Este pasado fin de semana Tarragona se vistió de largo. Tecnología e historia se dieron la mano para celebrar el 25 aniversario de la declaración de la UNESCO que cataloga al conjunto histórico de Tarraco como Patrimonio de la Humanidad.
Es de sobras conocido que la ciudad catalana tiene un majestuoso teatro, unas murallas romanas que son la envidia del resto de Cataluña, pero hay otra parte del legado de este imperio que no es tan conocido y es igual de impresionante. No en vano, Tarraco, fue una de las principales capitales del Imperio Romano en Hispania.
Reconocido por la UNESCO
Más allá del Pont del Diable o el Arc de Berà, que dan una idea para entender la grandiosidad de esta civilización, hay otro espacio que parece propio de la revolución industrial, pero tiene miles de años de historia: la Cantera del Mèdol.
Situada a tan solo ocho kilómetros de la ciudad, este vestigio romano da una idea de la intensa actividad constructiva que permitió a Tarraco brillar en su época de esplendor. Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 2000, junto con el conjunto arqueológico de Tarragona, esta cantera es un espacio más que singular. Y no solo por su historia, también por su interés geológico y ecológico.
Cómo es la cantera
Visitar la Cantera del Mèdol es toda una experiencia. Este imponente yacimiento de más de 200 metros de longitud y una anchura que varía entre los 10 y los 40 metros quita el aliento. Y más si se piensa que se empezó a explotar hace milenios y que de allí salieron las grandes obras que dieron forma a Tarraco.
La mina fue explotada durante el periodo romano mediante herramientas manuales como el pico y la pala, aun así permitió extraer aproximadamente 50.000 metros cúbicos de piedra calcárea del Mioceno. Esta piedra, además era especial. Su tonalidad dorada y su facilidad para ser trabajada era idónea para cubrir de majestuosidad los edificios emblemáticos de la ciudad romana, como el foro provincial y las murallas, elementos que aún hoy pueden admirarse en la ciudad.
Una 'aguja' entre piedras
Todavía a día de hoy, en el centro de la cantera, se alza la llamada Aguja del Mèdol, un monolito de piedra de 16 metros de altura que señala la cota original de la roca antes de que comenzara la extracción. Este elemento, además de ser un recordatorio visual del nivel del terreno original, simboliza el impacto de la explotación romana en el paisaje y constituye uno de los principales atractivos de la visita al lugar.
Otra cosa que impresiona es pensar en cómo era el transporte de esas grandes rocas. El traslado de los bloques de piedra desde la cantera hasta la ciudad de Tarraco se realizaba a través de la Vía Augusta, conocida en época romana como Vía Hercúlea, que pasaba muy cerca del lugar.
Transporte
Este camino, esencial para el transporte de materiales, marcaba una conexión directa entre el yacimiento y las obras monumentales de la ciudad. Allí precisamente se encuentran otros dos monumentos romanos que forman parte de patrimonio de la UNESCO.
Pero la historia de la Cantera del Mèdol no se acaba con la historia de Roma. Si bien en esa época alcanzó su mayor actividad, existen evidencias de que continuó siendo utilizada en la Edad Media para otras construcciones.
Interés histórico y económico
Incluso en tiempos más recientes, durante la II República, el lugar fue escenario de eventos culturales, como conciertos y audiciones, aprovechando la excepcional acústica de su configuración geológica. Entre los artistas que actuaron allí destaca el célebre violonchelista Pau Casals.
El paso de los siglos y la explotación de la cantera han creado un microclima particular en su interior, donde la vegetación autóctona ha prosperado de manera única. Este fenómeno ha convertido al lugar en un espacio de gran interés ecológico, con flora y fauna protegidas que encuentran refugio en las condiciones ambientales específicas de la cantera.
Gratis
La Cantera del Mèdol es un lugar de acceso libre y gratuito, que permite a los visitantes recorrer un circuito circular desde el cual se puede contemplar su magnitud. A lo largo del recorrido, se encuentran cinco atalayas que ofrecen vistas panorámicas del gran hueco excavado en la roca y de la Aguja del Mèdol. La visita puede realizarse desde la N-340 o desde el área de servicio de la AP-7, lo que facilita su acceso a los viajeros que transitan por la región.
Por último, y como dato curioso, en 2010, un incendio forestal en la zona sacó a la luz una nueva área de la cantera que hasta entonces permanecía oculta. A menos de una década de cumplir 100 años como Monumento Histórico-Artístico --declaración que se otorgó en 1931--, la Cantera del Mèdol continúa siendo uno de los espacios más fascinantes y desconocidos del patrimonio de Tarragona.
Cómo llegar
Para llegar a la Cantera del Mèdol desde Barcelona en coche, se recomienda tomar la autopista AP-7 en dirección a Tarragona. A lo largo del trayecto, la salida hacia el área de servicio del Mèdol está señalizada, permitiendo un acceso directo al lugar. Otra opción es utilizar la carretera N-340, que también conecta Barcelona con Tarragona y pasa cerca de la cantera. Ambas rutas ofrecen un viaje cómodo, con señalización adecuada para los visitantes.
El trayecto desde Barcelona hasta la Cantera del Mèdol tiene una duración aproximada de una hora y quince minutos, dependiendo del tráfico. La ubicación de la cantera, a unos 8 kilómetros al noreste del centro de Tarragona, facilita su acceso desde la ciudad.