo sorprendente
“Asistid al gobierno con vuestra confianza, vigiladle en sus actos, y si incurrimos en responsabilidades, exigidlas, y con nuestro amor y con nuestra conciencia prometemos llenar todas vuestras aspiraciones. Si esto es así, no os reclamamos vuestro aplauso, sino vuestra confianza, para la satisfacción de la conciencia de todos nosotros”. Esta frase, pronunciada por Niceto Alcalá-Zamora el 14 de abril de 1931 durante los actos de proclamación de la Segunda República, es una de las voces recogidas en una película documental filmada por la productora estadounidense Fox Movietone.
Durante décadas, la cinta estuvo escondida tras el armario de un pequeño cuarto en Priego de Córdoba, en casa de Francisco Adame Hernández, antiguo alcalde de la localidad cordobesa y amigo del presidente republicano. En 2008 fue hallada, y la noticia saltó a todos los medios de comunicación. Esto fue el detonante de República, la primera novela gráfica original basada en hechos reales del ilustrador italiano.
Su ópera prima como autor completo
Claudio Stassi lleva 16 años viviendo en Barcelona, aunque su historia de amor por nuestro país comenzó en el 2000, tras pasar una temporada en Valencia con una beca Erasmus. Cuando regresó a su ciudad, Palermo, conoció a la que ahora es su mujer y le propuso recorrer juntos España. “Nos fuimos con la idea de viajar, pero nos enamoramos de Barcelona y fue como, qué, ¿un año más?, y llevamos ya 16 años. Conozco mejor España que Italia, para que te hagas una idea”, comenta divertido a Crónica Global.
En la capital catalana ha desarrollado gran parte de su trayectoria profesional con Planeta Cómic, editorial para la que ha creado exitosas adaptaciones de títulos como La Ciudad de los Prodigios de Eduardo Mendoza, Nada de Carmen Laforet o Los pacientes del doctor García de Almudena Grandes.
Detrás de sus libros siempre había un guionista o se ayudaba de las obras que debía adaptar. Hasta ahora, nunca se había “tirado a la piscina” para dibujar y escribir una historia suya como autor completo. “Simplemente, no me sentía preparado”, confiesa.
La oportunidad llegó precisamente mientras se documentaba para adaptar la novela de Almudena Grandes. Ahí empezó a interesarse por la historia de los maquis, de las barbaries cometidas durante la Guerra Civil española o de las muchas víctimas desaparecidas y que aún permanecen enterradas en las cunetas. “Esto hay que contarlo”, pensó. Aunque su curiosidad sobre este espantoso episodio de nuestra historia venía de lejos. Como apasionado de la historia que es, estuvo investigando por su cuenta durante su estancia en Valencia. “Cuando descubrí sobre la Guerra Civil y que hasta el 78 hubo una dictadura con Franco fue sorprendente. Un asunto tan potente, tan cercano, con nuestros hermanos, y no se sabía. Es un tema que en las escuelas italianas no se estudia”.
Con ese bagaje cultural e informativo a sus espaldas y el hallazgo de Priego de Córdoba, la historia vino sola. “Aquello fue el detonante, la chispa que me dio la voz para contar la historia que ya tenía en la cabeza”.
Los niños como protagonistas
La noticia le sumergió en una suerte de cápsula del tiempo, allí, perdida durante décadas. Ahora había que dar forma a la idea que rondaba hace tiempo en su cabeza. Y lo hizo dando voz a la gente del pueblo porque, dice, no quería hablar de grandes nombres, que de esos ya hay demasiadas crónicas. “Quería hablar de la gente, de los ideales de estas familias, porque al final, realmente, eran ellos los protagonistas”.
Decidió, además, que fueran dos niños, Manolo e Isabel, los personajes principales del relato. “Quería que los protagonistas fueran puros, quería pureza (...) Me gusta mucho cuando Mandela decía que todos los niños tienen pureza dentro, y que en el momento que se hacen mayores pierden esa pureza y se pueden convertir en lo que son: buenos o malos”. Eso es precisamente lo que encontramos en esta adictiva novela gráfica, los dos rostros de los seres humanos, capaces de realizar actos heroicos, pero también de ejecutar acciones atroces. Una recreación espeluznante sobre el conflicto que devastó y polarizó la sociedad española el siglo pasado.
Vidas truncadas y un personaje difícil
Los niños padecieron especialmente las consecuencias. De repente, miles de vidas se vieron inmersas en una situación de inestabilidad, de desequilibrio total de la vida cotidiana. “Hay un momento en que Manolo e Isabel se tocan con el meñique y sienten algo, pero no lo entienden porque son niños y aún no saben qué es el amor, pero sí saben perfectamente qué es el horror, qué es la muerte”.
Cuenta que mientras escribía el prólogo acababa de leer una noticia sobre varios cadáveres que habían encontrado en una cuneta, uno de ellos el de un niño que como “arma” tenía consigo un lápiz y una goma. “Le arrebataron la vida, pero también la posibilidad de ser en un futuro un gran dibujante, un gran artista o el ministro de cultura. Nunca lo sabremos, porque les arrebataron todo de la forma más terrible”.
Como terrible es el dilema sentimental al que se enfrenta Inés, uno de los personajes que más le costó construir, pero necesario porque aporta matices inherentes a un conflicto complejísimo en el que no todo era blanco y negro. No haremos spoiler, pero sí avanzamos una pista: se enamoró en un tiempo en el que el amor no es el protagonista, es el odio. Como advierte otro personaje: “Siento mucho que hayas tenido que vivir en una época donde el odio mata inocentes. Donde el amor puede destruir vidas en lugar de crearlas”.
Guardianes de la memoria
Lamentablemente, España no fue un caso aislado, en Europa tenemos una gran tradición de guerras fratricidas. Stassi, por contexto histórico y familiar, tampoco es ajeno a ello. “He tenido la capacidad de entender estas cosas, aunque no lo haya vivido directamente al ser italiano y no español, porque en Italia han ocurrido acontecimientos muy parecidos”. Su tío estuvo prisionero en un campo de concentración alemán por ser partisano, y otro pariente cercano acusó a su propio hermano de comunista para que lo encarcelaran.
Dicen que conviene no olvidar para no repetir errores. Con todo lo que está pasando, queremos saber qué opina al respecto. “Digamos que sí podría volver a pasar, pero de alguna manera todos y cada uno de nosotros debemos ser guardianes de la memoria. Un periodista escribiendo un artículo sobre la Guerra Civil o los muertos que aún están en las cunetas. Un político alumbrando normativas como la Ley de Memoria Histórica. Un autor de cómic como yo escribiendo historias como esta. Todos tenemos que hacer nuestra parte para que esto no vuelva a suceder ".