Francisco José Salazar, exdirigente del PSOE / EP
Francisco José Salazar Rodríguez, Paco Salazar para los amigos (Montellano, Sevilla, 1968), no se subió el célebre Peugeot con Sánchez, Cerdán, Ábalos y Koldo porque no cabía, pero seguro que los acompañó en espíritu, ya que, a su manera, colaboró todo lo que pudo a la hora de que el actual presidente de la nación llegara a serlo, pues a resiliente y proactivo no le ganaba nadie.
Tras un tiempo de no ser muy conocido por la ciudadanía, ahora, ¡por fin!, le ha llegado su turno y ya es la nueva estrella rutilante del PSOE en ese más difícil todavía de lo impresentable y lo costroso en el que anda metido el gobierno más progresista de la historia desde hace unos pocos añitos. Hay que reconocerle, eso sí, que no ha alcanzado el estrellato gracias a la mangancia que se les supone a sus antecesores. Es verdad que su paso por el Ayuntamiento de Dos Hermanas fue un poco turbio, ya que cobraba sin ir a trabajar, pero tenía la coartada de que el Gran Jefe lo necesitaba en otros destinos (entre ellos, Moncloa).
Fue en el palacio de la Moncloa, donde ejercía de Director de Análisis y Estudios del Gabinete de Presidencia (especialmente preparado gracias a su título de perito agrícola y a sus estudios de Ciencias Políticas en la universidad a distancia), donde se hizo notar, especialmente entre sus subordinadas. Siendo el hombre de natural chisposo (sus amigos del pueblo lo recuerdan de copas con los compadres y pateando el suelo de las discotecas), no dudó en aplicar su peculiar sentido del humor y su alegría de vivir al entorno laboral, ya fuese intentando verle las bragas a alguna compañera que se agachara o saliendo del baño con la bragueta abierta, que se subía en las narices de la primera mujer que se le ponía a tiro.
Huelga decir que esta jovialidad torrentesca y esa manera de fomentar la confianza con sus subordinadas no fue del agrado de éstas, que, tras mucho aguantar las groserías del amigo Paco, decidieron denunciarlo a la superioridad. Donde no se les hizo el menor caso, como cuando en el ambiente podemita estallaban los casos de los rijosos Errejón y Monedero y todas las progresistas del partido, las del "¡Yo sí te creo, hermana!", miraban hacia otro lado. En el PSOE pasó tres cuartos de lo mismo, con lo que las quejas del mes de junio pasado no se han tomado en consideración hasta noviembre, cuando Paco, Paco, Paco estaba a punto de ser nombrado adjunto a la nueva secretaria nacional del partido, Rebeca Torró, llamada a hacer olvidar a la población a sus desastrosos predecesores.
En el PSOE, como ya tienen por costumbre, se han disculpado por el último desaguisado, y supongo que Sánchez no tardará en salir a decir que apenas conocía a Paco. Normal, si no conocía a Ábalos y puede que no sepa quien es esa tal Begoña que insiste en vivir con él su casa, no esperaremos que se fijara en el rijoso de Montellano, ¿verdad?