Dibujo de dos riñones

Dibujo de dos riñones QUIRÓN SALUD

Global Content

Menos cicatrices y menor impacto emocional frente al cáncer de riñón

Con una exactitud inalcanzable para la mano humana, la cirugía robótica se consolida como la técnica más avanzada para tratar el cáncer de riñón

Contenido relacionadoLa unidad de Urología de Teknon, premiada por un estudio sobre la IA

Llegir en Català
Publicada

Noticias relacionadas

Las técnicas mínimamente invasivas, la cirugía robótica y la irrupción de la inteligencia artificial (IA) están transformando la forma de diagnosticar y tratar los tumores urológicos. En esta nueva era, la precisión se impone al bisturí tradicional, y el quirófano se convierte en un laboratorio digital donde el pulso humano y la máquina se complementan.

En los casos de cáncer renal localizado, el principal objetivo del cirujano es extirpar completamente el tumor, asegurando márgenes oncológicos negativos y preservando al máximo el tejido renal sano. Con la cirugía robótica, este propósito se cumple con un nivel de exactitud difícil de igualar.

El sistema ofrece visión tridimensional aumentada y movimientos ultraprecisos, lo que se traduce en una resección más limpia, un control más riguroso de los márgenes y una menor agresión sobre el riñón. 

Imagen de archivo del exterior del Centro Médico Teknon

Imagen de archivo del exterior del Centro Médico Teknon Europa Press

“Hoy podemos preservar la función renal sin comprometer la seguridad oncológica. Permite una resección más exacta, reduce el riesgo de extirpar tejido sano innecesariamente y mejora el control de los márgenes quirúrgicos. Es un cambio radical en nuestra práctica”, explica el doctor Antonio Alcaraz, urólogo del Centro Médico Teknon, pionero en cirugía robótica en España.

Una transformación radical

La evolución ha sido vertiginosa. Los procedimientos endoscópicos, laparoscópicos y robóticos han reemplazado en gran medida a la cirugía abierta. La capacidad de visualizar el interior del cuerpo con una claridad milimétrica y operar sin grandes incisiones ha reducido drásticamente las complicaciones y acelerado la recuperación del paciente.

“El cambio ha sido tan profundo que de cuando yo empecé a ahora solo queda el concepto”, afirma Alcaraz. “El cómo operamos hoy se parece muy poco a lo que hacíamos en mi época de residente”.

Pero el avance no se limita a la técnica: el diagnóstico por imagen y la informatización han cambiado la práctica médica. Los tumores se detectan cada vez en fases más precoces, y la precisión de las pruebas ha eliminado casi por completo las sorpresas en quirófano. La urología se ha convertido, en palabras de Alcaraz, “en una disciplina donde la tecnología y la biología dialogan a diario”.

Menor tiempo de isquemia y mejor preservación del órgano

Durante la cirugía, el riñón debe permanecer sin flujo sanguíneo durante un periodo breve: es el llamado tiempo de isquemia caliente. Cuanto menor sea, menor será el riesgo de daño irreversible.

Imagen de la unidad de Urología del Centro Médico Teknon

Imagen de la unidad de Urología del Centro Médico Teknon Cedida

Gracias a los instrumentos robóticos, que permiten suturar con rapidez y precisión, este tiempo se acorta de forma significativa. También se reduce el sangrado y el tiempo total de intervención, factores que contribuyen a una mejor función renal a largo plazo, sobre todo en pacientes con un solo riñón o con función renal comprometida.

Menos complicaciones, más seguridad

La cirugía robótica también ha demostrado una menor tasa de complicaciones intra y postoperatorias. Al reducir la manipulación de los tejidos, disminuye el sangrado, las transfusiones y el riesgo de infecciones o hernias.

Comparada con la cirugía abierta, el riesgo global de complicaciones es mucho menor, lo que aumenta la seguridad del procedimiento y mejora los resultados globales para el paciente.

Recuperación más rápida y menos dolorosa

El carácter mínimamente invasivo de esta técnica se traduce en una recuperación más rápida y confortable. Los pacientes suelen recibir el alta en 48 a 72 horas, con menos dolor postoperatorio y un retorno precoz a sus actividades habituales.

“En la mayoría de los casos, el paciente se levanta y camina el mismo día de la cirugía. Esto era impensable hace solo unos años”, señala el urólogo del Centro Médico Teknon, que destaca además “el menor uso de analgésicos y la rápida reincorporación laboral”.

Cicatrices discretas y menor impacto emocional

Las incisiones, de apenas unos centímetros, dejan cicatrices mínimas, un detalle que muchos pacientes valoran no solo por estética, sino también por el impacto psicológico.

Al reducir el trauma quirúrgico, la cirugía robótica contribuye a una vivencia más positiva del tratamiento, algo especialmente relevante en personas jóvenes o con ansiedad ante el diagnóstico oncológico.

Soluciones para tumores complejos

Otra ventaja clave de esta tecnología es su aplicabilidad en casos complejos. Tumores grandes, profundos o situados cerca de vasos sanguíneos pueden ser abordados con mayor seguridad y precisión.

“Gracias a la robótica podemos realizar nefrectomías parciales incluso en pacientes que antes solo podían someterse a la extirpación completa del riñón”, apunta el especialista. “Esto amplía las opciones terapéuticas y mejora la calidad de vida”, añade.

Una técnica que marca el futuro

La cirugía robótica se ha convertido en una herramienta fundamental en la urología oncológica moderna. Aunque su coste elevado sigue siendo un desafío, sus beneficios clínicos –precisión, menor agresión y mejor preservación del órgano– justifican su expansión.

“La robótica no es solo una evolución técnica, sino una nueva forma de entender la cirugía: más precisa, más humana y más centrada en el paciente”, señala para concluir el doctor Alcaraz.