El truco de Karlos Arguiñano para asar castañas: "Sácalas del horno y envuélvelas durante 10 minutos"

Llega el tiempo de las castañas, y con él, el otoño se instala con su encanto inconfundible. El aire se vuelve más fresco, las hojas comienzan a cubrir los caminos con una alfombra de tonos dorados, rojizos y marrones, y las calles se llenan del inconfundible aroma de las castañas asadas. En los pueblos y ciudades, los primeros puestos ya aparecen en las esquinas, con su humo blanco elevándose hacia el cielo gris, recordando a todos que ha llegado una de las épocas más acogedoras del año.

Las manos se calientan con un cucurucho de papel, mientras que el crujido de las cáscaras al romperse acompaña las conversaciones y las risas de quienes disfrutan de este sencillo placer. Es una tradición que une generaciones, que evoca recuerdos de infancia y que celebra la belleza de lo cotidiano. 

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El truco de Arguiñano

Karlos Arguiñano tiene un truco sencillo para que las castañas asadas queden igual de ricas que las de los puestos. El primer paso es muy sencillo: asegúrate de lavarlas bien para eliminar cualquier resto de tierra o impurezas. Luego, realiza un pequeño corte en cada una con un cuchillo, lo que evitará que exploten en el horno mientras se cocinan.

Una vez listas para hornear, colócalas en una bandeja, apta para el horno, ya sea con o sin papel sulfurizado. Precaliéntalo a 200°C y hornéalas entre 20 y 25 minutos, dependiendo del tamaño.

Durante la cocción, abre el horno a mitad de tiempo para moverlas y asegurar una cocción uniforme. Estarán listas cuando su piel se haya abierto y se vean doradas.

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El toque final lo da Arguiñano al sazonarlas con un poco de sal, lo que potencia su sabor y le da un extra de textura. Después de sacarlas del horno, envuélvelas en un paño limpio durante 10 minutos. Este paso facilita el pelado, ya que la piel se ablanda y sale más fácilmente.

Castañas asadas CANVA

Propiedades de las castañas

Las castañas tienen unas propiedades nutricionales particulares que las distinguen de otros frutos secos. Su perfil se acerca más al de los cereales, ya que contienen un elevado porcentaje de hidratos de carbono complejos, son moderadas en proteínas, bastante bajas en grasas, y además tienen un contenido de agua significativo.

Tiene minerales como el potasio, el fósforo, el magnesio, trazas de calcio, hierro y zinc; así como vitaminas del complejo B (B1, B6) y en algunos casos vitamina C y vitamina E.

En cuanto a los beneficios para la salud, aportan un efecto saciante gracias a su contenido en fibra y a que se digieren de forma más lenta (por sus carbohidratos complejos). También resultan favorables para el tránsito intestinal, ya que suelen recomendarse como una opción más ligera frente a otros frutos secos más grasos.

También tienen un bajo nivel de grasa, y su contenido en potasio podrían favorecer el control de la presión arterial, siempre dentro de una dieta equilibrada.