Domingo a orillas del Senna, Francia, 1938

Domingo a orillas del Senna, Francia, 1938 Fondation Henri Cartier-Bresson

Creación

Todos los "instantes decisivos" de Cartier-Bresson

El centro de fotografía KBr Fundación Mapfre de Barcelona dedica una granretrospectiva a Henri Cartier-Bresson, padre del fotoperiodismo y cofundador de la mítica agencia Magnum

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Podemos imaginar una historia detrás de todas y cada una de sus fotografías. Muchas contienen la esencia de un acontecimiento, otras poseen tal sensibilidad que parecen poesías de una exquisita simplicidad. Encuadres habitados o solitarios, al fin y al cabo todo es susceptible de transformarse en una imagen, lo difícil es tener la intuición para descubrir, para captar el momento culminante que la convertirá en inmortal. “Fotografiar es poner en el mismo punto de mira la mente, el ojo y el corazón”, decía. Pocos como Henri Cartier-Bresson (Francia, 1908-2004) han sabido hacerlo, capturar la esencia de un momento preciso, el famoso “instante decisivo” que le consagró.

Henri Cartier-Bresson. Watch! Watch! Watch! (hasta el 26 de enero de 2025 en el centro de fotografía KBr en Barcelona) recorre la trayectoria de un artista excepcional cuya obra es una extraordinaria crónica visual del pasado siglo. Comisariada por Ulrich Pohlmann y organizada por la Fundación Mapfre y el Bucerius Kunst Forum en colaboración con la Fondation Henri Cartier-Bresson de París, la exposición reúne un total de 240 copias originales de plata en gelatina, una cuidada selección de sus publicaciones en revistas y libros, además de una película y dos documentales realizados por el propio autor.

El muro en Berlín Occidental, Alemania, 1962

El muro en Berlín Occidental, Alemania, 1962 Fondation Henri Cartier-Bresson

De la pintura a la fotografía

Para el comisario Ulrich Pohlmann, “difícilmente habrá otro fotógrafo que en el siglo XX haya creado una obra tan rica y variada como el artista francés. Fotoperiodista, fotógrafo artístico y retratista, creó composiciones atemporales y marcó el estilo de las generaciones posteriores”.

Sin embargo, su primera gran pasión no fue la fotografía, sino la pintura. Nacido en Chanteloup-en-Brie, una pequeña localidad del norte de Francia, en una acomodada familia de empresarios textiles, empezó a dibujar desde bien pequeño. Lejos de ser una vocación temporal, con 18 años se trasladó a la capital francesa para formarse en el taller de André Lhote, pintor, teórico del arte y uno de los fundadores de La Nouvelle Revue Française. Él fue uno de sus principales mentores y posiblemente quien despertó su interés por el arte contemporáneo.

Corrían los locos años 20 y París no solo era una fiesta, sino que estaba inmersa en una revolución creativa, artística y cultural sin precedentes. En este epicentro de la modernidad, Cartier-Bresson comenzó a frecuentar los círculos surrealistas, donde Max Ernst, André Breton, Louis Aragon, o Salvador Dalí redefinían los límites de la creación. Más tarde reconoció que era “demasiado tímido y joven para tomar la palabra” y que presenció esos encuentros “desde el último rincón de la mesa”.

Durante aquellos años pintó algunos cuadros y realizó sus primeras fotografías. Pero fue a raíz de un viaje a Costa de Marfil cuando descubrió su auténtica vocación. Desde entonces la cámara sustituyó los cuadernos de bocetos. Y así, armado con su inseparable Leica, consagró su vida a la fotografía.

El ojo del siglo XX

Aquella época de total libertad, en la que todo parecía posible, fue también un tiempo de colapso, de salvaje brutalidad y de cambios estructurales en el orden mundial. La mirada lúcida e inteligente de Cartier-Bresson, conocido como el “ojo del siglo”, documentó las heridas y cicatrices de un mundo que se desgarraba conflicto tras conflicto, se sumía en la incertidumbre y se rebelaba contra el establishment. Muchas de sus obras perviven convertidas en iconos evocadores de los acontecimientos más relevantes de nuestra historia reciente.

En paralelo a su trabajo como fotorreportero para revistas ilustradas como Regards o el diario comunista Ce Soir, en 1938 dirigió tres documentales sobre la Guerra Civil española. Tras el estallido de la Segunda Guerra Mundial, trabajó para el departamento de Cine y Fotografía del ejército francés hasta junio de 1940, fecha en la que fue apresado por los alemanes e internado en el campo de prisioneros V-A de Ludwigsburg. Tres años después, en el tercer intento de fuga, logró escapar uniéndose a la Resistencia francesa. Finalizada la guerra, en 1947, fundó junto a Robert Capa, David Seymour, George Rodger, Bill Vandivert y Maria Eisner la mítica agencia Magnum.

Imagen de uno de sus viajes a España, Sevilla,1933

Imagen de uno de sus viajes a España, Sevilla,1933 Fondation Henri Cartier-Bresson

Los años dorados del fotoperiodismo

Como miembro encargado de los proyectos en Asia, Cartier-Bresson registró el devenir de un continente que vio como la India alcanzó su independencia tras décadas bajo dominio británico. Fotografió la región de Cachemira, disputada entre India y Pakistán, y en China los últimos meses del régimen del Kuomintang. Fue el primer fotógrafo occidental en visitar la Unión Soviética en 1954 y, en 1962, algunos meses después de la construcción del Muro de Berlín, entró en Berlín Este en plena Guerra Fría. En otoño de ese mismo año viajó Cuba durante la crisis de los misiles y pudo retratar al Che Guevara y Fidel Castro.

No fueron las únicas personalidades que posaron para él, Mahatma Gandhi, Pablo Picasso, Henri Matisse, Pierre Bonnard, Alberto Giacometti, Édith Piaf, Colette, Coco Chanel, Jean-Paul Sartre o los activistas por los derechos civiles Martin Luther King Jr y Malcolm X, son apenas algunos de los nombres de una lista interminable.

La década de los 70 supuso un nuevo punto de inflexión. Se alejó del fotoperiodismo y en 1974 abandonó la agencia Magnum. Aunque siguió fotografiando, sus imágenes se volvieron más introspectivas. Las fotografías de aquellos años son paisajes serenos o escenas contemplativas. La inmediatez del “instante decisivo” ya no importaba. Los últimos años de su vida, el maestro, que había consagrado su vida a la fotografía, retomó los lápices y los pinceles para concentrarse en el dibujo y la pintura.

Henri Cartier-Bresson. Watch! Watch! Watch! es un homenaje a un artista observador, lúcido y paciente que documentó el mundo acompañado de su Leica.