París es un destino ideal para viajar con Vueling estas vacaciones de Semana Santa / FLICKR

París es un destino ideal para viajar con Vueling estas vacaciones de Semana Santa / FLICKR

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Semana Santa, capital París

Vueling refuerza las conexiones con la metrópoli francesa estas vacaciones para disfrutar de una fugaz escapada y conocer las mil versiones de una ciudad fascinante

7 abril, 2022 00:10

Llega Semana Santa. Estas cortas vacaciones brindan una oportunidad irrechazable para trazar un plan que aporte valor añadido a uno de los pocos periodos de ocio que permite el calendario laboral. Es la época del año en el que hay que despojarse del corsé de la rutina diaria y lanzarse a una fugaz aventura en solitario, en pareja o en familia.

¿Adónde? ¿Qué tal París?, una ciudad cercana, culta, multicultural, seductora, fascinante y que desprende magia en cada uno de sus rincones. Sin duda, es uno de los mejores destinos que se pueden elegir y, por eso mismo, es una de las más atractivas recomendaciones de Vueling para poner distancia con la rutina durante estos días. La aerolínea refuerza las conexiones con la capital de Francia durante este breve periodo vacacional.

Una ciudad que sorprende

Si en algún lugar del mundo los viejos tópicos dejan de ser una obviedad para convertirse en la mejor guía de viajes, ése no es otro que la ciudad que ni siquiera los nazis se atrevieron a destruir, como bien novelaron Dominique Lapierre y Larry Collins en su memorable ¿Arde París?

La capital francesa es la ciudad de la luz, de la vida bohemia, del amor, la que añoraba Humphrey Bogart en la mítica Casablanca, la que pasea a orillas del Sena. Es la que enseña el camino al cielo desde la Torre Eiffel después de haber bailado pícaramente en el Paradis Latin o la que desvela todos sus secretos en el Museo del Louvre. Son, todas ellas, diferentes versiones de un mismo original, el París que no se cansa de sorprender al viajero.

Fachada del Museo del Louvre con la pirámide de cristal y metal en el centro / FLICKR

Fachada del Museo del Louvre con la pirámide de cristal y metal en el centro / FLICKR

Una colección de iconos

Capital mundial del turismo. Así se podría definir una ciudad que cada año atrae a millones de visitantes. Salvo Londres, pocos lugares pueden competir con su patrimonio histórico, arquitectónico, gastronómico y cultural. Y menos aún pueden discutirle el honor de ser la más excitante pasarela de moda y el mejor exponente del arte de vivir.

Para conocerla a fondo, hay que tomarle la medida. Requiere de ese ‘tempo’ en el que las prisas sí que son malas consejeras. Cada esquina, cada calle, cada plaza tiene su propia alma, a veces burguesa, a veces bohemia. El díscolo barrio de Montmartre, el refinamiento de Saint-Germain-des-Prés, los míticos Champs Elisées, una avenida que se extiende desde la Plaza de la Concordia hasta el Arc de Triomphe; los exóticos bateaux mouches o el cabaretero Crazy Horse son otros iconos de una metrópoli con una extensión similar a la de Barcelona

El Arc de Triomphe sobre la avenida de Champs Elisées / FLICKR

El Arc de Triomphe sobre la avenida de Champs Elisées / FLICKR

Una metrópoli con mil caras

París es una ciudad de contrastes, capaz de coquetear con el visitante en sus célebres cabarets o de cautivarle con una antológica oferta cultural. Contemplar la belleza de la Mona Lisa o la Venus de Milo en el Louvre, las pinturas de Van Gogh o Monet en el Orsay o el arte más moderno y vanguardista del Pompidou no está reñido con dejarse seducir por bailarinas vestidas con lentejuelas mientras bailan al ritmo del French Can Can en el Moulin Rouge o el Lido.

Exterior del Moulin Roge, posiblemente el cabaret más famoso del mundo / FLICKR

Exterior del Moulin Roge, posiblemente el cabaret más famoso del mundo / FLICKR

La cultura impregna sus calles, sus museos, los conciertos, la ópera o el teatro, pero también las casas de moda de alta costura, como Chanel, Christian Dior, Hermes o Louis Vuitton. En París nació la haute cuisine y una mirada curiosa siempre descubrirá las influencias góticas, renacentistas, románicas o neoclásicas de su arquitectura. Incluso su música, capaz de fusionar la melancolía de Édith Piaf con los más intensos ritmos africanos.

Una ciudad para callejear

Existe un París más reservado, alejado de los circuitos turísticos más sobreexplotados. Es el París de la calle, el que hay que patear, el que emerge desde el mismo corazón de la metrópoli francesa. El que comienza junto a la Sainte Chappelle, una pequeña capilla gótica con más de ocho siglos de antigüedad que narra historias bíblicas en sus más de mil vidrieras.

Muy cerca, el Barrio Latino invita a indagar entre sus calles. Dibujos, acuarelas, ilustraciones, retratos y fotografías se amontonan sobre las aceras en el que fue uno de los centros neurálgicos de la vida bohemia e intelectual a la sombra de la universidad de la Sorbona.

El París de Amélie

Montmartre, el corazón palpitante de la ciudad, es el núcleo de la vida artística, donde pintores y escritores pudieron y supieron expresar su arte sin cortapisas. Este distrito se ha reconvertido en un epicentro multicultural y mundano gracias al tremendo éxito de la película Amélie (2001). Le Café de Deux Moulins, donde trabajaba la protagonista, sigue siendo lugar de peregrinación del viajero fisgón. 

Terraza del Café de Deux Moulins, donde trabaja el personaje de Amélie / FLICKR

Terraza del Café de Deux Moulins, donde trabaja el personaje de Amélie / FLICKR

Las localizaciones de las escenas más famosas de la película forman parte también de su atractivo turístico. Fue rodada casi íntegramente en este barrio situado al norte, en lo alto de una colina y culminado por la Basílica del Sacré Coeur. El andén de metro de Abbesses, el Cinema Studio 28, la sala donde acude la protagonista, la Gare du Nord, la estación que coge para ir a visitar a su padre o la calle Saint Vincent son algunos de los escenarios preferidos de los mitómanos.

Calle adoquinada en el barrio de Montmartre / FLICKR

Calle adoquinada en el barrio de Montmartre / FLICKR

Un oasis urbano

Le Bois de Vincennes es un parque ligeramente alejado del centro en el que huir del bullicio del núcleo urbano. Jardines, lagos, un zoo, un hipódromo, un teatro o un templo budista son algunas de las curiosidades que se pueden encontrar en este oasis urbano en el que refugiarse y descansar después de horas recorriendo calles sin un rumbo determinado.

Imagen del Bois de Vincennes, con la Gran Roca artificial de 65 metros al fondo / FLICKR

Imagen del Bois de Vincennes, con la Gran Roca artificial de 65 metros al fondo / FLICKR

El emblemático tíovivo del Jardín de las Tullerías es otro interesante escondrijo donde detener la marcha. Además de respirar el aire primaveral de París, es el lugar ideal para trazar una nueva ruta para continuar la marcha, que tal vez lleve hasta el Boulevard du Montparnasse o al distrito de Le Marais y sentarse en una de sus cafeterías con la única motivación de ver pasear a la gente.

Escenarios para ganar ‘likes’

Fotografiar París es sin duda el camino más corto para brillar en Instagram, TikTok. Unos pocos días son suficientes para recopilar una colección de postales que generen un alud de likes en cualquier perfil. Inmortalizarse junto al Obelisco de Luxor, Los Inválidos o la Plaza Pigalle son escenarios ideales para tener éxito en las redes sociales.

La adoquinada y vetusta Rue de Mouffetard, con sus puestos de frutas, pescaderías o panaderías, la futurista zona financiera de La Défense o la monumental Plaçedes Vosges, la más antigua de la ciudad son tan buenas alternativas como cualquiera de las infinitas propuestas que hacen de París un destino altamente recomendable para esta Semana Santa.