Barcelona dispone de una infinita cantidad de masías repartidas por todo el territorio, como también el resto de Cataluña. Son lugares con encanto y una propuesta gastronómica única y tradicional en la mayoría de casos.
Una de esas que merece la pena visitar y comer se sitúa en Mura, uno de los pueblos más encantadores de Barcelona. Su esencia medieval le catapulta como uno de esos secretos que guarda Cataluña repartidos por todo el territorio: se trata de un espacio suspendido en el tiempo. Está en la comarca del Bages y en pleno Parque Natural de Sant Llorenç del Munt i l’Obac. Se encuentra a una hora de Barcelona.
Con un pasado asociado al cultivo de viñas, desde entonces Mura se ha convertido en una población de casas de segunda residencia y de usos turísticos. Una escapada perfecta para todos aquellos que quieran huir de las grandes urbes y las zonas tensionadas.
El pueblo cuenta con varios restaurantes exquisitos para hacer las delicias de los visitantes, pero sobre todo destaca una masía que apuesta por la gastronomía catalana y se encuentra incrustada en una roca. ¿Quieres saber más?
Una masía catalana original y selecta
Cerca del centro de Mura se encuentra el Puig de la Balma, una original (y curiosa) masía excavada en la roca. El edificio aprovecha la gran cavidad de la roca con ventanas defensivas, ahorro de materiales y estabilidad térmica. Un total de 25 generaciones anteriores han ocupado este espacio: en la actualidad sigue en posesión de la misma familia.
La zona en concreto, además del restaurante, cuenta con bodega, capilla y casas, donde actualmente, de hecho, reside la familia. Lo más curioso es, sin duda, los distintos elementos arquitectónicos que reúnen los espacios de diferentes épocas.
También cuenta con un museo, que es un testimonio de la vida rural catalana. Consta de diversas salas con dependencias típicas de la casa de la época: dormitorio, cocina y demás salas destinadas a la agricultura.
¿Qué puedes comer en la masía de Mura?
El Puig de la Balma es un restaurante que apuesta por un menú cerrado que hará las delicias de los amantes de la comida de masía. Entre sus propuestas, aparecen algunos platos como ensalada con embutidos artesanos, cordero a la brasa y conejo al ajillo o carquiñoles con mistela, entre otros. Su precio asciende hasta los 28 euros e incluye también postre, pan y bebida.