Bolas de Picolat / Freepik

Bolas de Picolat / Freepik

Gastronomía

El plato típico de Cataluña que no se come en el resto de España: es tradicional y del siglo XX

Un plato fácil de preparar y perfecto para el invierno, ya que su calidez y sencillez lo convierten en una opción ideal para los días fríos

La receta sin horno de un clásico universal: el dulce energético que alimentaba a los atletas olímpicos en la antigua Grecia

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España es reconocida mundialmente por su excelente gastronomía. Sin embargo, no todos los platos típicos gozan de la misma popularidad, y algunos han sido considerados poco apetecibles incluso dentro de nuestras fronteras. 

Dependiendo de la provincia y el lugar donde te encuentres, destaca un plato por encima de otros, ya sea por los productos autóctonos de la zona o por su particular forma de preparación. En Barcelona, por el pà amb tomàquet; en Gerona, ofrece platos de "mar i muntanya", Lleida es conocida por la escalivada y la cocina de interior, y Tarragona se caracteriza por platos con productos de la costa y el interior, como los calçots con salsa romesco. 

No obstante, la cocina típica catalana nos encanta porque es un auténtico reflejo del paisaje y la historia de la región: combina verduras frescas de la montaña y pescado y marisco del Mediterráneo; todo ello cocinado de forma sencilla, saludable y llena de sabor. Por ello, en el norte destaca las bolas de Picolat. 

El plato típico catalán

Estas son un plato típico de la Cataluña Norte, concretamente, del Rosselló. Son unas albóndigas tradicionales, que representan lo mejor de la cocina popular. Se elaboran con carne picada de cerdo y ternera (o incluso ternera, cerdo y ternera lechal) mezclada con ajo, perejil y pan remojado. Después se forman bolas compactas que se rebozan ligeramente y se doran. El término 'picolat' proviene del catalán y hace referencia al 'hachis' o carne picada, por lo que su nombre describe su técnica y origen.

Se cocinan lentamente en una rica salsa a base de sofrito de cebolla, tomate, zanahoria, aceitunas verdes y, a menudo, setas acompañadas de alubias blancas o patatas. El resultado es un guiso contundente, sabroso, ideal para platos de cuchara y perfecto para prepararlo con antelación, ya que incluso mejora de un día para otro. Hoy en día es un plato muy valorado tanto en Cataluña como en el sur de Francia debido a su mezcla de sabores mediterráneos, su carácter festivo y la conexión con la cocina de casa de nuestras abuelas.

Boles de picolat / Wikipedia

Boles de picolat / Wikipedia

Esta preparación casera llegó a popularizarse a lo largo del siglo XX entre las familias rurales de esta zona transfronteriza. La receta es, especialmente, apreciada por su capacidad de cocinarse con antelación y mejorar tras reposar, convirtiéndose en un símbolo de la cocina comunitaria y festiva heredada de nuestros antepasados. Meses más tarde, el plato cruzó a la Cataluña española, donde mantiene su estatus como guiso tradicional ligado a reuniones familiares y celebraciones locales.

Por qué gustan tanto las albóndigas

Las albóndigas gustan tanto por múltiples razones. En primer lugar, su textura y sabor son irresistibles: la mezcla perfecta entre carne picada, especias y pan remojado o migas crea una bola jugosa que, al combinar grasas y proteínas, ofrece un grado de untuosidad y consistencia ideal en boca. Además, su simplicidad en la preparación -se pueden freír, hornear, hervir o cocer al vapor- las convierte en un plato versátil y accesible que encaja en cualquier comida, desde entrantes festivos hasta completos almuerzos familiares.

Por otro lado, nos conectan profundamente con la idea de comida casera y nostálgica. Prepararlas suele ser una actividad familiar, ya que está ligada a recuerdos de la infancia y a recetas transmitidas por generaciones.

Este plato es un ejemplo de como el aprovechamiento puede convertirse en un favorito universal por su calidez, su sabor y su capacidad de evocación.