Ferran Adrià (63), chef, sobre cómo dar sabor al tomate: “Imaginación y muy poco dinero para que la salsa tenga energía”

Ferran Adrià es uno de los grandes referentes de la cocina nacional. El chef sigue siendo de los más destacados delante de los fogones y, a pesar de seguir con su restaurante elBulli, el catalán no deja de llegar a los diferentes hogares con sus trucos en la cocina.

A través de sus vídeos de La Cocina Fácil, el chef demuestra que no hace falta mucho para sorprender a tus comensales. Tanto es así, que desvela algunos de sus secretos que puede ser tu mayor aliado si no cuentas con mucho tiempo para estar delante de los fogones.

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Sabemos que el tomate frito es uno de los pilares fundamentales en la cocina mediterránea, pues este es la base principal de muchas recetas, por tanto, es imprescindible que nuestra salsa tenga sabor y la consistencia que queremos.

Sin embargo, la alternativa más común es acudir al bote de tomate frito que compramos en el supermercado, una solución rápida, pero a veces carente de la intensidad y la personalidad de una salsa hecha en casa.

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Frente a esta realidad, Adrià propone un truco ingenioso y económico para transformar ese bote en algo más cercano al sabor auténtico. “Hemos conseguido, con cierta imaginación y muy poco dinero, una salsa de tomate diferente”, asegura el cocinero en uno de sus vídeos. La clave está en enriquecer la salsa comercial con unos pocos ingredientes estratégicos que potencian su textura y su sabor.

¿Cómo darle un sabor original al tomate?

El proceso comienza con un gesto sencillo: vaciar el contenido del bote en una sartén y calentarlo a fuego medio. A partir de ahí, se van incorporando los elementos que hacen la diferencia. El primero es la nata para cocinar, que aporta una cremosidad extra y suaviza la acidez del tomate, logrando un equilibrio más agradable al paladar.

Salsa de tomate PEXELS

Después llega el turno de los condimentos: una generosa cantidad de pimienta negra, que según Adrià le da “energía” a la mezcla; un toque de orégano fresco, que introduce notas herbales y mediterráneas; y un buen chorro de aceite de oliva virgen extra, imprescindible para redondear la receta y darle carácter. La preparación se remueve con cuidado y se deja hervir unos minutos, lo justo para que los sabores se fundan.

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El resultado es una salsa con un sabor más complejo, más casero y con un matiz especial que marca la diferencia. Y lo mejor es que se consigue en pocos minutos, sin necesidad de largas horas frente a los fogones.

¿Y dónde podemos utilizar esta salsa mejorada?

Las opciones son múltiples. Es ideal para acompañar un plato de pasta, ya sea unos espaguetis sencillos o unos macarrones gratinados al horno. También funciona de maravilla como base para una pizza casera, aportando ese punto extra de cremosidad y perfume aromático.

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Puede acompañar carnes blancas como el pollo o incluso servir de guarnición para unas albóndigas tradicionales. Su textura y sabor hacen que también sea perfecta para gratinados de verduras o para rellenar unas berenjenas al horno.

La propuesta de Adrià no solo resuelve un problema práctico —ahorrar tiempo en la cocina—, sino que también refleja su filosofía vital: la creatividad no depende de tener ingredientes exóticos ni de invertir grandes sumas, sino de saber mirar lo cotidiano con otros ojos. Una lección que, aplicada a la salsa de tomate, convierte un bote de supermercado en una preparación con identidad propia.