En Cataluña, el cava es más que una bebida: es una parte fundamental de nuestra identidad cultural. Nos gusta disfrutarlo en cualquier ocasión: celebraciones, reuniones familiares, eventos especiales o, simplemente, para brindar por la vida. Esta bebida espumosa, originaria de la región del Penedés, ha sido durante siglos un símbolo de tradición, calidad y buen hacer.
Lo que realmente nos enamora del cava catalán es que aquí, a diferencia de otros lugares, se hace bien, con un profundo respeto por la tierra, las uvas y los métodos de producción que han sido perfeccionados a lo largo de generaciones.
El mejor cava catalán
El concurso The Champagne & Sparkling Wine World Championship ha vuelto a premiar, en una de sus categorías, a un cava catalán: el Gramona 2018 Imperial Magnum.
Por segundo año consecutivo, ha sido seleccionado como el mejor espumoso biodinámico del mundo. Eso sí, con distintas cosechas, el año pasado lo hizo con la del 2017 y este con la del 2018.
Este año no es el primero, que un cava catalán gana una categoría en este concurso: en 2021 y 2022, el cava Cordón Negro Brut Magnum de Freixenet ganó los premios National y Regional Champion.
Y, en 2023, fueron dos los cavas galardonados: el Nu Brut Reserva Organic 2020 de Cellers Maset y el Gramona 2017 Imperial Magnum, en las categorías World Champion Organic Sparkling Wine y Champion Biodynamic Sparkling Wine, consecutivamente.
Gramona 2018 Imperial Magnum
Este vino espumoso ecológico despierta pasiones por su carácter afrancesado y por su toque especial que lo distingue de otros productos de su categoría: el licor de expedición, procedente de la solera centenaria de la familia.
El coupage de este espumoso Corpinnat combina las variedades tradicionales de los espumosos del Penedés, Xarel·lo, Macabeo y Parellada con un distinguido toque de Chardonnay. Tras una elaboración tradicional, se crió durante un mínimo de 50 meses en rima. El espumoso tiene una evolución más pausada en botella que su homónimo en formato 75 cl.
Un legado de años
Gramona se encuentra en la región del Alt Penedés, a 30 km al sur de Barcelona. Escoltados, al norte, por la majestuosa montaña rocosa de Montserrat, los viñedos se ven protegidos durante los inviernos más duros.
Ahora se encargan de ella la quinta y la sexta generación de una familia de tradición vitivinícola, que creen que su mayor valor es la experiencia y la humildad que esta proporciona.
Gracias a la proximidad de las tierras a las cuencas de los ríos Noia y Bitlles, cerca de Sant Sadurní d’Anoia, es posible elaborar un espumoso digno de estar en la mesa de los mejores del mundo. Para ello, se alían con una variedad única: la xarel·lo, como columna vertebral. Fieles a una filosofía sostenible, recurren a la agricultura ecológica y a la biodinámica en el cultivo y la elaboración de nuestros viñedos.
A mediados del siglo XIX, la familia empezó a trabajar en la finca de Can Romeu. Desde entonces, han ido sumado viñas que comparten el espíritu calcáreo, cada una con sus particularidades de composición, orientación y textura.