El pasado romano siempre sale a la luz en Cataluña. Hay muestras majestuosas a lo largo y ancho del territorio. Empúries conserva las únicas ruinas griegas y romanas del Estado; Barcelona, un cementerio y parte de sus murallas, así como algunos restos de casas; en Roda de Barà se halla un enorme arco de triunfo y en Tarragona, la capital de Hispania se aprecian a la perfección los restos del circo, el anfiteatro y el teatro romano, entre muchos otros lugares.
Estas no son las únicas. Hay otros puntos del territorio conocidos por sus termas de origen romano. Estos espacios eran clave en la sociedad romana. Allí, los ciudadanos no sólo se aseaban, sino que se relajaban y discutían sobre los menesteres de la polis. Eran casi lugares clave y, algunos, de una majestuosidad que aún impresiona a día de hoy.
Termas romanas en Cataluña
Si en Roma están los restos de las famosas Termas de Caracalla, en Cataluña las mejores conservadas son las de Caldes de Malavella. Las edificaciones milenarias muestran las piscinas, las saunas y otras zonas importantes de estos espacios. A las afueras de Tarragona hay otras más pequeñas, pero más desconocidas son las que se encuentran a pocos kilómetros de Barcelona.
A unos 20 minutos en coche de la capital catalana, se ocultan las termas romanas privadas romanas mejor conservadas. No son tan majestuosas como las de Caldes, pero permite apreciar la riqueza de una sociedad que ha dejado un gran legado en este país. Y al mundo en general.
Dónde están
Estas termas, construidas a finales del siglo II d.C., pertenecían a una villa romana que prosperó gracias a la producción de vino, una de las actividades económicas más importantes de la época. A lo largo de su historia, estas instalaciones permanecieron en uso hasta el siglo V d.C., ofreciendo a sus propietarios un lujoso espacio para el cuidado del cuerpo y el ejercicio.
Las termas de Sant Boi de Llobregat constaban de dos recintos principales: la palestra, utilizada para ejercicios físicos, y los baños propiamente dichos. Estos últimos se dividían en dos edificios paralelos.
Las partes de las termas
El primero de estos edificios que todavía se aprecian albergaba las cámaras frías, o lo que se conoce como el frigidarium, donde estaba la ceja piscinalis, una sala y una piscina fría. Asimismo, también se hallaba aqui el apodyterium o vestidor, un lugar más que curioso al tratarse unas termas privadas.
El apodyterium era lo que hoy vendría a ser un vestuario. Allí los bañistas se desnudaban y dejaban sus ropas en estanterías vigiladas por esclavos, quienes también garantizaban la exclusividad del lugar. Antes de comenzar el baño, se calzaban con zapatillas de madera para protegerse del calor del sistema de calefacción subterráneo.
El segundo edificio estaba dedicado a las cámaras calientes: el tepidarium, una sala tibia; el sudatorium, un baño de vapor; y el caldarium, un baño caliente. Este sofisticado sistema de calefacción, conocido como hipocausto, permitía mantener una temperatura confortable en las distintas salas, demostrando el avanzado conocimiento romano en ingeniería y confort.
Si bien en estas termas no se aprecia con tanta claridad este sistema de calefacción de las aguas y las salas, una escapada a las de Caldes pueden ser de gran ayuda. Aun así, en Sant Boi, se cuenta con detalle la tecnología que usaban los romanos para el calentamiento de esta parte de las termas.
Los baños privados mejor conservados
Esta gran joya histórica fue descubierta en 1953 y se encuentran en un excelente estado de conservación. Esto se debe a la construcción de una masía que se construyó sobre ellas en el siglo XVII. Nunca la ignorancia de que se estaban enterrando unas termas resultó tan útil. Este pasar inadvertido resultó ser una bendición para los arqueólogos, ya que ayudó a proteger los restos de las inclemencias del tiempo y de la actividad humana.
En 1959, la Diputación de Barcelona intervino para proteger aún más estos valiosos vestigios, construyendo un edificio que cubriera las ruinas. En 1998, las termas fueron inauguradas oficialmente con la cubierta y el aspecto actual, convirtiéndose en un importante atractivo turístico y académico.
Cuánto cuesta
Además de su función como baños, las excavaciones han revelado la existencia de un centro de producción de ánforas bajo el frigidarium, datado entre los años 30 y 20 a.C. Esta integración de actividades domésticas e industriales subraya la complejidad y la autosuficiencia de la villa romana.
Hoy en día, las termas romanas de Sant Boi no solo se consideran los baños privados de una villa romana mejor conservados de Cataluña, sino también unas de las mejor preservadas de España y Europa. Un tesoro arqueológico poco conocido que se puede visitar por un euro.
Cómo llegar
Para llegar a las termas romanas de Sant Boi de Llobregat desde Tarragona, la opción más conveniente es utilizar el tren. Desde la estación de tren de Tarragona, se debe tomar un tren de la línea R14 o R15 de Rodalies en dirección a Barcelona Sants. Una vez en la estación de Barcelona Sants, se debe hacer transbordo a la línea R1 de Rodalies en dirección a Mataró y bajarse en la estación de Sant Boi. Desde allí, se puede caminar unos 15 minutos hasta la Avda. Maria Girona, s/n, donde se encuentran las termas. El trayecto total en tren tiene una duración aproximada de hora y media.
Otra alternativa es viajar en coche. Desde Tarragona, se debe tomar la autopista AP-7 en dirección a Barcelona. Después de aproximadamente 60 kilómetros, se debe tomar la salida 609 hacia la B-23 en dirección a Sant Boi de Llobregat. Continuando por la B-23, se llega a la C-32 y se debe tomar la salida 52 hacia Sant Boi. Siguiendo las indicaciones hacia el centro de la ciudad, se llega a la Avda. Maria Girona, s/n. El viaje en coche tiene una duración aproximada de una hora, dependiendo del tráfico. Esta opción es ideal para quienes prefieren mayor flexibilidad y comodidad en su horario de viaje.