Hay palabras que suenan bonitas, tanto que hasta se usa para llamar así a los más pequeños. El catalán tiene varias, pero hay una que se refiere directamente a un juego milenario.
Hablamos de un juego que fue un gran divertimento de los más pequeños hasta hace no muchos años y cuya palabra en catalán enamora. Claro que no mucha gente entiende ni la sabe traducir al castellano. Se trata de "baldufa".
Un juego del pasado
La baldufa es un objeto y un juego a la vez cuyo origen se desconoce. Lo que se sabe es que hay datos de que ya en el año 4000 a.C. se encontraron objetos muy similares hechos con arcilla en la antigua Mesopotamia, con concretamente en la ribera del Eufrates.
Este peculiar objeto llegó hasta el imperio romano. El mismo historiador Marco Porcio Catón hace referencia a este juego y hasta el propio Virgilio en su épica Eneida la usa en forma de metáfora: "Como la peonza gira impulsada por la cuerda retorcida / con la que los niños en gran corro juegan por los patios vacíos / y practican atentos su juego: él va trazando círculos / al golpe de la cuerda; pasmados miran desde lo alto / los grupos de niños ante el boj volandero; / las vueltas le dan fuerzas".
Primer registro de la palabra
Sí, aunque parezca increíble para muchos, la baldufa catalana es la peonza español. ¿Cómo se ha llegado hasta allí? Es un gran misterio. En primer lugar, porque la etimología española no se entiende. Peonza viene del latín pedo, pedonis, que significa peón, pero no de obra, sino del ejército. ¿Cómo llegó al juguete? No se sabe.
La palabra catalana baldufa, en cambio, si tiene mucho más relación con su origen mesopotámico y derivados. La prueba es que en los diccionarios árabes existe la palabra jodzrufa para denotar un juguete infantil semejante a la peonza española.
En España esa palabra derivada quedó grabada por el lexicólogo Ibn Sida, de Murcia, su diccionario de ideas afines del siglo IX. "Aljodzrufa: objeto pequeño de madera, en cuya parte media se le ha hecho una hendidura; átasele después fuertemente con un hilo, y, al soltarlo, deja oír un gemido". La cosa está más que clara.
Lo curioso es eso, que esa palabra inscrita ya en sus orígenes en castellano quedó impregnada más en Valencia, Cataluña y Baleares, que en el resto de España, donde se impuso peonza. Y un dato más, en Aragón se le llama "galdrufa", y la raíz es la misma.
¿Un juguete desconocido?
En cualquiera caso, hay muchos catalanes que son incapaces de traducir esta palabra y que un español no podría deducir al escuchar la palabra baldufa que se habla de una peonza. Y lo peor de todo, en la actualidad, hay niños que apenas saben qué es una baldufa.
Este objeto, que se lanzaba con una cuerda y tenía que no salirse de un círculo o unos márgenes marcados en el suelo, parece que se ha convertido en un objeto, sino obsoleto, anticuado. Aun así, si se les muestra a los pequeños pueden quedar asombrados.
Uso para niños
Por último, y al más puro estilo de Virgilio, el catalán también ha hecho con la palabra baldufa una frase hecha. “Ser un baldufa” significa que es una persona muy movida y se le suele decir bastante a los niños pequeños que son traviesos.
Expresiones como esta y, sobre todo, palabras como baldufa lo que demuestran es la gran historia de Cataluña y su riqueza cultural e idiomática. Una palabra nacida en la antigua Mesopotamia se mantiene viva de alguna forma a miles de kilómetros de distancia.