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Gastronomía

Este es el producto típico en Cataluña ideal para acompañar platos tradicionales

En la gastronomía catalana hay un elemento muy presente en gran parte de sus recetas más consagradas, capaz de realzar todo su potencial

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En el corazón del Mediterráneo, existe un ingrediente humilde pero poderoso que ha forjado sabores, recetas y hasta toda una cultura.

Basta un primer roce con el paladar para comprender que es el alma líquida que aglutina memorias familiares, reuniones y celebraciones importantes, y sobremesas que se prolongan hasta el crepúsculo.

En los fogones catalanes, este elemento está presente en cada tapa, en cada receta y cada gesto que busca realzar lo esencial y sacar lo mejor de cada plato, potenciando toda su riqueza. Su presencia es omnipresente, su aroma familiar y su textura, una invitación al disfrute pausado.

Esa joya de la cocina, tan versátil y noble, se convierte en la compañera inseparable de los platos que definen una identidad culinaria rica, local y profundamente mediterránea.

Base de entrantes icónicos

Platos como el pa amb tomàquet, símbolo de la sencillez mediterránea catalana, se sustentan en la generosidad del aceite de oliva. Una rebanada de pan crujiente se transforma al contacto con el tomate maduro y ese hilo dorado que le aporta jugosidad y sabor, elevando lo cotidiano a todo un ritual gastronómico.

Pa amb tomàquet

Pa amb tomàquet Barcelona Turisme

También la famosa escalivada, con sus berenjenas, pimientos y cebolla asados, exige ese toque final del aceite para amalgamar sabores y dar brillo a lo acogedor.

En la preparación del pa amb tomàquet, el aceite de oliva virgen extra ocupa un lugar fundamental: no solo aporta jugosidad, sino que también potencia el sabor de los ingredientes más sencillos.

Variedad catalana

Cabe decir que en Cataluña, es habitual recurrir a variedades locales de aceite, profundamente ligadas a la identidad gastronómica de la región. Entre todas ellas, destaca la arbequina, considerada la reina para esta receta.

La aceituna arbequina da origen a un aceite delicado y equilibrado, con notas afrutadas que recuerdan a la almendra y la manzana. Su textura ligera y su carácter suave lo convierten en el aliado perfecto del pan crujiente y el tomate maduro, aportando sabor sin enmascarar la frescura de los demás elementos.

Así, frente a variedades más intensas y picantes, como la picual o la hojiblanca, el aceite de arbequina resulta más sutil y elegante, ideal para realzar la esencia de un plato tan simple como emblemático.

Ahora bien, Cataluña no se limita a la arbequina. También se elaboran aceites con otras variedades autóctonas de gran prestigio pero que aportan un gran sabor.

La farga, por ejemplo, ofrece un perfil más robusto y profundamente afrutado, mientras que la empeltre, cultivada sobre todo en el sur de la comunidad, se distingue por su suavidad y un toque ligeramente dulce que la hace muy apreciada entre los amantes de los sabores equilibrados.

Presencia en festines tradicionales

Lo cierto es que nada encarna mejor la unión del fuego, la fiesta y la naturaleza catalana que las calçotades, esas reuniones comunitarias en torno a calçots asados al sarmiento.

Samfaina

Samfaina Bon Viveur

El ritual culmina cuando se sumergen los calçots, un producto blanco y alargado con textura tierna, en una salsa que los hermana con el aceite. Hablamos de la romesco o salvitxada, elaboradas con tomates y ajos asados, frutos secos, pan, vinagre y, por supuesto, abundante aceite de oliva.

Esta grasa líquida no solo potencia la untuosidad de la salsa, sino que ayuda a amalgamar sus ingredientes, otorgándole una textura sedosa y un brillo dorado irresistible.

Ensaladas, acompañantes y sabores en auge

La ensalada catalana, donde la lechuga, el tomate, la cebolleta y embutidos como la butifarra se encuentran, requiere un buen chorro de aceite para desarrollar su equilibrio entre frescura, grasa y un ligero toque salino.

Ensalada catalana

Ensalada catalana Getty Images/iStockphoto

Asimismo, la samfaina, mezcla sofrita de hortalizas mediterráneas, se cocina lentamente en aceite de oliva, que extrae y combina los sabores de cada ingrediente, convirtiéndolos en un acompañamiento perfecto para arroces, carnes o verduras.

Aceite y calor: sopas, cocas y más

Las populares cocas, en sus versiones saladas o agridulces, aprovechan las propiedades del aceite para mantener una masa jugosa y sabrosa, sea como base o como aderezo final.

Y los caragols a la llauna, emblemáticos de Lleida, se preparan en una bandeja con un toque de aceite de oliva, pimentón y sal, infundiendo su sabor característico durante la cocción.

Caragols a la llauna

Caragols a la llauna Marta Carnero Flickr

Y es que, aunque se habla poco en los manuales, el aceite de oliva impregna buena parte del recetario catalán con su presencia discreta pero transformadora.

Desde la plancha ligera hasta el brío aromático del sofrito o el acabado de pan con tomate, el aceite rescata lo mejor de cada ingrediente.

Por qué el aceite de oliva es un elemento clave en la gastronomía catalana

  • Origen local y sabores propios: El cultivo del aceite de oliva autóctono y su uso alimentan una tradición gastronómica sostenida por generaciones.
  • Versatilidad que une platos: No hay límite a lo que puede acompañar: desde la brasa hasta los sofritos, pasando por los panes, las salsas y las cazuelas. Es la "columna vertebral líquida" que une cultura, sabor y emoción.
  • Sabor, textura y aroma incomparables: Registra notas verdes, frutales, pimientas suaves y un toque de amargor que dialoga con lo dulce, lo ahumado y lo ácido presente en los platos catalanes.
  • Presencia tanto en lo cotidiano como en lo festivo: Lo mismo está presente en una merienda sencilla que en una gran calçotada. Es parte del día a día y de las celebraciones.

En resumen, se puede observar cómo el aceite de oliva se perfila como la esencia untuosa, fragante y viva de la cocina catalana.

Presente en entradas universales como el pa amb tomàquet, reina en celebraciones icónicas como la calçotada, potencia rellenos, sofritos y masas, y encarna la unión perfecta entre tradición, regionalidad y sabor mediterráneo.