Cani Fernández, presidenta de la CNMC, en una fotografía corporativa

Cani Fernández, presidenta de la CNMC, en una fotografía corporativa Cedida

Examen a los protagonistas

Cani Fernández

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La opa del BBVA al Banco Sabadell ha decaído por falta de apoyo de los accionistas. El intento de compra forzosa no ha llegado a buen puerto, pero por el camino, las posturas han quedado claras. Casi toda la sociedad en conjunto, y los actores económicos, políticos y sociales, se posicionaron.

En cuanto a la Comision Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), su proceso de decisión fue errático. Era evidente desde el principio que la operación carecía de consenso económico y ciudadano. El regulador y supervisor aprobó el movimiento de mercado, aunque con condiciones. 

Quizá fueron insuficientes. Desoyó lo que era un auténtico clamor económico, y se enfundó el traje de tecnocráta partidista. Por si fuera poco, no trazó con rigor el camino para una segunda opa. 

En paralelo, el consejero nombrado a propuesta de Junts en la Comisión, Pere Ferrer, ocultó que había dado apoyo a la operación. Sumió a la CNMC en una pequeña crisis de reputación de la que aún no se ha recuperado.