Este es el lugar de Cataluña donde se han encontrado restos fenicios del siglo VI aC: un lugar a orillas de un río con preciosas vistas
Los restos arqueológicos hallados revelan información relevante sobre el pasado de la comunidad autónoma
28 agosto, 2024 17:43Noticias relacionadas
Cataluña es una comunidad autónoma rica en historia. La cantidad de ruinas romanas que hay repartidas por todo el territorio dan buena prueba de ello. Pero ya desde antes, otros pueblos vivían aquí. Prueba de ellos son los restos arquitectónicos y artísticos que se han hallado a lo largo del tiempo.
En la zona de Tarragona, en Benifallet, situado en la comarca de la Ribera d'Ebre, hay, por ejemplo, un yacimiento fenicio en el camino a Tivenys y Benifallet. Este espacio conocido como Aldovesta ofrece una valiosa ventana al pasado fenicio en la península ibérica, con un conjunto de construcciones que conforman un único edificio de aproximadamente 200 metros cuadrados, donde se han identificado cuatro habitaciones cuadrangulares y dos semicirculares, cada una con funciones distintas.
Cómo son los restos fenicios de Aldovesta
Los investigadores interpretan este yacimiento como un pequeño núcleo comercial debido a sus reducidas dimensiones y a las características de los materiales encontrados, asignándole la función de centro receptor y distribuidor de importaciones fenicias en la región. Los hallazgos arqueológicos de este lugar incluyen ánforas fenicias datadas en torno al siglo VII a.C., junto con cerámica hecha a mano de producción local, lo que sugiere este uso comercial del asentamiento.
Las estructuras conservadas, aunque a muy poca altura, muestran una base de doble pared de losas encajadas y rellenas con piedra mezclada con arcilla, sobre la cual se levantaba una pared de adobe o tapial. Estas construcciones, sin cimientos y asentadas directamente sobre la roca, presentan un único momento de ocupación, desde mediados del siglo VIII hasta el 580 a.C., lo que aporta una valiosa estratigrafía del sitio.
Entre los descubrimientos más destacados del yacimiento fenicio del Aldovesta se encuentra un conjunto de bronces relativamente arcaicos, que proporciona más información sobre el comercio y la vida cotidiana en este asentamiento. Aunque el yacimiento conserva íntegra toda su planta, se encuentra actualmente en un incipiente proceso de degradación. Las evidencias apuntan a que este lugar servía como un importante centro para la recepción y redistribución de productos fenicios, una interpretación respaldada por la cantidad de ánforas del tipo Vuillemont R-1 halladas en el sitio.
La conservación de estas ruinas es crucial para entender el papel de los fenicios en la Península Ibérica y su influencia en la economía y cultura de las comunidades locales de la ribera del Ebro. Este enclave, que aún retiene en su planta original todos los vestigios de su ocupación histórica, representa una pieza fundamental del patrimonio arqueológico de Cataluña, ofreciendo un testimonio único de la actividad comercial fenicia en el Mediterráneo occidental. Pero no está sólo.
Un poblado ibérico
En la ribera izquierda del río Ebro, se encuentra también uno de los poblados ibéricos mejor conservados de Cataluña, el Castellot de la Roca Roja. Se estima que el asentamiento comenzó en el siglo VI a.C. y tuvo continuidad hasta el siglo I a.C. A finales del siglo V a.C., cuando se construyó el poblado en la forma que se puede observar hoy en día.
Este conjunto destaca por su excelente estado de conservación, que permite imaginar con notable precisión cómo era la vida en esta comunidad, habitada durante cerca de 300 años entre los siglos VI y III a.C. Las estructuras defensivas de hasta cinco metros de altura y una trama urbana sencilla, con calles perpendiculares que conducen a viviendas de planta rectangular, son testigos silenciosos de un pasado lejano.
Cuándo se conoció
En 1998, un equipo de la Universidad de Barcelona, bajo la dirección de los arqueólogos Joan Sanmartí, Jaume Noguera y Maria Carme Belarte, emprendió un ambicioso proyecto de investigación arqueológica en el Castellot de la Roca Roja, con el objetivo de excavar completamente el yacimiento y prepararlo para su musealización. El primer paso fue el estudio y la publicación de los materiales recuperados en 1974, una tarea liderada por Jaume Noguera. Entre 1998 y 2002, el Grupo de Investigación en Arqueología Clásica, Protohistórica y Egipcia llevó a cabo cinco campañas de excavación y consolidación, desvelando valiosos hallazgos que hoy enriquecen nuestro conocimiento sobre las antiguas culturas ibéricas.
El Castellot de la Roca Roja no es un caso aislado. En el curso inferior del Ebro, se ha identificado toda una red de asentamientos con características similares. Estos poblados solían ubicarse en los extremos de las terrazas fluviales o en pequeños cerros junto al Ebro, con superficies reducidas y un urbanismo compacto, lo que permitía alojar a comunidades pequeñas de menos de un centenar de personas. Esta red de asentamientos subraya la importancia estratégica del Ebro para las comunidades ibéricas, que aprovechaban su ubicación para controlar el territorio y acceder a recursos vitales.
Cómo llegar
Para llegar a Benifallet desde Barcelona en coche, se debe tomar la autopista AP-7 en dirección a Tarragona y continuar por esta vía hasta la salida 40 hacia Tortosa/L'Aldea. Desde allí, se sigue por la carretera C-42 en dirección a Tortosa y luego se toma la carretera C-12, también conocida como Eix de l'Ebre, en dirección a Móra d'Ebre. A lo largo de esta ruta, Benifallet se encuentra a unos 25 kilómetros al norte de Tortosa, en un trayecto que ofrece vistas panorámicas del río Ebro y de los paisajes montañosos de la comarca del Baix Ebre.
El acceso en transporte público también es posible a través de la estación de tren de Tortosa, que cuenta con conexiones regulares desde Barcelona. Desde Tortosa, se puede tomar un autobús directo hasta Benifallet, con un trayecto de aproximadamente 30 minutos. Esta opción facilita la llegada a esta pintoresca localidad, conocida por sus cuevas naturales y su patrimonio histórico a orillas del Ebro, convirtiéndola en un destino ideal para quienes deseen explorar la naturaleza y la cultura de la región.