Es increíble lo que nos gustan los postres de Cataluña, región de sabores y de dulces únicos con gran tradición culinaria. La gastronomía catalana tiene ese algo especial que nos enamora desde el primer bocado. Cada postre cuenta una historia, ya sea relacionada con la festividad de un pueblo o con las estaciones del año. Aún así, todos reflejan la calidad de los ingredientes locales y el amor por la buena cocina.
La crema catalana, con su capa de caramelo crujiente y su sabor a vainilla, es uno de los favoritos que nunca pasa de moda. Pero también hay otros postres menos conocidos, como la coca de llardons, una especie de masa hojaldrada con chicharrones; o el mel i mató, un queso fresco, suave y cremoso, que se sirve con miel y, a veces, con frutos secos.
El postre del Penedés
Los carquinyolis son unas pastas dulces y secas, típicas catalanas, hechas a base de harina de trigo, huevo y frutos secos, principalmente, con almendras crudas con piel; aunque también se hacen de avellanas y pistachos. La clave y la principal diferencia entre las diferentes recetas se encuentra en la cantidad empleada de cada ingrediente y la técnica empleada en cada elaboración.
Este postre tiene un origen incierto; sin embargo, las primeras recetas escritas y elaboradas datan del s.XIX en el Alt Penedés.
En Sant Quintí de Mediona, la familia Santacana empezó a hacerlos en el 1881; y los Escalfet, del mismo pueblo, en el 1886, pero en la Laguna datan del 1878. Todas ellas poblaciones con sus propias producciones, marcas y familias que se dedican a la venta y fabricación profesional de los carquinyolis.
Otros municipios de renombre en el mundo del carquinyoli son Caldes de Montbui, Torrelles de Foix o Lavern -un núcleo de población que pertenece a Subirats-.
Carquinyolis: el postre dulce de almendra
Los carquinyolis son, principalmente, de almendra, aunque también se hacen: de avellana, chocolate, café o pistacho.
Una vez explicado el origen medieval, de donde provienen estos dulces, las dos mejores marcas de carquinyoli son:
- Carquinyolis Santo Quinté, especialidades Argemí desde el 1881. Anteriormente eran la familia Santacana.
- Carquinyolis los Escalfet, de la Panadería Escalfet desde el 1886.
El carquinyoli es un producto que se puede consumir todo el año, ya que no está ligado a ninguna estación, celebración o época del año determinada. Sí que se acostumbra a utilizarlos con motivo de actos concretos como fiestas mayores, cumpleaños o como regalo de cortesía a los invitados.
Los carquinyolis se pueden comer a solas, como si se tratara de frutos secos. Sin embargo, existe una serie de maridajes que valen mucho la pena probar: como por ejemplo mojados con bebidas calientes como chocolate, café o leche; con cava o vino dulce; con moscatel o ratafia; acompañados de crema catalana o con maridaje por contraste de sabores como el foie, queso o sobrasada.
Receta de carquinyolis
Hacer carquinyolis es sencillo, te presentamos una receta fácil, rápida y para unas ocho personas. Primero, obtén los siguientes ingredientes:
- 300 g. de harina.
- 215 g. azúcar.
- 125 g. de almendras enteras con piel.
- 60 g. de mantequilla fundida.
- 2 huevos.
- 6 g. de levadura en polvo.
- Aceite de oliva virgen extra.
- Hojas de menta.
A continuación, debemos seguir los siguientes pasos, para su elaboración:
- Pon la harina, el azúcar, las almendras, la levadura, los huevos y la mantequilla fundida en un bol. Mezcla los ingredientes con una cuchara hasta que desaparezca la harina. Pásala a la encimera y amásala a mano hasta conseguir una masa homogénea y lisa.
- Unta la encimera con un poco de aceite. Corta la masa en 4 trozos y amásalos formando 4 cilindros.
- Cubre la bandeja de horno con un trozo de papel y extiende (sin que se toquen entre sí) los cilindros encima. Hornéalos a 180ºC durante 30 minutos.
- Retira la bandeja del horno y espera a que los cilindros se templen. Córtalos (al bies) en rodajas de 1-2 cm de grosor y ponlas de nuevo sobre la bandeja del horno. Ahora, hornéalos a 180ºC durante 10 minutos. Finalmente, sírvelos en una fuente y decóralos con unas hojas de menta.
Para conseguir el toque crujiente en los carquinyolis, es importante tener en cuenta el corte de la masa y el doble horneado. Los cilindros de masa se deben cortar en rebanadas uniformes de 1-2 cm de grosor para conseguir un horneado homogéneo. Y la masa es preferible cocinarla en dos tiempos: los cilindros enteros y después, cortados en rodajas.