Este es el pueblo catalán del azafrán y está en Tarragona: tiene una iglesia gótica del siglo XIV
- El municipio catalán con un gran patrimonio arquitectónico donde turistear en un ambiente relajado
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En el vasto paisaje de cada región, hay pueblos que parecen estar hechos para sorprender. Son esos rincones especiales donde cada calle y cada plaza cuenta una historia que te atrapa de inmediato. En muchos de estos municipios, la autenticidad se mezcla con la belleza natural, creando un ambiente único que no se encuentra en las grandes ciudades.
Los que están escondidos entre montañas, junto a ríos o en la costa, son testigos de tradiciones que se mantienen vivas y de una hospitalidad que no se encuentra en ningún otro lugar. Estos pueblos no solo sorprenden por su arquitectura pintoresca, sino también por su gente, sus costumbres y por la conexión profunda que tienen con la tierra que habitan.
El pueblo de Tarragona
Santa Coloma de Queralt está situada en la meseta que divide las comarcas de la Anoia, la Segarra y la Conca de Barberá, en Tarragona. El término municipal está formado por las pedanías de Aguiló, Las Rocas de Aguiló y La Puebla de Carivenys.
Las primeras referencias a la población datan del año 976. Alrededor de casi mil años, la villa fue la casa solariega de la baronía de los Queralt, una de las familias feudales más poderosas de la Edad Media y firme aliada de los condes de Barcelona.
Son testimonio los principales monumentos y edificios de la ciudad, como el Castillo de los Condes, hoy convertido en centro cultural y social: conserva la torre de defensa y deja entrever diferentes estilos arquitectónicos como el gótico, el renacentista y el barroco.
La ciudad tuvo una importante comunidad judía situada en el call, el barrio delimitado entre el Patio del Castillo, las murallas, la plaza Mayor y la Plaza de la Iglesia. Su actividad era principalmente mercantil y tuvo especial importancia el comercio del azafrán. De hecho, este pueblo era uno de los principales puntos de venta a nivel catalán: exactamente, en la actual Plaza de la Iglesia. La villa reivindica este pasado vinculado a esta planta con la fiesta Somos tierra de azafrán, que se realiza a principios de noviembre, en tiempos de recogida del cultivo.
Qué ver
Dentro del casco antiguo, hay que destacar la Iglesia gótica de Santa María, una magnífica muestra del gótico catalán del siglo XIV: su campanario tiene más de 40 metros. En su interior, destaca el retablo gótico de San Lorenzo (s. XIV), obra de Jordi de Dios.
La construcción de la iglesia parroquial, que estaría dedicada a Santa Coloma o Santa María, se remontaría a la primera mitad del siglo XIV. Además, cuenta con el estatus de bien cultural de interés local.
Ya fuera del casco antiguo, encontraremos la Iglesia de Santa María de Bell·lloc, su construcción se sitúa en el primer cuarto del siglo XIII. Preside la fachada, una portada románica de medio punto y decoraciones en la arquivolta, capiteles y columnas. En el interior, se conservan los sepulcros del siglo XIV de Pere IV de Queralt y Francesca de Castellnou, una obra única con representaciones de la ceremonia del "Correr las armas".
Otros elementos importantes de la ciudad son las Fuentes de los Caños, fuentes monumentales fechadas en 1614, donde detrás encontraremos los antiguos lavaderos. Es el lugar donde nace el río Gaià, y es también, el inicio de la conocida Ruta de los Molinos, un itinerario que nos descubre diferentes elementos vinculados al aprovechamiento del agua como la esclusa, el acueducto, los molinos harineros o el pozo de hielo.
Somos tierra de azafrán
El azafrán es una especia derivada de los tres estigmas secos del pistilo de la flor de Crocus sativus, una especie del género Crocus dentro de la familia Iridaceae. Se caracteriza por su sabor amargo y su aroma.
Contiene un tinte de tipo carotenoide llamado crocin, que da a la comida un color amarillo dorado. Esto hace del azafrán un componente apreciado en muchos platos de todo el mundo. En España, por ejemplo, se utiliza como componente indispensable de las paellas y también en la confección de arroces, carnes y mariscos.
Asimismo, tiene, diversas aplicaciones en medicina. El azafrán alcanza precios elevados porque su recolección y manipulación es muy delicada y su rendimiento muy bajo. Por su alto valor económico se ha denominado oro rojo, habiendo sido objeto de muy diversas adulteraciones y falsificaciones aprovechando su nombre y su valor.
Es una especia cuyo mercado mundial, tanto en producción como exportación, ha estado siempre encabezado por Irán, seguido por otros países como España, Marruecos, India y Grecia.